Luis Javier Garrido
El artículo

El artículo de Carlos Salinas de Gortari titulado ``¿La globalización, es inevitable?'', publicado el pasado 30 de mayo en la página 56 del diario madrileño El País, no es nada más, como se ha pretendido hasta ahora en los escasos comentarios que ha suscitado, un nuevo intento de éste por defender su desastrosa gestión económica. Es mucho más que eso: constituye una advertencia a los mexicanos.

1. El individuo que ha logrado hasta ahora escapar a la justicia nacional e internacional busca con este texto recordarle otra vez a la derecha mexicana y a la administración de Bill Clinton sus servicios prestados al coadyuvar al desmantelamiento del Estado surgido de la Revolución Mexicana, argumentando así su derecho a la impunidad y a que sus intereses financieros y económicos sean respetados, pero también a seguir interviniendo en la vida política nacional ante los múltiples errores oficiales.

2. Tras acusar al gobierno de Zedillo de no entender los problemas de México y de carecer de una política social (como la que él supuestamente sí tuvo) y de estar poniendo en riesgo en consecuencia tanto el proceso de globalización neoliberal en nuestro país como su estabilidad política, con una desvergüenza sin par Carlos Salinas se asume nada menos que como un guía para México en el año 2000: como si la sociedad civil mexicana no existiera y nada hubiese acontecido en México durante los últimos cuatro años.

3. El texto de Carlos Salinas constituye un escándalo lo mismo por el cinismo con el que busca blanquear su imagen un individuo acusado de cometer múltiples delitos contra la Nación y de ser un agente de los cárteles, que por el hecho de que un diario que se asume como democrático dé cabida como colaborador a un presunto delincuente de Estado. Es también no obstante un hecho que merece analizarse pues da luces sobre las querellas de las facciones en el poder, del grado de descomposición del grupo gobernante y del sometimiento de Zedillo al narcosalinismo, lo que explicaría las políticas oficiales hacia los pueblos indios o frente a los bancos.

4. La publicación de este artículo da al traste de tal suerte con la costosa campaña oficial pretendiendo que Ernesto Zedillo ya manda en el gobierno y que los salinistas han salido del gabinete. Las desavenencias que a cuatro años del homicidio de Colosio pudieran tener Ernesto y Carlos no son de fondo sino de forma, y no cuestionan los acuerdos de ambos de 1994 y de 1995. No son mayores de las que pudieron haber tenido, por ejemplo, Frank Nitty y Bugs Moran, porque están subordinadas a un objetivo común.

5. Carlos Salinas, como se sabe, heredó de su padre Raúl Salinas Lozano, conocido como El Padrino, no sólo un viejo estilo para hacer política fundado en componendas y arreglos clandestinos, sino una serie de relaciones personales, que administró su hermano Raúl, con prominentes hombres de negocios y con los principales capos, y eso le permitió construir un imperio de poder como ningún otro ex presidente mexicano, que hoy en día se halla casi intacto: por los servicios prestados a los intereses de la globalización.

6. El economista austríaco Joseph A. Schumpeter, a quien Salinas gusta de citar, al buscar una explicación del imperialismo se preguntaba por eso: ``¿qué grupos sociales forman la cabeza de lanza de la política imperialista?''

7. ¿Qué más podría explicar que sigan siendo intocables Carlos Cabal Peniche y El Divino, al igual que Roberto Hernández, Carlos Slim o Alfredo Harp, Justo Ceja o los miembros del clan Salinas? ¿O que las evidencias de los delitos cometidos por Raúl hayan sido tan mal presentadas?

8. El escenario que se planteara Salinas al salir de Los Pinos se ha ido reformulando pero sigue respondiendo a lo que es el interés principal del grupo: el de conservar el poder. En su artículo, que es también una reacción ante la operación Casablanca, Salinas se empeña en advertir a Washington y a la oligarquía mexicana que el proceso de globalización sí es reversible (lo que por supuesto todo mundo sabe) y que éste se halla en riesgo en México pues hay una creciente oposición a las políticas neoliberales por los errores cometidos por Zedillo, lo que según él estaría conduciendo a una ``alianza inconcebible'' de aquellos intereses afectados por su gobierno, que comprendería lo mismo a pequeños negocios que a grandes oligopolios, a intelectuales de izquierda como de derecha. A Salinas se le olvida que los intereses afectados por él y por Zedillo han sido los de la mayoría de los mexicanos.

9. El espectáculo que dan los tecnócratas es sin duda patético, pero ellos siguen cumpliendo su papel: Salinas pontificando como si nada y Zedillo disfrutando de sus escasas parcelas de poder, como acontece en el caso de Chiapas donde se sigue tiñendo las manos de sangre.

10. México requiere con urgencia de otras políticas, pero no se va a iniciar un verdadero proceso de cambio mientras no se desmantele a esa oligarquía narcofinanciera que sigue detentando el poder político.