Gravitará Casablanca en la sesión especial que comienza mañana
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 6 de junio Ť Bajo la sombra de la disputa diplomática por la operación Casablanca, centrada en los problemas de cooperación en la lucha antinarcóticos internacional, la Organización de Naciones Unidas inaugurará este lunes su sesión especial de la Asamblea General sobre el Problema Mundial de las Drogas, con el objetivo de señalar el carácter mundial del tema y subrayar la necesidad de la cooperación multilateral para enfrentar el problema.
Representantes de más de 150 países, entre ellos los jefes de gobierno de casi 30, participarán en esta sesión especial, inicialmente propuesta por el mandatario mexicano Ernesto Zedillo en 1994, que se realizará del 8 al 10 de junio. Los primeros oradores el lunes serán el estadunidense Bill Clinton y su colega mexicano Ernesto Zedillo quienes, según fuentes de la Casa Blanca, se entrevistarán en privado en algún momento ese día. El tema de su reunión, entre otros, será Casablanca.
Se ha programado que Clinton estará acompañado por el zar antidrogas Barry McCaffrey y por la procuradora general, Janet Reno, entre otros miembros de su gobierno.
Según la embajada de México en Washington, la sesión especial se enfocará en ``el carácter global de este tema y la inefectividad de medidas unilaterales, y un llamado a la necesidad de fortalecer la cooperación internacional contra las drogas ilícitas y crímenes relacionados con éstas, con pleno respeto a la soberanía, leyes y jurisdicción territorial de cada Estado''.
Pino Arlacchi, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de las Drogas, afirmó recientemente que esta sesión especial ``debe ser un momento decisivo para que el mundo avance con energía renovada en la fiscalización de las drogas. Hay muchas razones para el optimismo en este sentido: un clima políticamente más cooperativo, libre de las divisiones ideológicas entre Oriente y Occidente y entre el Norte y el Sur; tecnología avanzada, como los sistemas de vigilancia por satélite; y el conocimiento acumulado en materia de actividades de fiscalización de drogas''.
En la sesión extraordinaria se espera que la Asamblea General adopte un borrador de declaración política, elaborado durante la reunión preparatoria para este evento en marzo, donde se establece una ``estrategia mundial'' que busca abordar de forma simultánea diversos rubros del problema de las drogas con un objetivo: una gran reducción de la oferta y la demanda para el 2008.
El documento incluye como elementos fundamentales la reducción de la demanda como ``pilar indispensable del enfoque global para luchar contra el problema mundial de las drogas'', y un compromiso de los países para desarrollar estrategias y programas antes del 2003, y lograr resultados ``importantes y mensurables'' para el año 2008.
La reafirmación de ``adoptar un enfoque global'' en torno a la eliminación de cultivos de plantas narcógenas y el desarrollo alternativo, es el otro elemento, junto con compromisos para trabajar en el marco del programa antinarcóticos de la ONU, y el rendimiento de informes cada dos años sobre los esfuerzos para cumplir metas establecidas en los programas y estrategias de cada país.
Seis temas serán examinados en la sesión: sustancias precursoras, anfetaminas, cooperación judicial, blanqueo de capitales, reducción de demanda, y eliminación del cultivo ilícito, junto con el desarrollo alternativo.
Aunque se definen fechas, 2003 y 2008, para la elaboración y desarrollo de estrategias dentro de un marco mundial de cooperación, hay pocos detalles sobre acuerdos concretos más allá de reiteraciones de cumplir con convenciones internacionales anteriores sobre drogas y afirmaciones de compromisos para trabajar colectivamente.
Los casi 150 discursos programados para pronunciarse durante los tres días de sesiones reiterarán estas promesas, cada uno seguramente con mensajes implícitos dependiendo del país, y todos afirmarán su compromiso de cooperación.
Aunque para México y otros países del sur seguramente es un logro significativo que en esta sesión se dé un enfoque igualmente prioritario al problema de la demanda --ya que eso es asunto principalmente manifestado en los países del norte--, aún no hay elementos concretos sobre los cuales se podría decir que exista un cambio de fondo en las estrategias internacionales antinarcóticos promovidas ante la ONU en el pasado.
De hecho, funcionarios estadunidenses señalaron esta semana que el evento es más simbólico que sustantivo. Insistiendo que es positivo por el hecho de enfocar la atención de la comunidad internacional en el asunto, reconocieron que en lo concreto no es más que una ratificación de acuerdos o estrategias ya existentes entre diversos países y regiones.
Pero fuentes de la ONU y de algunos gobiernos insisten que el plan para eliminar el cultivo de coca, opio y mariguana para el 2008, con un esfuerzo paralelo de reducir severamente la demanda, además de promover el desarrollo alternativo de cultivos --todo con un precio de alrededor de 5 mil millones de dólares para los próximos diez años, según informó el diario Wall Street Journal--, representan un avance real.
El lavado de dinero
Pero de acuerdo con el diario, el tema clave será el de la propuesta para controlar el lavado de dinero. Según la ONU, el comercio mundial de drogas ilícitas ha llegado a cerca de 400 mil millones de dólares en ventas al menudeo al año.
Las ganancias de este comercio se blanquean a escala mundial. Sin embargo, según la ONU sólo 30 por ciento de los países miembros han firmado la convención del organismo mundial de 1988, que establece que el lavado de dinero del narco es un delito penal.
La propuesta que se presentará para su aprobación a la sesión especial es, según Arlacchi, ``una iniciativa atrevida por la abolición del secreto bancario a nivel mundial para cualquier investigación sobre el crimen organizado, no sólo narcóticos... es extremamente importante''.
Para otros, sería cambiar toda la estructura de los bancos privados, la empresas internacionales establecidas para ocultar la identidad de sus clientes.
Sin embargo, pocos esperan más de los 150 discursos sobre la cooperación contra el mal de la droga. Y en privado, algunos estarán más interesados en evaluar si iniciativas como la operación Casablanca son, realmente, la definición de ese concepto de cooperación internacional.