Decía Hölderin que ``allí donde está el riesgo está también lo que salva''. Ojalá sea el caso de la convocatoria emitida por la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados para organizar una reunión los días 18 y 19 de este mes, en Acapulco, en la que desahogará una agenda que parece cubrir todos los temas imaginables sobre la educación superior, y cuyo propósito, se supone, es reformarla a través de cambios legislativos.
Riesgo a la vista: enfrentamos un asunto crucial para el futuro del país extremadamente complejo y delicado, entre otros motivos porque México ha vivido desde hace varios años una permanente presión por reformar su Universidad orientándose por el modelo estadunidense. Las recomendaciones de una comisión ad hoc de la OCDE, de hace un par de años, es un ejemplo entre muchos.
Es imposible esperar de la reunión de Acapulco EL acuerdo sobre LA reforma universitaria. Si la Comisión está actuando seriamente --no tenemos por qué creer otra cosa--, podemos esperar un buen programa de trabajo, en el que podrían participar diversos sectores de modo que sea una reforma en conocimiento de causa sobre los procesos de generación y transmisión de conocimientos, sobre el sentido de las reformas de la Universidad que actualmente se procesan en Europa y en Estados Unidos, sobre las razones e historia de la organización de la enseñanza de las disciplinas en las licenciaturas mexicanas, sobre cuáles son sus problemas específicos, en fin, sobre ¿cuál educación para cuál país?
En el caso de Francia, por ejemplo, una Comisión de alto nivel presidida por Jacques Attali produjo un vasto documento inicial titulado ``Por un modelo europeo de enseñanza superior''. A ello seguirán muchos estudios de detalle. En la Introducción del documento de Attali, entre otras cosas, se dice: ``Más que nunca el desarrollo y la calidad de vida de una nación dependen de su nivel cultural y científico, el que depende a su vez, en gran parte, de su enseñanza superior. Hoy en día --en Europa como en cualquier parte del mundo-- la enseñanza superior confronta tres grandes problemas: el crecimiento de la demanda de conocimientos, la diversificación de las disciplinas a enseñar y el encarecimiento de la enseñanza''.
Attali, quien además de tener una importante producción intelectual fue ministro de Mitterrand y director del Banco Europeo de Reconstrucción y Fomento, pondera las grandes ventajas de la descentralización involucradas en la extensión del mercado a prácticamente todas las actividades humanas, pero advierte de las graves amenazas del mercado como rector de la Universidad: ``ahí donde el mercado rija la enseñanza superior, su presupuesto disminuirá, dado que no tendría en cuenta las necesidades colectivas sino sólo la demanda privada solvente. Estaríamos en presencia, como en todo mercado de bienes de consumo, de una distinción creciente entre productos de escala superior y productos de masa. Es decir, frente a una jerarquización, por el dinero, de la oferta de enseñanza superior.'' La conclusión llega pronto: ``veríamos acumularse de generación en generación las experiencias culturales del grupo social privilegiado y agravarse las inequidades frente al saber. Además sólo los mejor formados tendrán entonces acceso a las nuevas tecnologías, que transformarán la naturaleza de los conocimientos y los modos de enseñanza.''
``Si esa evolución, aún balbuceante a la escala del planeta, se concretara en Francia --advierte Attali--, barrería todos los cimientos de la República; la igualdad de acceso al servicio público de la enseñanza, que es uno de sus mayores principios, no sería garantizada más. En consecuencia, Francia sería invalidada en su naturaleza misma''.
Estamos frente a un asunto de gran magnitud. Algunos pensamos que la licenciatura mexicana --que en buena parte es un producto con rasgos propios, nacionales-- muestra signos de agotamiento y es necesario reformarla.
Advirtamos que los cambios legislativos con frecuencia no van más allá de lo estructural organizativo y de las formas de gobierno; esto es de gran importancia, pero lo crucial sería que la ley facilitara la reforma de la academia, algo que sólo la academia misma sabe hacer. Demos el alerta.