``Impagable'', la deuda del Fobaproa: López Obrador
Jaime Avilés Ť Si el Poder Legislativo reconoce los 600 mil millones de pesos que el Ejecutivo federal gastó de forma ilegal para favorecer a un puñado de banqueros, y si de acuerdo con la iniciativa del presidente Ernesto Zedillo el Congreso de la Unión convierte ese fondo en deuda interna, los efectos para la economía nacional serán desastrosos, alertó Andrés Manuel López Obrador.
``De 271 mil millones de pesos calculados para la deuda interna de 1998, ésta subiría a 953 mil millones de pesos en 1999, a 974 mil millones de pesos en 2000, a un billón 541 mil millones de pesos en 2004 y a 2 billones 561 mil millones de pesos en 2008... en el mejor de los escenarios. En el peor, dentro de 10 años estaría en 3 billones 458 mil millones de pesos. Y no pongas mmp; esto no es para economistas, sino para la gente''.
Durante una entrevista concedida a La Jornada hace unos días, en el curso de una gira por el estado de Veracruz, López Obrador, líder nacional del PRD, hizo un paréntesis didáctico: ``Supongo que estamos claros sobre lo que significa deuda interna. La deuda interna es todo el dinero que el gobierno debe en Certificados de la Tesorería (Cetes) o en Bonos de Desarrollo (Bondes), o en otros papeles que vende al público para conseguir plata, quintos, lana, liquidez. No sé si me explico. O sea, la deuda interna es todo el dinero que el gobierno le debe a los dueños de esos papeles, más las deudas que tenga con organismos financieros como Nafin, o los créditos que debe pagar a otras instituciones nacionales. La deuda externa, en cambio, es todo el dinero que se le debe al mundo exterior. Y la interna y la externa forman la deuda pública, o sea, lo que debemos todos los mexicanos''.
Fobaproa, un error histórico
Primero en Jalapa ante unas 800 personas, más tarde en Xico, ante 400, el pasado jueves el dirigente nacional del PRD contó la historia del Fobaproa desde el principio. ``Cuando estalló la crisis de diciembre de 1994, al doctor Zedillo no se le ocurrió otra cosa que salvar a los banqueros. Sin pedirle permiso al Congreso, se puso a firmar pagarés avalados por el gobierno federal, y de este modo les dio a los banqueros 553 mil millones de pesos. Ahora, a dos años de acabar su gestión, el Presidente de la República le pide al Congreso que toda esa montaña de dinero que se movió ilegalmente, sin autorización de nadie, de la noche a la mañana se convierta en deuda pública a través de la deuda interna. Ese dinero equivale al presupuesto de Veracruz para los próximos 50 años. Aunque se pueden hacer muchas otras comparaciones''.
Horas después, en la camioneta que viajaba de Xico a Córdoba, López Obrador dijo que hace varios meses la dirigencia del partido a su cargo ordenó un estudio a fondo sobre el Fobaproa. Es tan grave el asunto, añadió, que ``el PRD no va a permitir que nos vuelvan a decir `háganse a un lado, ustedes no se metan, sólo nosotros sabemos cómo se hace'. Eso ya no. Este es un problema histórico; la solución la tenemos que discutir y decidir entre todos los mexicanos''.
Una deuda impagable
Ante la segunda taza de café de la mañana siguiente, luego de haber dormido sólo tres horas en esos días de campaña electoral por Veracruz, López Obrador descubrió otro ángulo del problema del Fobaproa: ``El gobierno se podría ahorcar solo si el Congreso aprueba, como está, la iniciativa presidencial de Zedillo. Escucha''.
Y procede a leer, traduciendo al lenguaje de la calle:
``En los años ochenta, el sector privado era dueño de la mayor parte de la deuda interna, o sea, de los bonos de deuda que el sector público, es decir el gobierno, había vendido para conseguir liquidez, o sea dinero en efectivo. A finales de esa década, hubo un intercambio entre la deuda en papel, o sea los bonos de deuda que tenía el sector privado, y los activos reales, como bancos y empresas, que tenía el sector público. Pero esos bancos eran los que el gobierno expropió en 1982 y esas empresas eran las paraestatales que habían subsidiado los contribuyentes. En ese momento, cuando el gobierno redujo la deuda interna, que se comía 23 por ciento del PIB y generaba inflación, tenía activos reales para darlos a cambio de esa deuda.
``Hoy día, el gobierno ya no tiene activos reales para comprar y, en consecuencia, reducir la deuda interna. Ha invertido 67 mil millones de dólares en la banca privada, pero en el futuro no podrá usar esa inversión ni siquiera para comprar a los banqueros esos bonos de deuda interna. Los banqueros dispondrán de un activo real (la banca) y de un activo monetario (los bonos de deuda del gobierno, que les seguirán pagando intereses), mientras que el gobierno no tendrá activos y sólo tendrá deudas, que lo seguirán desangrando.
``Por lo tanto, para la sociedad sería inaceptable que el gobierno privatice las utilidades y nada más socialice las pérdidas. A principios de los noventa, el gobierno recibió 12 mil millones de dólares por la venta de los bancos (según Pedro Aspe). Hoy lleva gastados 67 mil millones de dólares únicamente para mantener la banca a flote, sin hacerla atractiva ni siquiera para los compradores extranjeros. Entonces, nadie podría aconsejarle al doctor Zedillo que formalice esta deuda a través del Congreso sin obtener a cambio nada de los banqueros.
``El mayor problema que plantea la deuda del Fobaproa es que no se puede liquidar. El gobierno la tiene que sobrellevar en las finanzas públicas, pero aun si tuviera dinero en efectivo para pagarla, supongamos que con ingresos petroleros extraordinarios, el Banco de México estaría obligado a retirar ese dinero de circulación para evitar una espiral inflacionaria. Y el gobierno tendría que poner a la venta más bonos de deuda.
``Si en el futuro se presentan choques de confianza, como dicen los economistas, o inestabilidad en los mercados financieros, el gobierno tendría que subir las tasas de interés para evitar que los dueños de los bonos de deuda quisieran vender esos papeles, que por ley el gobierno estaría obligado a comprar en su totalidad, con dinero o activos reales que, ya lo dijimos, no tiene.
``Si suben las tasas de interés, los únicos beneficiarios serían de nuevo los banqueros, por el solo hecho de poseer esos bonos de deuda que hoy el Congreso tiene la facultad de aprobar. Pero si el Congreso legaliza la deuda del Fobaproa, el día de mañana, cada vez que suban las tasas de interés, ya no podrá mantener el gasto social ni siquiera en los niveles actuales, que son insuficientes''.