Fiesta para el mal del alma
Eduardo Villegas Ť Independencia es una calle, de momento, llena de blues. La palabra blues surge desde el círculo azul que flota sobre el fondo del escenario. De ahí se proyecta hacia los pasillos donde se agrupan los chavos y su atuendo desparpajado; llega también al grupo de damas que representan tres o cuatro generaciones, a juzgar por su edad; se encuentran también los adultos --viejos lobos del blues-- sedientos, que buscan satisfacción en esta primera jornada del festival.
Tercera llamada y todos corren a ocupar su lugar y el blues suena en el foro del teatro Metropólitan y entonces el alma despierta de la mejor manera y el ambiente se comienza a calentar.
Muchos años después, el noveno Festival de Blues inicia con Shirley Johnson y Gospel Supremes. Atrás de ellas la triple amenaza, Maurice John Vaughn, porque toca la guitarra, el saxofón y canta a los placeres de la carne como pocos. Quien lo dijera, es una estrella y acompaña desde el inicio a las Gospel Supremes. El escenario es su hábitat y su voz nuestra alegría. Después, la locura ya es inmensa; cierra Eddie Shaw y Wolf Gang. Esta noche es para no dormir. Alguien en la obscuridad aúlla y amenaza con incendiarse. Muchos más lo acompañaremos. Es sólo la primera noche y Sista Monica aplaude con el resto de su grupo desde una de las filas. Esto es una fiesta.
La frescura del ambiente se prolonga ante los pasos tranquilos que nos conducen al interior. El alma marcha adormecida detrás de la edecán que nos entrega un programa y nos ubica en nuestro lugar sin apresuramiento. Los carteles, compactos, vasos, encendedores, mismos que se ofrecen en la entrada, no llaman tanto la atención; el blues sí. Todas las edades. La parte baja del teatro esta llena, arriba aúllan, como si estuviera a reventar. Primera llamada, primera. Faltan dos conciertos y apenas es viernes. Hoy y mañana, aquí, y el domingo con la banda de Iztapalapa.
Pablo Espinosa Ť A Sista Monica le ha tomado poco tiempo convertirse en ``la voz de las mujeres en el blues. La mayoría de mis escuchas son mujeres, me han tomado como una portavoz, me dicen que lo que canto, lo que digo en mis canciones es lo que siempre han querido decir por ellas mismas. Mis temas predilectos: el amor, el sexo, el mal del alma, el desconsuelo, los engañados, la felicidad, la vida. Me importa mucho que la gente entienda, escuche lo que canto; las palabras en el blues contemporáneo son tan importantes como la música; es tan bueno bailar y pasarla bien con el blues como entenderlo. Así como la sociedad ha cambiado, la imagen social de la mujer también. Yo soy una de las mujeres del blues contemporáneo. El blues ha cambiado, entonces, para bien''.
Sista Monica es una de las figuras principales del IX Festival Internacional de Blues, que inició anoche en el teatro Metropólitan. Nacida en Indiana, se crió en la tradición del gospel como cantante en coros de iglesias en Chicago, de donde emigró a California, región que ha puesto en el mapa del blues desde 1992, cuando grabó su primer compacto, Get out of my way y desde donde irradia una de las presencias mayores en el ámbito canoro del gospel, soul y blues.
La personalidad, física y musical, de Sista Monica es impresionante. El rango de su tesitura alcanza del gemido al grito, de las caricias desde la garganta a lo Billie Holiday al shout extremo. En su estilo, personalísimo, los críticos han hallado por igual el aroma vocal de Etta James, el clasicismo de Ruth Brown, el espíritu amoroso de Katie Webster, la plenitud soul de Aretha Franklin, la tradición gospel-soul de Mavis Staples, la energía de Tina Turner pero también una suma de hallazgos musicales donde los dinamos de James Brown y Stevie Wonder cintilan al lado de las ideas propias de Sista Monica, quien es autora de las letras y la música del material que interpreta, así como productora de sus conciertos y sus discos.
El respeto de los bluseros
Sista Monica debutará en México esta noche. Con la Chicago Blues Band de Maurice John Vaughn y la tradición enarbolada por Shirley Johnson y las Gospel Supremes, Sista Monica sellará la velada de este viernes en el teatro Metropólitan.
Sista Monica, en entrevista:
--¿Cómo vive una blues-woman el mundo del blues, otrora mayoritariamente masculino en esencia, en sus letras?
--Fundamentalmente, los hombres del blues me respetan. Compiten entre ellos, pero no conmigo. Me aceptan como una artista que llega al blues con voz y personalidad propias, así que lo que obtengo del mundo masculino del blues es antes que nada respeto.
--Su canción I'm a woman ofrece, por ejemplo, una idea casi contraria a la de los viejos blues respecto de la mujer ¿cuál es el contexto?
--Esa canción la escribí en 1995. Estaba en la sala de mi casa conversando con un caballero que escribía canciones para Katie Webster y que se llama Vasti Jackson. El me preguntó de pronto: ¿quién eres? Soy una mujer, man, le dije. Pero ¿qué clase de mujer?, replicó Vasti. Una mujer fuerte, repliqué. ¿Entonces puedes hacer lo que quieras? Claro, le dije: mira, puedo ser presidente de Estados Unidos, puedo ser abogado, doctor, amante, madre. Y así, nos pusimos a escribir eso y nació esa canción, entre los dos.
--¿Conscientes de que las letras del blues decían a veces lo contrario?
--Sí, eso puede ser cierto, pero yo no me dejo llevar por lo que las letras del viejo blues dicen, sino por lo que yo digo y a eso luego le pongo música hecha por hombres a quienes les pido exactamente esa música, porque es la que me inspira, la que deseo y así puedo llegar a otras personas, a través de esa conjunción, de música y letra. De ideas.
--¿Cuáles son los temas de los que más te importa escribir, cantar?
--De lo que más escribo es del amor, del sexo, los males de amor, los desengaños, de la gente que engaña, de los que hacen mucho ruido y pocas nueces. Hice una canción que titulé Never say never porque ¿te has puesto a pensar cuántas veces decimos nunca? Entonces decidí que tenemos que superar eso los humanos, así que escribí esa canción. De manera que muchas de las letras que escribo son como consejos a los demás. Cuando la gente sale de mis conciertos van diciendo: esta Sista Monica nunca dice nunca. También cuenta que pasé tres años de mi vida en el servicio militar (Sista Monica obtuvo, en sólo dos años de carrera en la Marina estadunidense, el grado de sargento) y esa experiencia fue fundamental para mí, porque entre otras cosas adquirí el don de mando y eso lo puedes notar cuando estoy en el escenario, un sentido de autoridad que me sirve para mi propia música. Me importa mucho que la gente ponga atención a lo que canto.
La tradición y lo contemporáneo
--¿Te parece que las letras de los viejos blues dicen menos?
--Lo que hay en el pasado del blues es tradición, entonces lo que podemos decir es que el blues de antes era más tradicional. Yo soy una de las artistas del blues contemporáneo. Estuve nominada por la WCND como la mejor cantante de blues contemporáneo en Estados Unidos. ¿Qué es lo que me hace diferente? quizá que no recurro tanto, como los demás, a las estructuras demasiado tradicionales, o quizá es que los demás recurren demasiado a los contenidos típicos del blues del pasado, o a los mismos patrones rítmicos, mientras que lo mío tiene mucho más de up beat, más de cosas a lo James Brown, de Stevie Wonder, de elementos jazzísticos, más síncopa, patrones armónicos diversos. Es, entonces, un blues muy diferente.
--¿Qué es hoy el arte del blues?
--Es una manera en que la gente puede sanar su alma. De eso estoy convencida. Si realmente te gusta y disfrutas de las letras y el canto de una artista de blues, entras entonces en un proceso de curación y si eso lo compartimos con otras personas, ellas quedarán tocadas por algo divino porque están sintiendo lo mismo que nosotros en el mismo momento. El blues es una música muy neta y también muy curativa. Cura el corazón y te hace sentir en paz contigo.
-¿De qué manera ha cambiado el mundo del blues con las blues-women como tú?
--Como el mundo ha cambiado socialmente, la mujer es más aceptada socialmente como contribuyente al mundo del blues. Tenemos estudios, estamos mejor preparadas cada vez. Antes de ser cantante de blues, yo me gradué en ingeniería de sistemas y puse una empresa propia, independiente, con la que trabajé para grandes corporaciones de la computación en Estados Unidos. Las nuevas generaciones estamos mejor preparadas y eso eleva nuestra presencia en todos los ámbitos. Hoy no puedes ser simplemente una buena cantante de blues, tienes también que tener un sentido de la realidad en la que te desenvuelves.
``Porque hubo un tiempo en el que las mujeres no podíamos fumar, no podíamos votar, hubo un tiempo en que las mujeres no podíamos hacer muchas cosas, pero hoy sí podemos hacer muchas cosas y como resultado de eso nos hemos preparado para un nivel de pensamiento diferente. La buena noticia es que las oportunidades están ahí, para expresarnos en áreas cada vez mayores y eso lo agradecen los hombres inteligentes. Porque a los hombres inteligentes les gustan las mujeres de verdad. Todo está mejorando para nosotras. Y todo eso está en mis blues, por eso muchas mujeres me han tomado como su portavoz, como una champion del blues contemporáneo.