La Jornada 14 de junio de 1998

Protegieron al Angel y la Diana soportó la euforia del 3-1 a Sudcorea

Ricardo Olayo Ť Insuficientes las manos para apoderarse de los enormes senos de la Diana Cazadora, los fanáticos futboleros montados en ella, sólo alcanzaron a cubrirla con la Bandera Nacional, en una ceremonia lúdica que incluyó nadar en su fuente, pintar con aerosol las caderas de las mujeres y cometer actos de vandalismo que forzaron la entrada de la policía hasta en cinco ocasiones, con un saldo de 111 detenidos.

El monumento de La Flechadora de tres metros de altura sació la sed de centenas que impedidos por la policía de apropiarse del Angel de la Independencia se dirigieron sin problemas a La Diana para celebrar la victoria de la Selección Mexicana en Francia.

Las mentadas y el desmadre estuvieron en proporción a los tres goles alcanzados, con una multitud que rebasó las 10 mil almas, según las autoridades.

En la pileta, los jóvenes pusieron en escena números ya conocidos en otros festejos, como bajarse el pantalón para enseñar el trasero, hacer caracolitos y hostilizar a las minorías, entre ellas a fotógrafos coreanos y a todo aquel turista con rasgos orientales.

Dorsos desnudos en las calles de la capital, espectáculo reservado hasta ahora para pequeñas audiencias que han visto la desnudez de trabajadores azucareros y petroleros.

Chavos de Polanco y Las Lomas condescendieron con el festejo extradeportivo, hasta las calles de Paseo de la Reforma, pero pronto fueron desplazados por banda de piel morena que llenó los espacios disponibles.

En los alrededores, familias enteras con sus hijos, alzando en lo alto banderas, con pelos verdes, mejillas pintarrajeadas en tres colores, y muchas camisetas oficiales del equipo mexicano de futbol.

``¡Sí se pudo-sí se pudo!'', gritaban y brincaban liberados de derrotas recientes los aficionados al final del encuentro que vieron en la pantalla gigante que instaló en el Angel de la Independencia el Partido Acción Nacional (PAN).

El arma principal de los jóvenes fue la espuma o nieve de espray que se vendió a placer en la zona, en envases metálicos que sirvieron de proyectil contra los automovilistas.

¡Pásala, pásala!, ¡ya! ¡Tócale... abre el balón!

A las 12:22, apenas finalizado el encuentro México-Corea, todo fue euforia. Habían quedado atrás los comentarios mundialistas de Hugo Sánchez como si estuviera dirigiendo desde la cancha: ``¡Pásala-pásala!'', ``¡ya! ¡Tócale... abre el balón!''. Y el detonador del jolgorio que fueron los dos goles finales de Luis Hernández. Una hora después aquello pintaba de tres colores, aunque a discreción empezaba a correr el alcohol.

Algunas vueltas alrededor de la columna de la Independencia, la ola, dos balones para patear, unos cohetones y la vendimia. Nada diferente a otros festejos. Pero a las dos de la tarde, empezaron a escalar el monumento a La Diana.

Mojados por los chorros de agua, libraron obstáculos hasta llegar a los pechos pletóricos de la diosa de 300 centímetros de alto, y entonces fueron objeto de burla por el reducido tamaño que mostraban junto a la desproporcionada mujer de hierro.

Con la Bandera cubrieron el cuerpo, se montaron sobre la cabeza. Las decenas de la pileta empezaron una tarea aparentemente absurda: vaciarla de agua, sacándola a puntapiés, con botes o ayudados por banderas, hasta que se cansaron y salieron nuevamente a la lateral de Reforma para atacar con los esprays de espuma.

Obligaron a los automovilistas a echarse en reversa y a otros con sus ventanas abiertas les aventaban el chorro de espuma. A quienes se resistían les movían el coche como intentando volcarlo o lo pateaban y les arrojaban botes de espray ya vacíos; algunos parabrisas quedaron estrellados.

De la policía, ni sus luces. Luego los jóvenes --no más de una centena en el grupo más activo-- robaron a los comerciantes ambulantes cajas de espray, refrescos, agua embotellada y naranjadas, e intentaron subir a algunos microbuses a echar espuma a los pasajeros.

Discreta, la llamada desde una patrulla para retirarse a las 15:30 horas fue el preámbulo del operativo que inició a las 16:00 horas y no duró más de 5 minutos con camiones repletos de granaderos y patrullas en las que a empellones subieron a los detenidos y los trasladaron a las agencias del Ministerio Público, los juzgados cívicos y el Consejo de Menores, sometidos y llevados a rastras, jalados de los cabellos.

Efectivo despliegue policiaco para sacar a los que quedaban de las piletas; muchos de ellos al salir resbalaron y sufrieron lesiones. Sin embargo, otros se refugiaron nuevamente en el Angel, donde quedaban las familias; ahí, pintarrajearon con aerosol de colores algunos autos y a muchas jóvenes. Incluso opusieron resistencia a la policía, lo que obligó a nuevas detenciones

Los aficionados fueron desplazados a las banquetas, pero no desalojaron sino hasta entrada la noche. Comentaban los goles de México: ``¡Eso era todo, chingá!''. ``Nos cojimos a los coreanos''... y cantaban otros gritos en los que todos eran ``putos'': los de arriba, los de abajo, los que no brincan, los policías, la prensa. Todos los otros.

Los detenidos fueron acusados de dañar los monumentos, beber y escandalizar en la vía pública. Pero ninguna de las sanciones de los jueces cívicos rebasa las 25 horas de arresto o los 364 pesos de multa. Tiempo suficiente para estar listo para el próximo juego de México, el sábado, contra Bélgica.


Luis A. Boffil Gómez y Jorge A. Cornejo, corresponsales Ť El Monumento a la Patria, instalado en la principal zona turística de Mérida, Yucatán, reunió a cientos de personas --en su mayoría jóvenes-- que festejaron ruidosamente el triunfo de la selección mexicana sobre su similar de Corea del Sur.

La celebración sólo fue interrumpida cuando la policía desalojó a los festejantes que, luego de ingerir cervezas y otras bebidas alcohólicas, empezaban a ponerse violentos y agredían verbalmente a transeúntes.

También en la ciudad de Tijuana, Baja California, cientos de aficionados salieron ayer a las calles a festejar el triunfo de la selección mexicana de futbol frente al equipo de Corea.

La Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) tuvo que colocar barricadas para evitar que los fanáticos causaran daños a las propiedades públicas cuando prácticamente fueron tomadas la glorieta Independencia y la avenida Revolución.

El titular de la DSPM, Juan Manuel Nieves Reta, indicó que para esta noche se dispuso de un operativo especial de sobrevigilancia para contener a la fanaticada que tradicionalmente realiza algunos destrozos en parques públicos y bloquea las principales vialidades de la ciudad.

Un oficial comentó que el desorden se generó porque la autoridad en realidad no estaba preparada, ``no creímos que fueran a ganar'', dijo tratando de controlar el tráfico.

La gente en ese lugar batió más fuerte sus banderas y aplaudió cuando por allí pasó la caravana de vehículos del PRD en la que viajaba el jefe del gobierno del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, el cual saludó a la multitud y siguó su camino.

Bajas en reunión perredista

La Trinidad, Tlax., 13 junio Ť La reunión nacional de legisladores del PRD que se realiza en este centro vacacional sufrió notables bajas esta mañana por el primer juego de la selección mexicana de futbol contra Corea.

A pesar de que un día antes los legisladores perredistas habían acordado no suspender sus trabajos, las discusiones matutinas sobre las formas y mecanismos de coordinación entre los legisladores locales, federales e instancias de dirección partidaria estatal y nacional iniciaron sin quórum.

La ausencia causó enojo a una legisladora local por Morelos, quien exigió mayor compromiso a los diputados y senadores del partido del sol azteca y propuso que se impusiera una sanción económica a los faltistas.


Marlene Santos A., enviada, Lyon, 13 de junio Ť De Toluca llegó a Francia el grito de ``¡sí se puede, sí se puede!'', y pese a su superioridad numérica, el Tricolor, convertido en local en el estadio Gerland, dio la vuelta al marcador y apabulló a Coreal del Sur por 3-1. con goles de Ricardo Peláez y de Luis Hernández (2).

El Tri comenzó con el pie derecho su participación en Francia 98, pues acabó con la historia de eternas derrotas en cada Mundial que ha jugado en Europa, y logró una importante cuota de goles que le podrá ayudar en su aspiración de avanzar a la siguiente fase, mientras que Corea sigue sin conseguir triunfo en su historia, en cinco mundiales.

A los jugadores les sorprendió la gran cantidad de gente que viajó hasta esta ciudad para apoyarlos (unos 8 mil), lo que pareció motivarlos y se lanzaron al ataque, situación que terminó por dar a los coreanos las condiciones ideales para desarrollar sus contragolpes y su futbol a velocidad; sobre todo por el costado izquierdo por conducto de su máxima figura, Ha Seok Ju, así como de Ko Jong Soo, quienes traían muy atareados a Pável Pardo y Claudio Suárez.

A los 20 minutos, México por fin pudo rebasar la muralla de jugadores orientales, pero sus tiros a gol fueron rechazados un par de veces. El exceso en la conducción del balón fue la tónica de la delantera mexicana, lo que no hacía sino dar oportunidad a sus rivales de llegar al achique y despojarlos de la pelota.

Corea se fue al frente, a los 27 minutos, cuando Seok Ju cobró un tiro directo que Duilio Davino desvió con la cabeza, al brincar en la barrera, y el portero Jorge Campos ya no pudo evitar la anotación.

Dos minutos después salió expulsado el veloz jugador por una entrada aparatosa, no grave, sobre Ramón Ramírez. México intentó aprovechar su superioridad numérica, pero de nuevo sufrió ante las descolgadas del rival, por lo que Campos tuvo que lucir toda su capacidad en un lance para desviar el trallazo que le remitió Ko Jong. Se veían tan mal los tricolores, que Noh Jung tuvo la generosidad de regalar un balón cuando el árbitro decidió reanudar el juego con un bote, después de que aparecieron dos balones en la cancha.

Para el complemento, el técnico Manuel Lapuente hizo cambios que le dieron resultado. Envió a Ricardo Peláez por Jaime Ordiales y a Jesús Arellano por Braulio Luna (quien finalmente fue el elegido para jugar el lateral izquierdo), quienes se encargaron de impulsar al equipo.

Ramón Ramírez cobró un tiro de esquina, Peláez no aclanzó a cabecear el balón, pero un defensa lo dejó a sus pies, el delantero del América aprovechó el regalo con un potente tiro que dio el empate a los 49 minutos. Las tribunas estallaron en festejos, regresó el grito de ``sí se puede, sí se puede'' y hasta el de: ``que sí, que no, que cómo chingados no''.

El timonel coreano, Cha Bum Kun, no esperó mucho, hizo relevos, pero no mejoró su equipo. Al contrario, Kim Do un par de veces sufrió calambres.

Cuauhtémoc Blanco se engolosinó con el balón. A los 65, robó la pelota a un contrario, se desmarcó de otro, avanzó perseguido por dos más, los encaró, prensó el esférico con sus pies y brincó con él. Jugada de rutina para el espectador mexicano, pero que acá se festejó con un ``¡ohhh!'' de plena admiración. Detrás de la portería que en el segundo tiempo defendió Campos, había un grupo de afición brasileña que se entusiasmó con la acción.

A los 70 salió el amonestado García Aspe e ingresó Marcelino Bernal; tres minutos después Luis Hernández anotó (2-1), apenas alcanzó a rematar un centro de Ramón Ramírez. Ambos técnicos dieron instrucciones, pero México estuvo más aplicado en ese segundo periodo, en el que a pesar de la lluvia la gente cantó Cielito lindo y El rey. A los 82 de acción Cuauhtémoc tocó el esférico hacia Hernández, éste se dio media vuelta y su remate entro rozando el poste derecho de la meta defendida por Kim Byung.


Marlene Santos A., enviada, Lyon, 13 de junio Ť No es lo mismo ir a León que a Lyon, pero como si lo fuera... Miles de mexicanos brincaron el océano Atlántico como si se tratase de un simple charco e invadieron desde temprana hora la Gare de Lyon, en París, para abordar el TGV (tren de gran velocidad) con destino a esta sureña ciudad.

La gran demanda de boletos fue bien aprovechada por la Federación Mexicana de Futbol, quien de inmediato los canalizó con Javier Galindo, quien maneja una agencia de viajes, y los desesperados fanáticos del Tri, aparte de sus mil 300 dólares para transportarse hasta acá, pagaron 200 más por un boleto cuyo precio original era de 25 dólares.

Desde la Ciudad Luz los rostros con sonrisas se multiplicaron al mirar los cientos de sombreros de paja de El Pique. Los grupos de gente con la playera verde del Tri se saludaban a distancia, con señas de victoria. El relajado viaje sirvió para renovar fuerzas y, dos horas después, la conglomeración se hizo en la Garde de Part Dieu, ya en esta ciudad. ``Somos un chingo y seremos más'', gritaban orgullos los mexicanos, sin dejar de medir fuerzas --con la mirada-- cada vez que pasaba un par de ojos rasgados.

Ahí mismo estallaron las porras, cantaron Cielito lindo y sonaron las matracas.

Provenientes de familias adineradas mexicanas; radicados en Estados Unidos que llegaron vía Londres; jóvenes que estudian en Europa, y hasta quienes llegaron sólo con el pasaje de ida, integraron un folklórico grupo, que poco a poco, en oleajes fue llegando hasta las instalaciones del estadio Gerland.

Cerca de las 14:00 horas los aficionados del conjunto mexicano llegaban al estadio a más no poder, iluminando el lugar con los colores patrios en cara y ropa, muchos de ellos con botellas de vino en mano que tuvieron buen tiempo de consumir, pues las puertas del inmueble se abrieron hasta las tres de la tarde.

Fueron ellos, con la ayuda de brasileños, franceses y otros latinos, quienes hicieron sentirse como en casa al Tri, y en las gradas sólo dejaron dos esquinas y algo más a los coreanos


Marlene Santos A., enviada, Lyon, 13 de junio Ť ``Lo que voy a decir puede causar risa, pero es en serio, desde el principio dijimos que venimos a ganar la Copa del Mundo y ahora lo repito. Porque quien no tenga esa aspiración en el Mundial, mejor que se retire'', asentó Ricardo Peláez en la conferencia de prensa posterior al partido ante Corea del Sur.

El entrenador de México, Manuel Lapuente, en su oportunidad, expresó su alegría por el resultado, pero acotó: ``espero que eso de estar contento me dure nomás hoy, porque tenemos que trabajar''. Rápido se retiró del aula porque tenía la intención de ver el partido entre Bélgica y Holanda, sus rivales de grupo.

Indicó que el partido fue tan difícil como lo esperaba, pero que sus jugadores nunca bajaron los brazos y por eso vencieron. Agregó que Bélgica, el siguiente rival, también será un cotejo muy duro, ``pero mantendremos nuestra mentalidad, como siempre lo hemos hecho'', aseguró el estratega, quien hizo caso omiso a otras preguntas.

Peláez tenía marcados los tachones de un zapatazo que le dio Luis Hernández en la cara, pero dijo que no tenía importancia porque cayó el gol. Confesó que no esperaban verse abajo en el marcador, ``sin embargo, el señor Lapuente hizo buenos cambios y nos dijo unas palabras en el medio tiempo que nos hicieron reaccionar''.

Luis Hernández también estaba feliz, comentó que vio al equipo muy bien, sobre todo porque se controló y no perdió la cabeza. ``Dimos un gran paso y ahora vamos a intentar hacer nuestro mejor juego contra Bélgica. Pero por ahora hay que disfrutar esta alegría tan grande que es para todo México''. Hernández acaparó entrevistas, pues con sus dos tantos alcanzó en el liderato de goleo al chileno Marcelo Salas.

Luis García, quien no tuvo actividad en este cotejo, comentó que el logro es importante, ``pero en el vestidor hablamos de que hay que poner los pies en la tierra y de que hasta el momento no se ha conseguido nada, porque además hubo momentos difíciles''.

García Aspe, categórico, apuntó que México dominó de principio a fin y que tranquilamente pudieron haber hecho un par de goles más. Se declaró gratamente sorprendido por la gran cantidad de gente que vino a apoyarlos, ``fue una gran sorpresa, nos dio mucho gusto'', indicó.

El entrenador de Corea, Cha Bum, dijo que la diferencia en un 3-1 parece grande, ``cierto, pero hay que acordarse que se expulsó al jugador número 17, Ha Seok Ju, quien tuvo que dejar la cancha''. Añadió que él siempre ha reconocido que México es un gran equipo como lo demostró hoy.