Para su sexta sesión, el 20 Foro Internacional de Música Nueva propuso un programa formado en su totalidad por obras de compositoras. Si en teoría esta propuesta se antojaba ciertamente atractiva, en la práctica resultó ser uno de los conciertos más homogéneos, sólidos y satisfactorios de todo el foro. La primera parte del programa estuvo a cargo (y muy bien, por cierto) de la violoncellista Dorien de León. La obra Koaiá, de Ana Lara, para violoncello solo, es un complejo estudio en timbres y contrastes, en cuyo desarrollo destaca además la construcción sucesiva de momentos de polifonía real, virtual o sugerida, lo que da a la pieza una profundidad sonora inesperada. Con la colaboración de la flautista Asako Arai, se interpretó después Flashback, de la italiana Ada Gentile. Sonoridades sutiles y refinadas, intercambio de roles entre flauta y violoncello, material básico sencillo y bien trabajado, son las cualidades de esta obra, que por fuera parece fácil pero que en realidad es más compleja que su apariencia exterior. La japonesa Karen Tanaka propuso la pieza Song of songs, para violoncello y cinta, que se mueve en un ámbito poético de corte neo-romántico muy bien logrado. Además, un buen ensamble entre la cinta grabada y el violoncello en vivo, logrado a partir de una depuración, casi abstracción, de los sonidos grabados. La pieza Petals de la finlandesa Kaija Saariaho también utiliza los medios electrónicos como complemento del violoncello. Hay aquí un refinado puntillismo tímbrico y un discurso formal de extrema complejidad, resuelto con una gran habilidad que reafirma la posición preminente de Kaija Saariaho entre las compositoras de hoy.
La segunda parte de este muy buen concierto fue protagonizada por el Trío Neos, grupo que en las cuatro obras interpretadas mostró una vez más su alto nivel de preparación, disciplina y musicalidad. Far away... near by de Kathryn Alexander es una obra en la que destaca sobre todo la unidad de concepto y la homogeneidad sonora tanto en motivos y temas como en expresión, dinámica y textura. Todo ello, complementado con una fogosa vitalidad que no cede, que es continua de principio a fin. De Alexina Louie se interpretó Flashpoint y Capriccio scintillante, hecha con base en episodios breves y fugaces, sustanciosos en su materia, lúdicos en su espíritu y, en general, de una gran concentración y coherencia interna. A su vez, la venezolana Adina Izarra presentó su suite Retratos de Macondo, de gran vitalidad, extroversión, solidez formal y textural, en la que se aprecia una gran sensibilidad para producir ambientes sonoros que podrían ser descritos como trópicos decantados.
La sesión concluyó con Quasi hoquetus, de la gran compositora rusa Sofía Gubaidulina. Se trata de una obra plena de atributos posmodernos, referencias múltiples a fuentes sonoras y culturales diversas, y una energía interna inexorable. Rica y compleja en varias dimensiones, esta obra de Gubaidulina fue uno de los puntos climáticos de este concierto y del foro en general.
Un par de días después tuvo lugar el indispensable concierto del cuarteto de percusiones Tambuco. Las ejecuciones fueron, como siempre, de alto nivel, pero la selección de obras no resultó tan satisfactoria como en otras presentaciones del grupo. Village burial with fire de James Woods, es un clásico caso de mucho ruido y pocas nueces. Un impresionante arsenal instrumental, utilizado de manera básicamente dispersa, con la notable excepción de un breve episodio para los teclados. Un poco más organizada resultó la pieza Abolition, de Karlheinz Essl, para percusionista solista. Sólo parches y platillos en esta obra, ejecutada por Ricardo Gallardo con mucha atención a los principios estructuralistas aplicados por el compositor a una instrumentación básicamente austera. La segunda parte del programa fue mejor debido a la presencia de dos obras más atractivas. Radiant shadows, de Jay Alan Jim, es una excelente campanología metálica de timbres y ambientes sonoros.
Sencilla en apariencia, la pieza es en realidad un complejo y fascinante discurso de reverberaciones y resonancias que logra crear un ambiente sonoro de gran belleza y profundidad. Después, con Robert Van Sice como solista invitado en la marimba, Tambuco interpretó Desde el interior, en el nacimiento de los sueños, de Raúl Tudón. Como de costumbre en las obras de Tudón, un gran conocimiento del instrumental y sus posibilidades, en especial en lo que se refiere a la variedad notable de sonidos que pueden extraerse de la marimba.