La disputa de cinco alcaldías y 25 diputaciones locales está marcada por el bipartidismo que domina a la entidad desde 1989 y por viejas mañas que ahora se practican en ambos bandos.
Mexicali, BC. Fondo negro. A lo lejos aparece un escudo del PRI con una enorme nariz en medio y desde ahí surge una voz: ``Nosotros no conocemos a ningún señor Salinas, creénos, por favor, no vamos a aumentar el precio de la tortilla, nosotros somos más democráticos, no aprobaremos más aumentos, ya somos honestos, no aumentaremos las tarifas eléctricas''.
Con cada promesa, la nariz de PRInocho va creciendo hasta chocar con la pantalla.
Aparece una frase: ``Esta historia continuará''.
En el remate, el logotipo del PAN y la invitación a votar por los candidatos del ``partido que siempre dice la verdad''.
Es la respuesta panista a los ataques que arreciaron el mes pasado, cuando los priístas decidieron acusar al partido que gobierna a la mayoría de los bajacalifornianos de pretender privatizar la educación pública.
Nada había causado tanto escándalo como ese señalamiento.
Ni siquiera la revelación de que, en su juventud, un candidato panista cometió un asesinato. Víctor Hermosillo Celada, aspirante a la alcaldía de Mexicali, aceptó: ``Fue un accidente de cacería que tuve cuando era joven; me presenté ante las leyes, digo, era un menor de edad''.
Después, las campañas continuaron de manera normal, es decir, despertando escasas polémicas, apagadas, poco atractivas.
El calor electoral subió cuando el candidato priísta a la alcaldía de Tijuana, Amador Rodríguez Lozano, y algunos de sus colaboradores, firmaron un desplegado en el que acusaban a los panistas de pretender privatizar la educación pública.
El pleito se extendió hasta Mexicali y allí surgieron las voces del candidato del PRI a la presidencia municipal, Xavier Rivas Martínez, y de los dirigentes municipal y estatal del PRI, Enrique Acosta y Humberto López Barraza.
Este último exhibió la Plataforma Electoral del PAN 1997-2000, con todo y la firma de José Woldenberg y hasta notariada: ``En la página 16, en el punto 1.7, el PAN propone: Modificar el capítulo Primero de la Ley General de Educación para eliminar el concepto Estado, hacer obligatoria la educación preescolar, eliminar la obligatoriedad de la educación laica, restringir la gratuidad a la educación básica exclusivamente''.
Y vino el pequeño escándalo en la fría contienda que los partidos han decidido dar, sobre todo, en la televisión local.
Así se juegan el PRI y el PAN, los principales partidos del estado, las cinco alcaldías y las 25 diputaciones locales que se decidirán el próximo domingo 28 de junio.
``Mentirosos vs privatizadores''
Una joven señora acompañada de su hija, en un escenario de pobreza extrema, se queja de que sus hijos ya no puedan estudiar porque hay partidos que pretenden privatizar la educación. A lo lejos, una voz indica que el PRI ``sí defiende la educación pública''. Con variantes, el mensaje se repitió en radio, televisión y prensa escrita, firmado no por el PRI sino por la Red Magisterial de Baja California y un grupo denominado Unión de Trabajadores Migrantes César Chávez, al parecer con sede en Caléxico, California.
La entrada al ruedo del secretario general de Gobierno, el panista Rodolfo Valdez Gutiérrez, enrareció aún más el ambiente, cuando exigió al PRI detener su campaña porque, de lo contrario, el Gobierno estatal daría a conocer a los bajacalifornianos la verdad.
Al tercer día cumplió su promesa.
En pantalla, un joven le dice a su padre que tiene temor de que privaticen la educación en preparatorias y universidades.
``No crea todo lo que se diga, mi'jo, ¿usted cree que el gobierno, con todo lo que han invertido en educación pública, le convenga privatizar la educación?''
El remate: ``No te preocupes, la educación gratuita está garantizada en Baja California''.
La guerra continuó: el PRI interpuso una demanda penal por peculado en contra del gobernador Héctor Terán y de su secretario general de Gobierno, por utilizar recursos públicos en apoyar las campañas de los candidatos de Acción Nacional.
Por su parte, el Congreso del estado, a través de la mayoría panista, aprobó demandar al PRI ante el Consejo Estatal Electoral por la presunta intervención de organismos internacionales en su propaganda, por aquello de la Unión César Chávez.
El desvío de recursos municipales
Críticos intransigentes del desvío de recursos públicos, los panistas mexicalenses tuvieron un gran derrapón durante la reciente visita del gobernador guanajuatense Vicente Fox.
El presidenciable panista sostuvo una reunión con jóvenes, como ha hecho en muchos lugares del país. Pero aquí el acto fue organizado y pagado por el ayuntamiento de Mexicali y por un organismo -dependiente del gobierno municipal- denominado Juventud con Sentido.
La reunión tuvo por objeto apoyar al candidato panista Víctor Hermosillo Celada, quien ha basado su campaña en la labor realizada por el primer alcalde blanquiazul en la historia de Mexicali, el concesionario de la Ford, Eugenio Elorduy Walther (aunque prácticamente no ha hecho referencias a la gestión del gobernador Héctor Terán Terán).
Hermosillo enfrenta al priísta Xavier Rivas, quien no ha logrado aglutinar ni a los militantes de su partido. Empresario maquilador, horticultor y concesionario del nuevo Canal 66, Rivas buscó la candidatura durante seis años y, ahora que la logró -en una elección abierta-, no supo qué hacer con ella.
El PRD lanzó como candidata a Silvia Beltrán Goldsmith, actora de la lucha universitaria de hace dos décadas y participante en el Movimiento Urbano Popular, quien además ha sido regidora y diputada local. Con escasas posibilidades, parece beneficiada por la pugna bipartidista.
Tijuana, azul violento
Con casi la mitad de los votantes del estado -572 mil de un millón 200 mil- Tijuana han tenido campañas apagadas. La atención sigue estando en la violencia, los atentados, el narcotráfico.
Y no es para menos: de enero a la fecha se han registrado más de 140 asesinatos.
Los candidatos han centrado su discurso en ese tema.
Amador Rodríguez Lozano, el candidato priísta a la alcaldía, dijo que renunciaría a la presidencia municipal si en seis meses no erradica la inseguridad pública.
Igual se ha comprometido Francisco Vega, ex secretario de Finanzas del gobierno estatal y ahora candidato panista.
Y también el abanderado perredista y empresario Jesús Ruiz Barraza, quien abandonó el PRI hace dos meses tras encabezar una corriente que reclamaba democracia.
Ruiz Barraza, rector del Centro Universitario de Tijuana, ha encontrado en los perredistas a sus principales adversarios. Lo cuestionaron desde que perfiló su candidatura, acusándolo de antidemocrático y represor, sobre todo en sus tiempos de líder estatal del PRI hace diez años, cuando el gobierno lo encabezaba Xicoténcatl Leyva Mortera.
En todo caso, la contienda en Tijuana se ha centrado en los aspirantes del PRI y el PAN.
Rodríguez Lozano ha sido criticado por los panistas porque se abstuvo de renunciar a su puesto en el Senado de la República y al inicio de la campaña se negaron a debatir con él, calificándolo de ``mil usos'' de la política.
``No sabemos si estamos ante un senador, un pediatra o un peluquero'', dijo el líder blanquiazul Héctor Castellanos, en referencia a un informe presentado por el candidato tricolor, donde detalló desde consultas pediátricas populares y cortes de cabello, además de su trabajo legislativo.
Amador reviró. Lo que pasa --aseguró-- es que Vega ``le saca'' a debatir por su falta de propuesta. ``Han tratado de hacer de él el candidato de Dios, el que sabe cumplir, pero no sabe hablar'', dijo.
El resto de los candidatos no pintan. Por el PT va Felipe Ruanova -un ex priísta ligado al ex presidente José López Portillo- y por el PRS la lideresa popular Eva Sánchez, con mucho trabajo en el sector popular, pero con pocas probabilidades electorales.
Todos buscan la silla que actualmente ocupa el panista Guadalupe Osuna Millán, pintada de azul desde 1989, gracias al oleaje de la ``ruffomanía'', pero que hoy se ve deslavada por la violencia, los crímenes y el narcotráfico.
Posible sorpresa en Tecate
El PRD podría ganar su primera alcaldía bajacaliforniana en Tecate.
El PAN postuló a Federico Jiménez Nevárez, un profesionista poco conocido en este pequeño municipio, mientras que el PRI se fue con Constantino León, sin más méritos que la disciplina priísta.
En tanto, el PRD lanzó al ex priísta Gerardo Sosa Olachea, quien cuenta con las simpatías de un sector del priísmo.
La historia electoral de Tecate -con apenas 42 mil electores- podría contribuir a una primera y significativa victoria perredista.
En 1989, el priísta Rubén Adame ganó con apenas 32 votos de diferencia. Luego, en 1992, el panista Pablo Contreras adelantó con 600 votos. El actual alcalde priísta, Alfredo Ferreiro, se despegó con más de 6 mil votos.
Ensenada, donde el PRI se recuperó
Ensenada es la cuna de la oposición bajacaliforniana. Fue el primer ayuntamiento con un alcalde no priísta, cuando en 1982 triunfó David Ojeda, por el Partido Socialista de los Trabajadores. Luego vino el empresario Ernesto Ruffo, quien de la alcaldía brincó a la gubernatura en 1989. Lo sucedieron los panistas Jesús del Palacio y Oscar Sánchez del Palacio.
Pero en 1995 Ensenada retornó a manos priístas con cerca de 4 mil votos de diferencia.
Ahora el PRI postuló al ex diputado federal Daniel Quintero, un ex funcionario federal ligado a la corriente zedillista, mientras que el PAN envió a César Mancillas, hijo de uno de los fundadores del panismo ensenadense.
*Reportera y director del semanario Sietedías, que se edita en Mexicali, Baja California.
Tipo de elección | PAN | PRI | PRD |
Presidente 1994 | 297,565 | 402,332 | 68,669 |
Ayuntamientos 1995 | 313,295 | 276,807 | 23,978 |
Diputados federales | 264,060 | 218,144 | 82,249 |
Tijuana y Mexicali concentran 90% de los electores. En ambos municipios el PAN podría mantenerse. Donde peligra es sobre todo en Tecate y Ensenada. En Rosarito, municipio de reciente creación, el PRI lleva la delantera.
Así lo apuntan diversas encuestas
En Mexicali, el semanario Sietedías publicó los resultados de una encuesta realizada entre jóvenes, que constituyen la mayoría en el padrón: el PAN aventaja con 33.5% de las preferencias, contra 22.7% del PRI y un bloque de indecisos de 25%.
En Tijuana, el periódico Zeta apunta 41% para el PAN y 21 para el PRI, con 25% de indecisos.
Para Ensenada, ese mismo semanario adjudicó 35% al PAN y 19% al PRI.
También en Tijuana, el diario La Crónica muestreó diariamente con la llamada ``urna móvil'', con los siguientes resultados: el PAN con 34%, el PRI 31% y el PRD 10%.
El PRI dio a conocer una muestra de los cinco municipios a mediados de mayo: el PAN 14 puntos arriba, aunque según los priístas había perdido ya cinco puntos.
La encuesta priísta reconocía que en Tijuana van 15 puntos abajo del PAN y en Ensenada 4 puntos también abajo (pero habían empezado con menos 10). En el resto, los números tricolores son en favor.