1. Violencia social recrudecida en el sureste. Ataques al EPR y al EZLN con muertos. Una contradicción más en la política gubernamental.
2. Nueva caída del peso, y el petróleo en descenso incontenible.
3. Polarización creciente en el país y avance de las posiciones más conservadoras y duras en todo el quehacer nacional.
4. Un programa de rescate bancario surgido en la más absoluta ilegalidad constitucional que, además, pretende avanzar. Al menos el Senado se divide en torno a su aprobación como deuda pública.
5. Banqueros con automóviles importados, cantidades de escoltas, aviones privados, abogados descomunalmente bien pagados. El Fobaproa ha servido también para todo ello.
6. Los empresarios, como siempre, buscando culpables; ahora señalan a los diputados porque no aprueban reformas que los beneficien; ellos nunca son culpables de nada en un país injusto, violento y pobre.
7. El Divino sonríe a la cámara y cierra el ojo.
8. La violencia urbana va en aumento; hay una podredumbre incontrolable. Los vendedores ambulantes trafican con todo y están dispuestos a todo.
9. Las policías nacionales no pueden --por complicidad o incapacidad-- detener a uno de los personajes más siniestros de nuestro fin de siglo: El Cortaorejas Arizmendi.
10. Estados Unidos, el país por el que se apostó incondicionalmente desde principios de los años 80, nos falta al respeto, viola nuestras leyes, no ofrece la menor disculpa y tampoco hubo, con oportunidad y rapidez, una defensa seria, enérgica. Un senador estadunidense regaña al Presidente mexicano.
11. Y la naturaleza también nos maltrata, en mucho debido a nuestra imprevisión ante incendios y contaminación.
12. Para colmo, la selección nacional de futbol hará un ridículo histórico en el campeonato mundial de Francia, gracias a decisiones arbitrarias, a una estructura empresarial sin vergüenza alguna, y a jugadores en su mayoría mediocres y sobrevaluados, además de mejor pagados que en Brasil o Argentina, Chile o Uruguay; ridículo que realmente acrecentará la frustración de millones de mexicanos.
El país vive hoy una violencia física y una violencia emocional y moral. Nuestro proyecto de nación, en el que la sociedad ha participado tímidamente, es equivocado: hemos optado por las reglas más duras y los esquemas menos imaginativos del capitalismo, en un país que además de pobre está enredado en la más compleja corrupción.
Sin embargo, mucha gente se pregunta cómo participar, cómo cambiar las cosas a partir de acciones concretas, no de retórica, pero necesita líderes que no existen, convocantes sin palabras huecas. ¿Cree usted que tenemos alguno de esos líderes entre quienes ocupan hoy las primeras planas de la política nacional?