La Jornada 21 de junio de 1998

En el encuentro México-EU, cruce de acusaciones

Mireya Cuéllar, enviada, Morelia, Mich., 20 de junio Ť Roto el protocolo -los participantes se arrebataban la palabra y no respetaban los tiempos- el congresista estadunidense Benjamin Gilman acusó a los mexicanos de poner la soberanía como ``pretexto'' para no combatir el narcotráfico, y advirtió: ``siento mucho si la certificación antidrogas (del Congreso estadunidense) se considera como un castigo, pero sólo lo toma así quien hace algo malo; pero si no nos ayudan, tampoco vamos a mandar dólares que provengan de nuestros contribuyentes''.

El tema de Casablanca provocó la mayor fricción entre los legisladores mexicanos y estadunidenses que participaron en la 37 versión de la Reunión Interparlamentaria. Se habló con ``honestidad intelectual'', comentó el diputado priísta Manuel Cárdenas. Y como no había nece- sidad de ceñirse a los términos de la diplomacia, porque era una reunión de trabajo, se escucharon calificativos como ``hipócritas'', aunque sin personalizar.

Los senadores José Trinidad Lanz Cárdenas, del PRI, y Javier Molina Ruiz, del PAN, se enfrascaron en una discusión con Jim Kolbe y otro grupo de congresistas en torno de la operación Casablanca. Mientras los primeros alegaron que México nunca fue notificado y por tanto se violó su soberanía durante los tres años que duró la investigación, los visitantes aseguraron que sí hubo notificación y nunca aceptaron haber transgredido nada.

Incluso el congresista David Dreier dijo que si México intenta extraditar a los agentes que participaron en la operación encubierta, la sociedad estadunidense lo verá como un acto de complicidad con el narcotráfico.

Ni por enterados se dan sobre los acuerdos bilaterales violados

Lanz Cárdenas hizo una larga exposición de las convenciones internacionales y acuerdos bilaterales violados por Estados Unidos, entre ellos la Convención de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, que establece: ``una parte no ejercerá en el territorio de otra parte competencias ni funciones que hayan sido reservadas exclusivamente a las autoridades de esa otra parte por su derecho interno'' (artículo 2). Pero sus contrapartes del vecino país parecieron no darse por enterados.

Las respuestas fueron que en Estados Unidos no se produce ni cocaína ni heroína, y 60 por ciento de estas drogas que ahí se consumen, pasa por México: ``ciertamente se debe a la demanda, pero eso ya no puede usarse como pretexto. Cada dosis que pasa mantiene a los adictos''.

Como los legisladores mexicanos invocaron el problema de la demanda de drogas que hay en el vecino país como parte importante del problema, los estadunidenses les pidieron que ya ``abandonaran ese jueguito'' que ha durado demasiado tiempo. ``Yo sé que muy pronto las naciones que envían la droga se van a convertir en consumidoras'', dijo Jeff Sessions, senador por Alabama, quien agregó que México no podía eludir su responsabilidad en el conflicto, porque es claro que en los últimos años la droga que llegaba a Estados Unidos desde Colombia, vía Miami, ahora entra por México.

Otro legislador comentó que los ``narcos mexicanos son tan avariciosos'' que necesitan controlar una porción mayor de territorio para aumentar sus ganancias.

En tono conciliatorio -aunque no lo mantuvo todo el tiempo de su intervención- el congresista Jim Kolbe trató de centrar la discusión en tres grandes aspectos: México es realmente una fuente importante de drogas; el problema es mayor porque ahora son los mexicanos quienes controlan los cárteles (esto en tono afirmativo) y preguntó: ¿qué es más importante, atacar la demanda, o la oferta? ``Aquí se insinuó que era más importante atacar la demanda que la oferta. Yo creo que deben ir de la mano''.

Sobre la certificación, al igual que los otros miembros de la delegación estadunidense, planteó una opinión personal, que en este caso fue diferente a otras. Consideró que el este proceso que cada año realiza Estados Unidos, ``no ha servido, muchos quisiéramos cambiarlo, pero no hay consenso en ello''.

En cuanto a Casablanca, el jefe de la delegación visitante dijo entender que en algún momento hubo una notificación, aunque no muy específica.

``Yo quisiera decir que esto todavía no se ha aclarado, pero es seguro que informaron al procurador sobre una operación particular. Si hay necesidad de saber lo que se hace, mi suposición es que ellos tenían que haberlo hecho saber... no sigamos sobre este tema hasta que se aclare, y volvamos a él entonces''.

En una postura totalmente favorable a México, el congresista Brian Bilbray felicitó a los legisladores anfitriones por la labor en materia de combate al narcotráfico y dijo estar molesto con sus conacionales, que se la pasan echándole la culpa a México por el problema de las drogas, ``cuando no hacemos ni la mitad de lo que ustedes han hecho''.

Comento que si en la frontera de su país se hiciera lo que en México -poner retenes cada 60 millas- los ciudadanos estarían muy molestos. ``Ustedes han hecho maravillas y creo que la forma de certificar debe cambiar'', apuntó.

Sin embargo, también indicó a los mexicanos que no sólo vean en operaciones como Casablanca una violación a su soberanía, pues los narcotraficantes también la violan con sus acciones ilegales.

A su vez, el ex jefe de la Patrulla Fronteriza y hoy congresista por Texas, Silvestre Reyes dijo que ``en el operativo Casablanca se dieron una serie de errores y siento decirles que se van a volver a cometer''; después explicó que las operaciones encubiertas que se realizan en la frontera ``se dan con más frecuencia de lo que piensan'', así como los incidentes entre cuerpos policiacos.

Narró el caso de un avión mexicano de la Procuraduría General de la República que ingresó a territorio estadunidense persiguiendo un automóvil con droga, ``lo comento porque ustedes nunca consideran estas cosas'', y dijo que la mayor parte de los incidentes de esa naturaleza se resuelven entre los mandos operativos ``antes de que lleguen a la arena política''.

Molesto, Lanz Cárdenas le respondió que Casablanca no fue un accidente y ustedes ``tienen que respetarnos''; no confundan lo accidental con lo intencional. Fueron tres años de violación sistemática de la soberanía, les reclamó.

Algún congresista comentaría después que de ese incidente se había sacado una lección, que los presidentes Ernesto Zedillo y Bill Clinton deben hablarse más seguido.

El tiempo se les había terminado y la discusión tuvo que suspenderse.

Más tarde, en la conferencia de prensa interrumpida, el senador Pat Roberts dijo que los legisladores mexicanos habían defendido ``muy fuerte'' la soberanía, ``como lo deben hacer, pero los esfuerzos conjuntos para luchar contra el narcotráfico deben continuar''.

Se forma un grupo de trabajo

A iniciativa personal, un grupo de legisladores de ambos países decidieron integrar un grupo de trabajo que se reunirá de manera periódica con el propósito de llevar a cabo una evaluación de los distintos aspectos de la relación. La conforman Adolfo Aguilar Zinser, Ricardo García Cervantes, Carlos Jiménez Macías, del lado mexicano, y Silvestre Reyes, William Delahunt y Robert Filwer, entre otros, por el lado de Estados Unidos.