La Jornada Semanal, 21 de junio de 1998
Manuel de Landa es una de las mentes más lúcidas de la filosofía de la historia contemporánea. Sus libros A Thousand Years Of Non Linear History y War In The Age Of Intelligent Machines son ya un ``must'' en algunas universidades norteamericanas. Por desgracia, en nuestro país sabemos poco o nada de este mexicano atípico que ha decidido asomarse a la valoración de los hechos desde otras puertas.
Aparentemente lo que Manuel DeLanda vino a discutir en público a la Architectural Association, el pasado mes de marzo, era la clara conexión que hay entre su renovado discurso materialista de la historia dentro de la tradición filosófica de Fernand Braudel, Gilles Deleuze y Félix Guattari, recientemente publicado en su libro A Thousand Years of non Linear History. Para DeLanda, el visualizar y entender críticamente los procesos materiales a través de una derivación de las ciencias dinámicas puede aportar una visión precisa de cómo se han configurado las distintas organizaciones urbanas en los últimos mil años. Su revisión de los distintos procesos históricos que conforman todo tipo de estructuras y formas que nos rodean (montañas, animales, plantas, lenguajes, instituciones sociales, etcétera), pretende alejarse de cualquier preconcepción histórica filosófica que actúe de manera determinista en la conformación de dichos procesos. Como apunta en su introducción: ``El problema está en aquellos que escriben la historia; por más académicos que sean, lo hacen desde un punto de vista filosófico determinado, y esto parecería atraparnos en un círculo vicioso. Pero así como la historia y la filosofía pueden interactuar de tal manera que una valoración objetiva de la realidad parezca imposible, cuando se fijan estándares y procedimientos rutinarios para reunir evidencias históricas y obligarlas entre sí negativamente, también pueden interactuar positivamente e invertir esta dependencia mutua hacia un círculo virtuoso.'' Sin embargo, esta concepción de sistemas dinámicos, que parece cambiar la posición desde donde se observa la historia, deja el discurso de DeLanda abierto; no sólo porque no es su objetivo el determinar sino el analizar el complejo sistema organizativo que conforma a las sociedades humanas.
Manuel DeLanda es profesor en la Universidad de Columbia en Nueva York, donde reside desde 1975. Imparte la cátedra de historia de la configuración de las ciudades, y entre sus publicaciones destacan War in the Age of Intelligent Machines (1994) y A thousand Years of non Linear History (1997).
Lo que harás, entonces, será trazar fugazmente la estructura de tu libro y explicar genéricamente esta idea de revisar -sin seguir una sola línea- la conformación de las sociedades humanas y sus distintos desplazamientos.
-La idea de lo no lineal es, desde un ángulo, una metáfora. Más preciso sería señalar que la naturaleza de la historia del ser humano es múltiple, está en movimiento constante; tiene varias líneas que corren en paralelas, a distintas velocidades pero que en su conjunto determinan las distintas formas en las que el ser humano dispone su forma de vivir. De algún modo, es tratar de tener una visión distinta, dejando a un lado aquella visión posmoderna -en la cual se construye la historia del hombre a través de ciertos textos y discursos muy específicos-, es decir, una narrativa demasiado precisa y determinista en donde los significados y las metáforas desempeñan un papel fundamental. Qué sucede, me pregunto, si dejamos a un lado este seguimiento histórico ideológico, y se trazan lo que he denominado varias narrativas históricas paralelas pero que pertenecen a campos completamente distintos y por lo tanto no es importante la relación de sus significados sino sus particularidades y sus tiempos de desarrollo. Podemos afirmar que este tipo de interpretación histórica ya ha comenzado. Varios historiadores ya han comenzado a dejar su eurocentrismo atrás y se han empezado a cuestionar el avance de las sociedades occidentales: ¿por qué no China o el Islam? Por un lado, esto trata de analizar la problemática de lo que entendemos por filosofía y por historia y cómo a través de la definición de estos conceptos uno se percata del papel fundamental que desempeña el proceso histórico para la filosofía y la ciencia. Y por el otro, es reconocer que la idea fija de una linealidad histórica hacia lo óptimo, en cualquier campo, es algo inútil, pues los distintos procesos que conforman la historia son de naturalezas distintas entre ellos y tienden a fluctuar por sus propias fuerzas.
-La sugerencia que haces es, de alguna manera, un romper con la singularidad con que siempre se revisa cualquier proceso, en este caso histórico; sin embargo, tu libro parte de una época específica, el año mil, y esto lo vuelve vulnerable a relacionarlo o establecer vínculos con cualquier otro discurso historicista como el de Georges Duby... De alguna manera, tomas o defines un punto de inicio real, histórico.
-Tienes razón al decir que yo estoy marcando dónde comienzo a trazar estas distintas narrativas históricas; pero la elección de este periodo o punto de arranque es un requerimiento para establecer cierta consistencia con los procesos históricos que analizo. Al mismo tiempo, rompo con una linealidad del discurso y esto vuelve completamente aleatoria la conexión que pueda existir entre una de las narrativas y otra. Probablemente alguna de las narrativas sea vulnerable, o con posibilidad de establecer relación hacia el discurso de Duby o algún otro tipo de narración clásica.
-¿Cuáles son esas narrativas que el libro plantea para analizar los procesos materiales de la historia?
-El libro propone a grandes rasgos cinco narrativas históricas que arrancan alrededor del año mil y terminan en la época actual. Primero, la historia geológica, en donde reviso el intercambio material entre los distintos grupos de seres humanos. En esta parte trato de analizar la capacidad de cambio casi constanteÊde la economía y la conformación de los mercados; ver cómo se han configurado estos estratos a lo largo de los últimos mil años y cómo se han acomodado a las distintas sociedades de seres humanos. Dentro de esta perspectiva, analizo la economía y todo el intercambio material entre los distintos conglomerados de seres humanos, como una serie de movimientos tectónicos que repercuten en gran escala y en distintos territorios -como el nacimiento de cualquier montaña. Por ejemplo, desde esta visión, la dominación de Occidente se debe más a un despiste de Oriente que, en una época distinta, tuvo la oportunidad de expandir sus sistemas económicos y sus mercados pero no lo hizo.
La segunda narrativa es la historia biológica, en donde trato de explicar la conformación de las ciudades consideradas como ecosistemas. Trazada esta relación, la configuración de las ciudades puede ser analizada como un desarrollo en donde la implantación de gérmenes y microorganismos es determinante como en cualquier otro ecosistema. De tal forma, que la expansión de una ciudad y de toda una región puede ser explicada como la continua superación de dichos microorganismos que la afectan y, por consiguiente, cada ciudad, incluso en la misma región, puede tener una configuración totalmente distinta.
La última narrativa que explico en el libro es la historia lingüística; esta historia de los signos y los significados con los que las sociedades articulan sus intercambios. En dicho análisis, es fundamental clarificar la diferencia entre lo que se conoce como sistemas fuertes y sistemas suaves de lenguaje y sonidos; cómo, por ejemplo, una lengua como el latín fino no ha sobrevivido debido a la rigidez en los significados y, por el contrario, el latín vulgar evolucionó, creando entre otras lenguas, el español, el francés, el italiano, etcétera; es decir, sus significados y su fonética no perseguían una estandarización y rigidización.
-Al parecer tu discurso de la multilinealidad con que puede ser analizada la configuración de las sociedades humanas, o de cualquier otro sistema de organización, demuestra que la historia como se ha estudiado durante los últimos doscientos años sólo ha sido exclusiva del hombre, olvidándose del resto de las sustancias y materias que existen y alteran este proceso generativo.
-El correr estas líneas en paralelo no significa que, al menos las tres que yo planteo, hayan arrancado en el mismo momento. Lo que quiero proponer primeramente es que una visión múltiple tiene que ser atemporal; no hay secuencia directa. Estas tres narraciones -la primera corresponde a cómo el conocimiento se ha expandido, la segunda a la representación de las organizaciones humanas y la tercera a la articulación entre ellas- se encuentran en cualquier proceso histórico, porque estos tres componentes sí conllevan a una visión múltiple del fenómeno que llamamos sociedad o de cualquier sistema autoorganizativo. Las ciudades no sólo son producto de la evolución del hombre; tanto la materia como la energía tienen un potencial mucho más grande para generar estos sistemas que se manifiestan de múltiples formas. Por ejemplo, regresando a cuando explicaba la primera narrativa del libro, la razón fundamental por la cual Oriente no conquistó a Occidente es, como decía, por un despiste. China habría podido conquistar todo el comercio de Europa si hubiera continuado sus exploraciones en el Océano êndico durante el siglo XIII. Si hubiera llegado a Europa ahora probablemente estaríamos hablando chino. Esta expansión china tuvo lugar casi un siglo antes de que Europa emprendiera su aventura comercial hacia Oriente, y el motor principal de las expediciones chinas fue que la ciudad más importante del imperio se encontraba localizada en la costa, era una ciudad marítima. Justo en el momento en que China pudo invadir comercialmente a Occidente, el imperio cambió su capital al interior para defenderse de la invasión de los mongoles por el norte. Fue precisamente en este cambio entre ciudad abierta al mar y ciudad cerrada al interior donde estuvo su despiste. Claro que este desplazamiento tuvo un motivo bélico que forzó a cambiar la capital del imperio, pero es útil para saber sus diferencias, y lo que implica cambiar de una ciudad marítima a una ciudad en el interior. Un siglo más tarde Venecia y Génova, ambas ciudades marítimas, establecieron los primeros pasos en Oriente, y su configuración es semejante a Shangai.
-El establecer esta diferencia inicial, si la pudiéramos llamar de alguna manera, entre el denominar una ciudad abierta al mar y una ciudad encerrada en el interior de un territorio, es definir que, al menos en lo que a tu primera narrativa se refiere, hay un claro desequilibrio que al parecer no tiene remedio; aun cualquier sistema tiene una potencialidad proporcional a su ``personalidad'' -si China se despistó y perdió su oportunidad y Europa no la desaprovechó más adelante, ¿qué, no es a fin de cuentas caer también en un determinismo? Sin embargo, también vemos ciudades, como Londres o París, que no son totalmente ciudad-puerto ni ciudad-interior sino capitales que han dominado la economía y los mercados del mundo en algún momento durante los últimos mil años; son sociedades en donde parece que no hubo una diferencia inicial que marcara su sistema de organización de una manera específica.
-Bueno, en el caso de Londres yo diría que es casi una ciudad puerto, y París no estaría yo tan seguro de que haya dominado económicamente en algún periodo histórico; pero sí lo hizo en cuanto a que supo configurar, gracias a ciertos hechos naturales, todo un ecosistema que le permitiera hacer la mayor cantidad de ciudades dentro de su territorio. Aunque al mismo tiempo esto haya originado la primera crisis ecológica que el ser humano haya confrontado: alrededor del año mil, la tala de árboles en el oeste europeo era tal, que todo el ecosistema natural cambió. Así que hoy por hoy no estamos viviendo la primera crisis ecológica; es la segunda... Tu comentario respecto a la existencia de un cierto determinismo al describir a la sociedad europea como una sociedad que cuando tuvo la posibilidad de expandirse lo hizo, no es del todo clara.
Por un lado tenemos un conjunto de ciudades-puerto en Europa que sólo tienen ``ojos'' hacia el exterior; jamás estuvieron mirando hacia adentro y esto las hizo fuertes hacia lo que yo denomino crear un sentido expansionista; por otro lado, si los chinos no lo hicieron en su momento fue por una decisión propia igual que la decisión europea de jamás preocuparse por configurar su territorio hacia el interior; y ambos han tenido, en ese específico caso, consecuencias geográficas distintas. Claro que cada pueblo o sociedad tiene un sentir o creencia que los hace decidir una u otra cosa, pero esto es un determinante del comportamiento humano nada más...
-Al hablar de cambios en la materia y la energía, generalmente contienen un significado tan amplio que sería mejor si los definiéramos de una manera precisa. Cuando te refieres a que en cualquier conquista de territorio a lo largo de estos mil años, la inclusión de lo que tú llamas microorganismos determina la victoria para uno o para otro bando, no sólo te refieres al tipo de armas con las que el hombre tiene un control absoluto; no es la perfección material lo que define al vencedor y al vencido, sino una ``liberación'' de energía que hasta cierto punto es lo que hace que un sistema se configure de tal manera.
-Pongamos como ejemplo la conquista de México; aquel discurso en el que los indígenas no pudieron combatir con el poderío de unos cuantos españoles con armas de fuego y caballos es sólo un camuflaje del verdadero verdugo de los aztecas. Ciertamente habrá habido una influencia de imagen por aquellas vestimentas y figuras, pero la diferencia en número era tan grande que difícilmente los españoles habrían podido ganar de no ser porque las enfermedades, es decir los gérmenes, destruyeron a gran parte de la población azteca. La liberación descontrolada de una epidemia hizo caer todo un territorio, y estas inclusiones han determinado durante los últimos mil años casi todo tipo de desterritorializaciones; han generado constantemente nuevas geografías.
-Serge Gruzinsky decía que la ciudad de México es una de las mejores representaciones de una mezcla de distintos tiempos en la que cada uno corre a distinta velocidad. En cierto modo, lo que tú has llamado ``condición de choque'' no es otra cosa sino este breve lapso en donde hay una gran movilización de materia y energía -alteraciones de movimiento, en tus términos...
-La ciudad de México es una muestra de esa ciudad mirando al interior, cerrada en sí misma. Otra cosa completamente distinta sería si Veracruz, una ciudad marítima, con una necesidad de expansión, hubiera sido la capital del imperio español, y no un asentamiento en la meseta interior. No digo que la configuración de la ciudad de México esté viviendo los problemas que no habría tenido si se hubiera desarrollado en la costa, pero entender que son este tipo de factores geológicos, biológicos y lingüísticos los que determinan su configuración puede ayudar a resolver problemas en el futuro, o al menos a comprender que es un producto de distintos procesos históricos.
Si se logra entender que el modo en que se organizaron las sociedades es clave para comprender los distintos procesos de transformación de la materia y la energía y cómo existen ciertos periodos estables y otros de grandes movimientos o cambios fugaces debido a la inyección de energía a determinado sistema, entonces podríamos tratar de proyectar las posibles respuestas a cómo serán las sociedades en el futuro.