Ahora es tiempo de recordar los trabajos que realizaron cineastas alemanes contra el fascismo. Películas que el Instituto Goethe presentó a la consideración de los cinéfilos mexicanos en el inolvidable ciclo Filmes antifascistas de la DEFA, en el verano de 1993. Así, a través de este texto fundamentalmente memorístico, nuestros cinedirectores obtendrán invaluable inspiración para su futuro quehacer cinemático a propósito de la realidad que los circunda y que muy pronto estarán dispuestos a recrear en el celuloide. Pero apartémonos de éste y otros posibles comentarios para ubicar algunas de las seis cintas que estructuraron aquel estrujante ciclo.
La primera, Los asesinos están entre nosotros, en cuyo contexto su realizador Wolfang Standes (1906-1984) narra la historia de un médico militar que regresa del frente de batalla, desesperado porque no consiguió evitar el asesinato de mujeres y niños inocentes... Entonces, quiere hacer justicia por su cuenta liquidando al capitán culpable de aquel asesinato. Sin embargo, una mujer recién liberada de un campo de concentración --y que es su amiga cercana-- logra disuadirlo de su intento.
Otro ejemplo del ciclo fue Jakob, el mentiroso, de Frank Beyer (1932), que relata una historia inusitada: la del judío Jacobo Heym, quien un día se entera a través de una emisión radial recibida en las oficinas de la Gestapo, que las tropas soviéticas se hallan a 20 kilómetros del ghetto donde habita. El mensaje es recibido con escepticismo por sus amigos, porque para un sobreviviente del ghetto la posesión de un radio significa el paredón. Entonces, Jacobo dice que tiene uno bien oculto. Esa mentira provoca otras más, pero también la voluntad de supervivencia. Así, Jakob, el mentiroso es en nuestros días una metáfora de la incomunicación que padecieron las personas durante la Segunda Guerra mundial y que ahora continuamos sufriendo a manos de los hombres que ejercen el poder.
Ahora bien, no sólo la DEFA --compañía instituida en la hoy inexistente Alemania Democrática-- creó filmes antifascistas. Por ejemplo, Studio 45 --productora situada en la zona occidental-- produjo Pájaros de la inmigración que concretó el agudo problema de los refugiados de guerra en la búsqueda de un lugar dónde aposentarse; o Amor 47, a propósito de una mujer desilusionada, incapaz de reencontrar su fe perdida en la humanidad, o Film sin título, que arroja luces otra vez sobre la desilusión-desubicación; o En aquellos días, de Helmut Kaütner, cuyo protagonista es el conductor de un camión que recorre los caminos de Alemania durante diversas épocas atestiguando diferentes acontecimientos.
Los ejemplos de testimonios cinematográficos antifascistas hay que encontrarlos también bajo la batuta de Pommer, entre otros, una comedia musical de satíricas resonancias, La balada de Berlín dirigida por Robert Stemmle; Largo es el camino, trágica exposición visual de los acontecimientos ocurridos en Varsovia; Poner a prueba a la muerte, recopilación documental sobre los campos de exterminio, y El canciller que de nueva cuenta aborda la desilusión existencial a cargo de un profesor judío exiliado que regresa a la Alemania devastada.
Paralelamente a estos filmes que de muchas maneras vinieron a retratar la angustiosa situación de un pueblo, la cinematografía germana alentó y produjo documentales y noticiarios. Uno y otros esclarecieron la nefasta actuación del fascismo... de ayer.