Creció en el país la cifra de menores en labores riesgosas
Angeles Cruz Ť En México una de cada cinco familias no obtiene los recursos suficientes para su alimentación. Uno de cada dos habitantes del campo y uno de cada nueve de las ciudades viven en condiciones de extrema pobreza, lo que equivale a unas 20 millones de personas. Esta situación ha propiciado un sensible incremento en el trabajo infantil, señala una investigación realizada por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Mediante un conteo de niños y niñas trabajadores en cien ciudades se obtuvo que de los 114 mil 497 menores que trabajan, 88 por ciento tiene entre seis y 12 años de edad.
Los niños restantes --12 por ciento--son menores de seis años. Algunos de ellos acompañan a sus padres en la actividad laboral en espacios públicos, pero otros también trabajan. De acuerdo con el informe preliminar del conteo, aunque este grupo no es mayoritario ``revela la gravedad de la situación del trabajo infantil en México''.
El análisis de la información obtenida --que aún no se da a conocer oficialmente-- destaca el incremento de la ``invisibilidad'' del trabajo infantil en condiciones de riesgo, al que se dedica 12 por ciento de los menores incluidos en el conteo.
Estas actividades son: prostitución, mendicidad, pepena, carga, estiba y ayudantes de albañil. El informe también subraya que 66 por ciento de los niños en esta categoría es menor de 11 años.
Para la realización del estudio que incluye niñas, niños y adolescentes trabajadores, se contó a todas y todos los menores de 18 años que se encontraban desarrollando alguna actividad tendiente a obtener un ingreso --de manera visible-- en 100 ciudades del país. Las localidades elegidas agrupan a un total de 189 municipios, en los que viven alrededor de 16 millones de niños de entre cero y 18 años de edad, lo que representa aproximadamente 40 por ciento del total nacional.
El universo, conformado por los menores involucrados en la economía informal y en actividades marginales en la calle o espacios públicos, también incluye a subgrupos de niños que desarrollan las labores de alto riesgo ya señaladas, así como a los menores de cero a cinco años de edad.
De este estudio quedó fuera una gran proporción de menores que trabaja en el ámbito privado (trabajo doméstico, talleres familiares), y en general en el sector formal de la economía; además de los niños que laboran en las zonas rurales.
El informe destaca que buena parte de los resultados del conteo ``contradicen tanto los postulados de la Convención de los Derechos del Niño como las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo, con relación al trabajo infantil. Se trata, sin embargo, de la realidad urbana, concreta y dolorosa de la mayoría de las ciudades de México''.
Del total de menores, 24 por ciento trabaja en la calle, 56 por ciento en espacios públicos abiertos y 24 por ciento son niños ``cerillitos'' en las tiendas de autoservicio. Las niñas constituyen 30 por ciento de estos grupos.
En 14 de las 31 entidades de la República vive 66 por ciento de los niños y niñas, y 45 por ciento en 19 de las 100 ciudades. Estas últimas son las grandes metrópolis, los centros industriales, los principales puntos fronterizos y los centros turísticos de mayor auge donde los niños trabajadores suman más de 2 mil 500, mientras que en el resto de las localidades el promedio es de 500.
Por regiones, se observa que el problema del trabajo infantil se concentra en el centro del país, con 41 por ciento, seguido del norte, que agrupa 40 por ciento, y del sur, con 19 por ciento. Respecto a esta última zona, el informe previene que faltaría incluir la información de Acapulco y Chilpancingo, Guerrero.
Al revisar la incidencia por edades, sobresale que 74 por ciento de los niños trabajadores en la calle tiene entre seis y 15 años de edad. Este es un hecho alarmante, reconoce el informe, ``pues prácticamente tres cuartas partes de los menores que trabajan son infantes que deberían estar dedicados totalmente a actividades escolares y de esparcimiento, que aún no tienen la edad mínima legal para poder ejercer una actividad económica, quedando fuera de cualquier tipo de regulación laboral, y por ende de protección''.
Una vez realizado el conteo, se tomó una muestra representativa a la que se le aplicó una encuesta. Entre los principales resultados destaca que 98 por ciento de los niños trabajadores viven en sus casas; 64 por ciento todavía estudia; y 71 por ciento vive en hogares nucleares con el padre o la madre.
Asimismo, 58 por ciento de los niños señaló que trabaja para ayudar a su familia, y el resto se divide entre los que declararon que les gusta trabajar y los que lo hacen para mantenerse a sí mismos. Finalmente, 71 por ciento de los menores dijo que empezó a realizar actividades remuneradas entre los seis y los 13 años de edad.
Otras preguntas están relacionadas con el problema de las adicciones. Así, 26.4 por ciento de los niños manifestó que en los lugares donde trabaja hay gente que consume drogas; 18.6 por ciento dijo que le han ofrecido los enervantes y 5.9 por ciento aceptó haberlos ingerido.
Respecto al consumo de drogas, en Tijuana se ubicó en 13 por ciento, en Ciudad Juárez fue de 12.8 por ciento, en Acapulco de 2.4 por ciento y en Guadalajara de 1.4 por ciento. Las principales drogas fueron inhalantes (29 por ciento), mariguana (14 por ciento), alcohol (10 por ciento) y cocaína (5 por ciento).