La Jornada 4 de julio de 1998

Torcida en las playas de Río

Marlene Santos A., enviada, Nantes, 3 de julio Ť Cada vez con más apuros y críticas... pero Brasil está a dos partidos del pentacampeonato.

De nuevo sin juego de conjunto pero con el fulgor de su constelación de estrellas, el equipo verdeamarelho tuvo suficientes recursos para convertirse en uno de los cuatro semifinalistas, al eliminar con marcador de 3-2 a una sorprendente Dinamarca, que tras el silbatazo inicial puso al gran favorito abajo en el marcador.

Con goles de Bebeto (minuto 10) y Rivaldo (26 y 60) Brasil superó al aguerrido equipo danés, que anotó dos tantos marcados por Martin Jorgensen (minuto 2) y Brian Laudrup (50), y que estuvo a punto de empatar el partido en los minutos finales del encuentro.

El capitán de Dinamarca, Michael Laudrup, recibió una emotiva despedida de parte de su afición, que satisfecha por este primer arribo de su país a cuartos de final en un Mundial, se quedó a festejar al término del cotejo como si hubieran sido los triunfadores. No era para menos, su más grande astro se retiró del balompié en este cotejo, y tras el silbatazo final fue hasta la esquina de su porra para regalar playeras y saludar de mano a sus seguidores, que una hora después todavía coreaban ``¡Michael-Michael!''

Dinamarca sorprendió a Brasil al arranque del partido y enmudeció al estadio La Beaujoire, teñido de amarillo, apenas al minuto uno, cuando Brian Laudrup avanzó por el costado izquierdo, sacó centro retrasado que conectó Martin Jorgensen con un disparo raso que atravesó la poblada área brasileña y que entró por el lado derecho de Claudio Taffarel, para dar vida al tablero con el 1-0.

Zagallo, quien ha sido muy criticado por Jairzinho ``por no tener variantes'', se paró como impulsado por un resorte y dio manotazos al aire, mientras estallaba un poderoso grito de ``¡Danemark-Danemark!''

Otro que es blanco de críticas (ahora le achacan sobrepeso), Ronaldo, dio una contundente muestra de su entrega y coraje con dos carreras oportunas y dos pases precisos que resultaron fundamentales para la voltereta en el mismo primer tiempo. La primera fue al minuto 10, cuando desde el centro de la cancha se encarreró y dio pase filtrado a Bebeto, quien definió bien con un tiro cruzado que venció al portero Peter Schmeichel.

El astro brasileño aguantó una fuerte entrada de Brian Laudrup, quien le dobló grotescamente el tobillo izquierdo, y en otra ofensiva atrajo marca de los defensas daneses, dio un servicio medido a Rivaldo, quien desde el lado izquierdo fusiló al portero danés para imponer el 2-1 al minuto 26. Cuatro minutos después, Ronaldinho envió un nuevo centro desde el extremo derecho que puso en jaque a Schmeichel y al defensa Jan Heintze.

Dinamarca no se amedrentó ni con el canto de ``soy brasileeeño, soy brasileeeño, con mucho orgullo y con mucho amor'', interpretado a ritmo de samba, y al minuto 49 logró el empate tras un pésimo intento de despeje de Roberto Carlos, Brian Laudrup ganó el balón y de un trallazo venció a Taffarel para decretar la igualada a dos tantos. El danés se lanzó al césped para posar con la cabeza detenida en la mano y mostrar su rostro de dios griego.

La batucada de nuevo se hundió en el silencio para dar paso a los ensordecedores gritos de los daneses, que se la pasaron repartiendo publicidad de sus marcas de leche y que casi tuvieron que ser echados del estadio en medio de su clamoroso grito de ``¡Michael Laudrup-Michael Laudrup!''

El más claro ejemplo de las individualidades de Brasil lo dio Rivaldo, quien partió de casi media cancha para lanzar un obús con su pierna zurda e imponer el 3-2 definitivo ante la inútil estirada del portero Schmeichel, al minuto 60.

Zagallo sabe cómo contentar a su público, al minuto 61 ingresó a Denilson, que poco pudo hacer ante los crecidos daneses, pero que provocó el festejo eterno de la torcida. Brasil sufrió en los minutos finales con claras llegadas de Dinamarca que no prosperaron, la última, un remate de cabeza de Marc Rieper que se estrelló en el travesaño.

El árbitro egipcio Gamal Ghandour amonestó a los brasileños Roberto Carlos, Aldair y Cafú, y a los daneses Thomas Helveg, Soren Colding y Stig Tofting.