FRANCIA, POR PRIMERA VEZ EN UNA FINAL
Marlene Santos A., enviada, París, 8 de julio Ť ¡Les bleus hicieron la hazaña! y Francia ganó un héroe: el defensa Lilian Thuram, quien esta noche dio la victoria al país anfitrión al anotar dos goles y llevar a la gran final por el título de la Copa del Mundo Francia 98, que disputará el domingo ante el tetracampeón Brasil.
El espigado Thuram fue alzado en hombros mientras el público aplaudía y se entregaba entero a su oncena sobre la cancha, a este grupo de jugadores que por primera vez llevó a Francia a una gran final por el Campeonato Mundial.
Thuram se lanzó como una gacela al frente cuando la afición no había asimilado el 1-0 que le asestó al inicio del segundo tiempo el croata Davor Suker. Thuram robó el esférico a un defensa y tejió una pared con Youri Djorkaeff, para rematar con gran concentración y a sangre fría, apenas 30 segundos después de la anotación de Croacia, impuso el empate 1-1.
El gol, más que oportuno, encendió los ánimos en el engalanado estadio Saint-Denis, los gritos y el canto de ``¡Allez la France!'' ya no cesaron entre los más de cien mil asistentes que tras el silbatazo final se encaminaron hacia las principales plazas de esta ciudad para festejar con gran estruendo.
El mismo Thuram, al minuto 69, marcó el tanto del triunfo con una nueva descolgada por el lado derecho, buscó la pared con Thierry Henry, recibió el esférico y con la zurda sacó un remate cruzado que dejó sin oportunidad al portero Drazen Ladic.
Antes, tras el silbatazo que decretó el reinicio del cotejo, el croata Aljosa Asanovic avanzó por el carril izquierdo y envió su centro hacia Suker, quien sorprendió desubicada a la defensa francesa y envió su remate colocado para imponer el 1-0 al minuto 46, cuando apenas comenzaba la primera jugada de la reanudación.
El partido tuvo momentos de angustia ante las decisiones erráticas del árbitro español José María García Aranda, quien cayó en todos los trucos que le tendieron los jugadores a lo largo del cotejo, por lo que al minuto 73 expulsó a Laurent Blanc, de Francia, cuando el croata Slaven Bilic simuló haber recibido un golpe en la cara. Después no sancionó un grave codazo que Henry asestó a Robert Jarni y que merecía tarjeta roja.
Más silbidos e insultos recibió el árbitro por prolongar 4 minutos el juego. Cuatro eternos minutos en que los franceses sentían el corazón en la garganta, sobre todo al minuto 94, cuando el portero Fabien Barthez tuvo que estirarse al máximo para desviar un balón que iba a entrar por su ángulo superior derecho.
Los primeros 45 minutos se escurrieron con un futbol de más entrega que calidad, entre un aparente dominio alterno, en el que las llegadas hacia las metas se dividieron, pero no prosperaron. Francia buscó de inmediato la meta defendida por Drazen Ladic, pero quiso canalizar todo su ataque a través de Zinedine Zidane, quien estuvo errático en ese periodo.
El público impulsó a los suyos con el ya clásico ``¡Allez la France!'', pero fue Croacia el equipo que estuvo más cerca de irse al frente en el marcador, cuando al minuto 34, Aljosa Asanovic sacó un disparo que rosó el poste izquierdo de la portería de Barthez.
Blanc se perderá la gran final ante Brasil, y además no podrá realizar el rito que acostumbra antes de cada cotejo, en el que soba y besa la cabeza rasurada del portero Barthez. Además de la expulsión, García Aranda amonestó a los croatas Dario Simic, a Mario Stanic y a Aljosa Asanovic. Al examen antidopaje fueron los franceses Desailly y Thuram, y los croatas Drazen y Vlaovic.
Dpa, París, 8 de julio Ť La selección francesa ya ha hecho historia al clasificarse hoy para la final del Mundial de Futbol, en la que se medirá este domingo a Brasil.
El conjunto anfitrión superó hoy con su triunfo de 2-1 sobre Croacia una barrera que había demostrado ser infranqueable en tres ocasiones, ya que en ellas buscó su ingreso en la final de la mayor cita futbolística, sin lograrlo jamás.
En Suecia 58, Francia llegó a semifinales como el equipo más goleador -15 tantos en cuatro partidos-- y que tenía en sus filas al mejor atacante -Just Fontaine, con ocho dianas hasta ese momento--, mientras que Brasil era dueño de la mejor defensa del torneo.
Sin embargo, los argumentos que tenía a su favor el conjunto francés quedaron reducidos a la nada ante la clase que desplegó un joven llamado Edson Arantes do Nascimento, de 17 años, al que todo el mundo conocía por Pelé. Con tres goles contribuyó el jugador del Santos al triunfo por 5-2 de Brasil.
A Francia le quedó el dudoso consuelo del tercer puesto. En el partido para definir ``bronce'', Francia doblegó a Alemania por 6-3 y Just Fontaine completó sus treces goles, nunca más superados en un Mundial.
Francia tuvo que esperar hasta España 82 para volver a saborear una semifinal. En Sevilla, un conjunto magistralmente conducido por Michel Platini, Alain Giresse y Jean Tigana, un mediocampo de lujo.
Galos y alemanes llegaron a la prórroga tras empatar a un gol en el tiempo reglamentado, pero fue Francia que asestó golpes que parecían mortales con goles de Tresor y Giresse, la Tricolor se colocó 3-1 arriba a los 98 minutos.
Pero Alemania probó ser más Alemania que nunca y empató de milagro, tras dianas de Rummenigge y Fischer. La tanda de penales tuvo un desenlace fatal para el equipo francés. Cuatro años después, los mismo germanos volvieron a cavarle la tumba a los franceses, que en cuartos de final habían derrotado al Brasil de Zico y Sócrates en un partido maravilloso.
Andreas Brehme adelantó a los germanos, en Guadalajara, a los nueve minutos, y a pesar de que Francia fue netamente superior, el triunfo se lo llevaron los alemanes, porque Rudi Voeller logró a los 90 minutos, el segundo gol para su equipo.
Ahora, tras vencer a Croacia 2-1, Francia pudo por fin romper el maleficio, pasar a la final, y sumar su nombre a una reducida lista de diez países que ha disputado las 16 versiones de la Copa del Mundo.
Marlene Santos A., enviada, París, 8 de julio Ť Francia se metió a la fiesta del futbol con gran estrépito, luego de horas de espera y de una tensión nerviosa que se reflejó en las calles vacías durante casi todo el día.
Del estadio Saint Denis partió el más grueso contingente que entre notas de La Marsellesa se encaminó hacia las principales plazas de esta capital, mientras que en la glorieta de Trocadero ya una multitud se había congregado para ver en pantalla gigante el partido entre Francia y Croacia, donde el país sede se adjudicó el pase a la final, que disputará el domingo ante Brasil.
A las 21 horas, la elegancia se vistió de azul. Los funcionarios públicos y muchos parisinos acudieron de impecable traje al estadio, pero era obligada la camisa azul o la bufanda del equipo de ``La France''. Otros, la mayoría, asistieron con cualquier prenda en colores azul, blanco y rojo y hasta la piel pintada en esos tonos.
La espera en el estadio fue más larga para los seguidores de Croacia, equipo que hoy estuvo muy lejos de ser aquel verdugo que humilló a Alemania en los cuartos de final. Pero los fanáticos de playeras ajedrezadas no se fueron tristes con la derrota; al final, guardaron sus mantas donde anticipaban, no el resultado de este cotejo, sino el de la final: Croacia 1, Brasil 0, y sin amarguras se sumaron a la fiesta gala.
No era una guerra, pero ya que estaban los croatas con sus cantos encendidos y que elevaban el brazo derecho con estilo hitleriano, un reducido grupo de uniformados desplegó una discreta manta: ``Los veteranos de Waterloo, con los azules''.
Los afición multinacional exhibió un sinfín de banderas en las gradas; había de España, Colombia, México, Argentina, Estados Unidos, Inglaterra, Brasil, Holanda, y varias más. Adentro, la música amenizó la espera y en los alrededores del coso deambularon una vez más los buscadores de boletos que sueñan con asistir el domingo a la final.
Tras los himnos nacionales, detrás de cada portería se extendieron gigantescas mantas con forma de camiseta, una de cada equipo, pero más grande la de ``les bleus''É Y el ruido comenzó, los franceses no cesaron en su eterno grito de ``¡Allez la France-allez la France!''. En los palcos de honor los sacos quedaron a un lado, los gritos de júbilo y espanto hicieron levantarse de su asiento en repetidas ocasiones a los personajes como el presidente Jacques Chirac o al primer ministro Lionel Jospin, pero ninguno de ellos fue tan expresivo como Michel Platini, quien sacudía los brazos con frenesí, ya de cara a la victoria.
Los automovilistas hicieron sonar sus bocinas por el paseo de los Campos Elíseos, donde decenas de festejantes deambularon hasta altas horas de la noche, mientras un ejército de uniformados fue tomando posiciones vigilantes. Reportes de última hora informaron de celebraciones simultáneas en otras ciudades como Marsella, Lyon y Montpellier.