La Jornada jueves 9 de julio de 1998

Enrique V. Iglesias
Retos convergentes: Asia-Pacífico y AL

En apenas un par de décadas, las dos regiones de Asia-Pacífico y América Latina y el Caribe podrían enfrentar el reto de crear un inmenso espacio económico común a medida que los propuestos acuerdos de comercio libre de los que son signatarias, el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) se entrecruzan y convergen sus listas de miembros.

Ambas regiones tienen mucho que ganar de un esfuerzo sistemático y recíproco por mejorar el conocimiento mutuo, la cooperación económica y cultural, y por diseñar las reglas que regirán su interacción.

Sus relaciones han crecido en los últimos años al expandirse las corrientes de comercio, inversión y tecnología bajo el estímulo de la globalización. Las estadísticas, sin embargo, muestran que hay lugar para la mejora. Pese a un incremento anual de 15 por ciento que ha llevado el comercio mutuo a casi 50 mil millones de dólares en 1996, los miembros asiáticos de APEC representan apenas 10 por ciento del comercio latinoamericano. Debe notarse que las importaciones latinoamericanas del Asia, compuestas principalmente de manufacturas, crecieron más rápido que las exportaciones latinoamericanas a esa región, compuestas mayormente de materias primas.

La inversión directa extranjera de Asia es aún una pequeña porción del total recibido por América Latina en la década de 1990 y se limita a pocos países. Es alentador, de todos modos, que nuevas firmas de varios países asiáticos se estén sumando a los inversionistas extranjeros más veteranos en México y América Central a fin de obtener acceso a los mercados de Estados Unidos, Canadá y México de la Asociación Norteamericana de Libre Comercio, o para beneficiarse del creciente comercio intrarregional del Mercosur.

La limitada magnitud de los vínculos comerciales transpacíficos, originada en las diferentes experiencias de desarrollo económico y comercial de las dos regiones, se agrava por la falta de conocimiento mutuo. Un examen de la interacción no económica --turismo, intercambio cultural y estudios regionales y lingüísticos-- revela un vacío tanto más lamentable cuando se tiene en cuenta que hay importantes comunidades asiáticas en varios países latinoamericanos.

Para enriquecer sus relaciones, Asia y América Latina necesitan trabajar en dimensiones diferentes y mutuamente relacionadas. Para aumentar las exportaciones de Asia, y expandir así su capacidad de importar, América Latina necesita profundizar sus reformas económicas e institucionales, continuar su liberalización unilateral del comercio, reforzar la investigación y el desarrollo, mejorar la educación y destreza de su fuerza laboral, y mejorar las infraestructuras nacionales y regionales de transporte y comunicaciones. Las inversiones y tecnología asiáticas pueden ayudar a diversificar la producción y las exportaciones de América Latina y El Caribe, alejándolas de las materias primas de bajo valor agregado, añadiendo así a la capacidad de importación de la región, lo que beneficiará a los exportadores asiáticos. Los países asiáticos pueden ayudar al intercambio reduciendo barreras comerciales.

La historia muestra que, en el largo plazo, los países que compiten en muchos sectores productivos y comerciales tienen mayores niveles de intercambio entre sí que los países con excesiva especialización en producción y comercio. En otras palabras, Asia y América Latina necesitan tanto colaborar como competir entre sí.

Asia y América Latina necesitan mejorar su conocimiento mutuo con programas de información, cultura, idiomas e investigación que comprendan intercambios acerca de sus experiencias de desarrollo.

Asia tiene mucho que mostrar en términos de ahorro, inversión, educación, equidad social, administración pública, investigación y desarrollo, y en incorporar tecnología cada vez más compleja a la producción. América Latina y el Caribe, a su vez, son líderes en cooperación regional, libre comercio e integración. Asimismo, América Latina está logrando progresos significativos con Canadá y Estados Unidos en crear el ALCA, que sería la mayor zona de comercio libre del mundo.

Un compromiso por fortalecer los vínculos entre Asia y América Latina es evidente en foros tales como APEC y el Consejo de Cooperación Económica del Pacífico (PECC). La participación de América Latina en esta asociación va más allá de pertenencia de Chile y México a APEC y su participación en comités del PECC junto con Colombia y Perú. El esfuerzo de América Latina por la integración regional y el comercio libre hace que cada vez más todos sus países compartan las fronteras del Pacífico. Se produce así una convergencia en aceleración de las afiliaciones a las áreas de comercio libre e integración existentes y propuestas: los miembros de NAFTA y Chile, que están trabajando por crear el ACLA con los otros países de América Latina y el Caribe, son miembros de APEC. La materialización del comercio libre dentro de la APEC tendría efectos profundos sobre toda América Latina y el Caribe.

Por ello es del interés de Asia-Pacífico y América Latina y el Caribe asegurar que el comercio libre y la integración sean construidos como componentes de una liberalización global congruente con el multilateralismo. Su cooperación será crucial.

* Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo