La Jornada 11 de julio de 1998

De 1970 a 2000 su población se habrá duplicado, prevé un analista

Angeles Cruz y Andrea Becerril Ť Profundas inercias, déficit severos, desigualdades sociales y de género persisten entre la población mexicana, y se reflejan en la alta marginación en que viven 45 mil localidades con menos de 500 habitantes y la tercera parte de las ciudades del país. A la vez, el crecimiento demográfico implica que en 2000 se habrá creado virtualmente otro México, similar al de los años 70, es decir, se habrá duplicado su población.

Así quedó de manifiesto durante la celebración del Día Mundial de la Población, en la que Rodolfo Tuirán, secretario general del Consejo Nacional de Población (Conapo), destacó que superar los rezagos sociales acumulados requiere de modernizar las estructuras administrativas y consolidar la capacidad financiera de los gobiernos locales, así como fortalecer la integración de cadenas productivas en sus zonas de influencia territorial.

Señaló que un aspecto importante de la política de población lo constituyen los esfuerzos dirigidos a incidir en la orientación de los flujos migratorios y la distribución territorial de la población. Ambos, dijo, enfrentan considerables obstáculos y dificultades generados por las condiciones de vida de las personas.

Al presentar el tercer Informe de Avances del Programa Nacional de Población 1995-2000, el funcionario señaló que dichos avances han sido considerables en cuanto al descenso en el crecimiento poblacional, en la mortalidad infantil y el aumento en la esperanza de vida.

De no haberse frenado el ritmo de crecimiento, dijo, los mexicanos sumarían a la fecha casi 134 millones, es decir 37.7 millones más de los que somos actualmente; y tendrían lugar más de 5.9 millones de nacimientos, en contraste con los poco más de 2.2 millones que se estima ocurrirán en 1998.

Al respecto, el secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, quien presidió la ceremonia realizada en el Campo Marte, señaló que el desarrollo y bienestar del ser humano es principio y fin de cualquier política pública. Por eso, en México se implantó desde hace 24 años un cambio sustancial en la estrategia demográfica, con el objetivo de evitar el agudizamiento de la pobreza y la marginación.

Se refirió a los avances en el aumento de la esperanza de vida, el descenso de la mortalidad infantil y el acceso a los servicios educativos y de salud. Dijo que las tendencias demográficas permitirán la creación de políticas que respondan a las demandas y a un desarrollo regional más armónico.

En particular, destacó el reto a vencer por el envejecimiento de la población. Se requiere, dijo, de estrategias que garanticen que la vejez sea una experiencia de vida valorada y digna.

En su informe, Rodolfo Tuirán comentó que de 1994 a 1998 se agregaron 1.2 años a la esperanza de vida al nacimiento de los mexicanos y a la fecha es de 73.8 años en promedio. En tanto, de haberse mantenido constantes los niveles de fecundidad, en el mismo periodo se habrían producido 270 mil nacimientos adicionales.

No obstante el avance del programa de planificación familiar -70 por ciento de las mujeres unidas en edad fértil utiliza algún método anticonceptivo-, todavía no es posible garantizar que hombres y mujeres puedan ejercer su derecho a decidir el número y espaciamiento de sus hijos.

Es necesario, subrayó Tuirán, redoblar esfuerzos para vencer las profundas inercias asociadas con las desigualdades sociales y de género; estimular la participación del varón en la planificación de la familia; abatir la demanda insatisfecha, y fortalecer la capacidad de los usuarios para ejercer una demanda calificada de los servicios.

Especial atención merecen las y los jóvenes de México para consolidar en ellos hábitos de previsión y planeación, así como para favorecer la toma de decisiones libre, responsable e informada. Para ello, apuntó, ha sido de primordial importancia la inclusión de los temas de población en la educación básica, igual que las campañas masivas de información que se han realizado.

Ante el secretario de Gobernación, los titulares de las dependencias del sector salud, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, del Progresa, subsecretarios de Hacienda, Medio Ambiente, Agricultura y Reforma Agraria y diputados y senadores que se dieron cita en el Campo Marte, Tuirán se refirió también al fenómeno migratorio.

Dijo que en los primeros cinco años de esta década, alrededor de 10 por ciento de la población cambió de residencia habitual, de un municipio a otro o entre estados. La ciudad de México, apuntó, ya ha dejado de ser el principal destino de los migrantes y ahora es el lugar de origen más común.

Al referirse a la concentración territorial, el secretario general de Conapo detalló que de las casi 201 mil localidades identificadas en el país, alrededor de 170 mil tienen, cada una, menos de 500 habitantes, donde viven alrededor de 9.8 millones de mexicanos. De éstas, cerca de 56 mil localidades se ubican en el área de influencia inmediata de alguna ciudad del país, 50 mil están fuera del área de influencia urbana pero muy cercanas a una carretera, mientras que casi 64 mil presentan condiciones de aislamiento.

En este último caso, se trata de asentamientos rurales cuya población vive en condiciones sumamente precarias, debido a la escasa dotación de infraestructura, servicios y equipamiento básico. De hecho, subrayó, siete de cada 10 presentan un alto grado de marginación, es decir: unas 45 mil localidades de menos de 500 habitantes.

Por otra parte, de las más de 22 mil ciudades o áreas geoestadísticas identificadas, al menos una de cada cuatro presenta características de alta o muy alta marginación, lo que revela la existencia de considerables déficit de servicios e infraestructura básica, sobre todo en los centros urbanos pequeños.

La solución no es simple ni de corto plazo, admitió Tuirán. Se requiere, entre otras acciones, incorporar miles de hectáreas de ejidos y comunidades en el ordenamiento territorial, fortalecer la red de servicios, crear sistemas de transporte eficientes y fortalecer la participación social.

De su lado, Manuel Ordorica Mellado, ganador en esta ocasión del Premio Nacional de Demografía, destacó que la duplicación en el número de mexicanos en los últimos 30 años nos llevó a construir otro país como el de principios de los 70. Un fenómeno similar ocurrirá en el próximo siglo y al tender hacia el crecimiento demográfico cero, poco antes del 2100 podríamos alcanzar entre 180 y 190 millones de habitantes, es decir, el doble de la población de 1995. En casi un siglo, destacó, deberemos construir otro México como el de 1995.