SOSA TEXCOCO: 57 MESES EN HUELGA
Fabiola Martínez Ť Los 622 obreros de la fábrica Sosa Texcoco cumplieron 57 meses en huelga, casi cinco años en los que el patrón consiguió cuatro amparos e interpuso dos prórrogas para evitar el pago de salarios caídos, liquidaciones y prestaciones, pese a dos laudos y ratificaciones correspondientes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) en los que se establece la responsabilidad de la empresa (imputabilidad).
En los primeros días de agosto próximo, el magistrado del décimo tribunal colegiado en materia laboral deberá emitir su fallo en torno al conflicto, el cual se presume será definitivo e inapelable. Sin embargo, señalan los huelguistas, ``tememos otra maniobra del presidente del Consejo de Administración de Sosa Texcoco, Salim Nasta --yerno del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz--, a quien los jueces han beneficiado desde 1996''.
De acuerdo con los cálculos de los trabajadores, cuyo sindicato está afiliado a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), les corresponde de finiquito global alrededor de 150 millones de pesos: 48 millones por la liquidación de 622 obreros con antigüedad promedio de 15 años, 51 millones por salarios caídos desde octubre de 1993 a la fecha (700 días) y 45 millones más correspondientes a prestaciones diversas.
Hemos perdido todo, menos la dignidad
La propuesta más reciente de la empresa --la que alega estar en quiebra-- es de 60 millones de pesos, que representan 40 por ciento de lo que legalmente les corresponde, por lo que los trabajadores se niegan a terminar el conflicto en esos términos: ``En casi cinco años de lucha hemos perdido todo menos la dignidad; sólo exigimos lo que por ley nos corresponde, no migajas'', advierten.
La dirigencia sindical de Sosa Texcoco, que encabeza Luis Madrid Montes de Oca, manifestó su disponibilidad de levantar el paro ``si Salim Nasta ofrece por lo menos 100 millones de pesos'', con lo que se pagaría a cada trabajador en promedio alrededor de 40 mil pesos por concepto de liquidación y salarios caídos.
Aunque los trabajadores se saben unidos, tampoco niegan la diferencia de opiniones entre ellos. Un grupo, al que identifican como los naranjas o necios, y que dice contar con el apoyo de al menos la mitad de los huelguistas, se ha manifestado por el ``todo o nada'', es decir, sólo levantar la huelga con el pago de 100 por ciento del finiquito, y así se lo comunicaron a su abogado Juan Moisés Calleja, asesor jurídico de la CTM.
Los obreros han solicitado el apoyo de diversas instancias, desde el Presidente de la República hasta las autoridades municipales y estatales mexiquenses, ante la ``lentitud'' de las autoridades laborales, que han hecho de la huelga en Sosa Texcoco una de las más prolongadas de las últimas décadas.
En los 57 meses de paro se ha suspendido la producción anual de 9 mil toneladas de sosa cáustica, alga espirulina (codiciada vitamina natural) y hasta 700 toneladas diarias de carbonato de sodio, esta última materia prima fundamental en diversas industrias y que ahora es necesario importar. Sin embargo, el mayor impacto ha sido para los trabajadores y sus familias, quienes han resistido en paro pese al deterioro de su nivel de vida, la necesidad de recurrir a empleos temporales, vender sus escasas propiedades y sacar a sus hijos de la escuela para que contribuyan, junto con sus madres, a la sobrevivencia familiar.
Lo mismo venden dulces y frituras en Ecatepec, que los productos que les ofrece a bajo costo la Cooperativa Pascual; otros se emplean temporalmente en plomería y, los más viejos, como ayudantes de albañil, actividades por las que obtienen apenas para ``mal comer''. También las esposas y los hijos han resistido junto con ellos, ``aunque ya muchas se fueron por la desesperación del desempleo''.
Con sus desgastados uniformes verde olivo, los huelguistas se turnan para hacer guardia desde el 3 de octubre de 1993, día en que iniciaron el paro. En pequeños grupos se instalan frente a la enorme fábrica que al paso de los años cambió las modernas calderas, equipos de evaporación industrial, torres de carbonatación y la explotación del lago de Texcoco, por un inmenso bloque de fierros oxidados y retorcidos, cuya custodia apenas se ampara a la luz de las velas.
A esta situación se agregan los problemas ecológicos derivados del cierre de la planta. Señalan que las inmensas tolvaneras se alzan en las 264 hectáreas de Sosa Texcoco, y trasladan a los centros urbanos colindantes toneladas de carbonato de calcio, de sodio, minerales corrosivos y lodos sobrantes de sosa cáustica, situación que tampoco ha sido agravante para hacer cumplir con su responsabilidad al patrón.
Con la esperanza de un fallo definitivo a su favor, se manifiestan por la reapertura de la planta y confían en un posible apoyo gubernamental para rescatar su fuente de trabajo. Muchos de ellos --una tercera parte de los 622-- tienen más de 50 años de edad y saben que difícilmente conseguirán otro trabajo. Por eso, cinco años después reclaman a las autoridades federales justicia y que se ejecuten los laudos de la JFCA.
``Estamos dispuestos a seguir con valentía; hemos sacrificado todo. Con la huelga se rompió el bienestar económico y emocional de nuestras familias, pero confiamos en que los jueces ya no nos den malos resultados'', expresó el secretario de Trabajo del Sindicato de Sosa Texcoco, Tomás García.
--¿Conocen ustedes de otro caso en el que se haya otorgado cuatro amparos a un patrón?
--No sabemos, pero habría que preguntarle a los anteriores secretarios del Trabajo y Previsión Social, empezando por Arsenio Farell Cubillas, por qué han querido quedar bien, aun con la afectación a 622 familias.
Cronología del conflicto
--Octubre 3 de 1993. Estalla la huelga por violaciones al contrato colectivo y salarios caídos
--Enero de 1994. La JFCA declara lícita y existente la huelga; la empresa recurre al amparo ante el tribunal colegiado en materia laboral para dejar sin efecto este laudo
--Noviembre de 1994. Es ratificada la huelga por la JFCA; la empresa interpone un nuevo amparo. Se reafirma la declaratoria de existencia del paro laboral.
--Septiembre de 1995. El patrón promueve la quiebra de la empresa.
--Diciembre de 1995. El patrón plantea una negociación para dar fin al conflicto. Se firma un convenio para liquidar a los trabajadores el 31 de enero de 1996. El patrón incumple el plazo y solicita dos prórrogas.
--Mayo de 1996. El patrón decide no finiquitar a los obreros (35 millones de pesos) y, en cambio, continuar el juicio.
--Agosto de 1996. La JFCA dicta laudo de imputabilidad contra Sosa Texcoco, condenándola a pagar salarios caídos, prestaciones y la reapertura de la fábrica; la empresa se ampara nuevamente ante un tribunal colegiado.
--Mayo de 1997. La JFCA dicta un nuevo laudo a favor de los trabajadores. El tribunal colegiado concede un nuevo amparo a la patronal.
--Marzo de 1998. Se ratifica el laudo de imputabilidad contra el patrón
--Mayo de 1998. La patronal solicita un amparo para solicitar que se deje sin efecto los laudos de la JFCA. Los huelguistas inician plantón permanente frente al palacio municipal de Ecatepec y el Palacio de Justicia Federal. Los trabajadores discuten la última oferta de la empresa.
--Junio de 1998. Protesta de huelguistas frente a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social para denunciar la lentitud de los procesos jurídicos del caso.