La Jornada 18 de julio de 1998

Congelan bienes del ex director de la PJF Carrera Fuentes

Juan Manuel Venegas Ť El juzgado primero de distrito en materia penal autorizó el aseguramiento de todos los bienes muebles e inmuebles del ex director de la Policía Judicial Federal (PJF), Adrián Carrera Fuentes, quien confesó haber recibido millonarios sobornos provenientes del narcotráfico durante su gestión al frente de la corporación.

La confesión de Carrera Fuentes fundamenta, además, el nuevo juicio de extradición al que será sometido Mario Ruiz Massieu, esta vez por el delito de fomento al narcotráfico, pues por lo menos 2 millones de dólares que los capos del narcotráfico dieron al ex jefe policiaco habrían ido a parar a las cuentas del ex subprocurador de la República, en Houston, Texas.

En la Procuraduría General de la República (PGR) hay plena confianza en que el testimonio de Carrera Fuentes permitirá, luego de cinco intentos, por fin traer a México al ex subprocurador, y no se tienen dudas de que esa declaración ``terminará por hundir'' a Ruiz Massieu, debido a la cercanía e influencia que mantuvo sobre el que fuera director de la PJF.

Como subprocurador de la República, de acuerdo con lo que establecía la Ley Orgánica que regía entonces a la PGR, Ruiz Massieu tuvo a su cargo toda la operación de la PJF, y su presencia en la institución está marcada ahora por las confesiones de Carrera Fuentes, en las cuales se establece que dio protección a los capos mexicanos de la droga, concretamente a Amado Carrillo Fuentes, fallecido jefe del cártel de Juárez.

También se le relaciona al ex subprocurador con el llamado cártel del Golfo, cuyas cabezas visibles eran Juan García Abrego y Oscar Malherbe de León. La interconexión entre el entonces funcionario y las organizaciones de Juárez y Tamaulipas no está descartada por las autoridades, sobre todo cuando hay hechos que podrían desvanecer la tesis de que se trataba de dos grupos antagónicos o confrontados.

Uno de esos sucesos fue la detención, el año pasado, de uno de los abogados de Carrillo Fuentes, Sergio Aguilar, quien a la postre --y según sus propias declaraciones-- confesó que también trabajaba como defensor de Malherbe de León y Adolfo Pérez de la Rosa, El Amable, identificados como lugartenientes de García Abrego.

Y en cuanto a la relación, por lo menos de subordinación, entre Ruiz Massieu y Carrera Fuentes, de ella existe testimonio de los propios protagonistas. A finales de 1994, en los días en que el entonces subprocurador de la República era noticia como encargado de las pesquisas del homicidio de su hermano José Francisco y por sus acusaciones a dirigentes priístas de haber ``entorpecido'' la indagatoria, platicó en diversas ocasiones con La Jornada.

En esas conversaciones, y a pregunta del reportero, dejó en claro ``la confianza'' que tenía en Carrera Fuentes, su director de la PJF. ``Tengo plena confianza en su lealtad'', confió Ruiz Massieu. Y más allá de eso, recalcó que la corporación estaba bajo sus órdenes, ``operativa y administrativamente''; que por esa facilidad, entre otras razones, había decidido hacerse cargo de las investigaciones, además de que ``no había nada que escapara'' a su supervisión, siempre por la ``confianza'' que había en Carrera Fuentes.

Por otro lado, el ex titular de la PJF, también por aquellas fechas, aseguró a este diario que al único jefe que él reconocía era a Ruiz Massieu, incluso sobre el procurador Humberto Benítez Treviño. Carrera Fuentes fue, incluso, uno de los protagonistas internos de las públicas diferencias y disputas entre el subprocurador y el procurador.

``Yo me la he jugado y me la jugaré con mi jefe (Mario)'', sostenía por aquellos días el comandante Carrera, quien fue además pilar de las pesquisas y operativos que Ruiz Massieu ordenó para detener a varios de los implicados en el crimen de su hermano. Por esa participación en los interrogatorios a los detenidos por el homicidio del secretario general del PRI, Carrera Fuentes siempre estuvo bajo la mira de las autoridades.

En 1995, el fiscal Pablo Chapa Bezanilla lo acusó de tortura, abuso de autoridad y uso indebido de atribuciones y facultades, todos los delitos presuntamente cometidos durante las aprehensiones de los implicados en el complot de Reforma y Lafragua.

Si bien libró esas acusaciones, hace poco más de cuatro meses fue arraigado por orden judicial, ahora bajo el cargo de lavado de dinero proveniente del narco.

Durante el tiempo que permaneció bajo la custodia federal, Carrera Fuentes --se sabe ahora-- negoció una salida: convertirse en testigo protegido de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra Salud, a cambio de ofrecer toda la información de que disponía sobre la corrupción e infiltración del narcotráfico en la PGR, y el enriquecimiento ilegal en que incurrió Ruiz Massieu.

A su testimonio, ofrecido ya también a las autoridades de Estados Unidos, la PGR suma otro logro en sus intentos por extraditar a México al ex subprocurador: la detención, la semana pasada, de quien fuera su secretaria particular, María Dolores Mota Rubio, prófuga de la justicia desde marzo de 1995.

La mujer ha dado cuenta --según ha trascendido-- de la ``cercana relación'' que hubo entre Ruiz Massieu y Carrera Fuentes. Como parte de sus funciones, Mota Rubio conocía los más mínimos detalles de la agenda del ex subprocurador, de sus amistades y hasta de sus gustos.

Los dos son ahora testigos clave de la acusación que se hace contra Ruiz Massieu por la presunta protección que, desde la PGR, brindó a los capos del narcotráfico en México.