La Jornada 17 de julio de 1998

Reportan indígenas mayor movimiento de tropas en comunidades zapatistas

Juan Balboa, corresponsal, Altamirano, Chis., 17 de julio Ť El Ejército Mexicano incrementó en los últimos días sus patrullajes terrestres y aéreos en las comunidades habitadas por simpatizantes del EZLN, reforzó sus retenes en los entronques carreteros y revisa minuciosamente los automóviles que transitan por la llamada zona de conflicto.

Las carreteras que comunican al poblado de Altamirano con los municipios de Las Margaritas y Ocosingo, se hallan estrechamente vigiladas. Los tres municipios mencionados amanecieron este viernes con retenes instalados por elementos de la 39 Zona Militar.

Un avión sin matrícula, pintado de azul y amarillo --al parecer de la Armada de México-- y un helicóptero de la PGR con matricula XC-KAA (en lenguaje de la aviación se le conoce con los nombres de Extra, Coca, Kilo, Alfa) realizaron vuelos rasantes en la cabecera municipal de Altamirano y en el poblado de Morelia, cabecera municipal del municipio autónomo zapatista 17 de Noviembre, en donde se encuentra uno de los Aguascalientes.

Los comunicados del Comité Clandestino Revolucionario Indígena Comandancia General del EZLN, y las versiones propaladas de un posible ``ataque'' zapatista sobre campamentos del Ejército federal, activaron desde el jueves pasado nuevos operativos militares en algunas zonas de los tres municipios, en donde se encuentran asentados unos 25 mil efectivos militares.

Este día, por lo menos tres convoyes mixtos --militares y policiacos-- circularon por la carretera que comunica a Ocosingo --sede de la 39 Zona Militar-- con San Cristóbal de las Casas y las poblaciones del municipio de Altamirano.

Indígenas de este último lugar se mostraron sorprendidos por los movimientos del Ejército Mexicano, y confirmaron que hasta hace dos días sólo había revisiones esporádicas y los retenes eran ``de vez en cuando y pequeños''.

El tzeltal Pedro Gómez comparó los movimientos castrenses de este viernes con los de los primeros días de enero del presente año. ``Revisan todos los carros, y los aviones no paran de sobrevolar'', dijo.

En el ejido Morelia, sede del municipio autónomo zapatista 17 de Noviembre, hubo cinco sobrevuelos del avión militar sin matrícula --``equipado con aparatos para detectar metales y personas'', según el EZLN-- y cuatro del helicóptero de la PGR.

A pesar de los movimientos castrenses, en el poblado de Morelia --sede también de uno de los cinco Aguascalientes zapatistas-- se vive en completa calma. Sus habitantes se dedican a la limpia de sus tierras sembradas de maíz y frijol; las mujeres, al quehacer cotidiano de sus casas. La vida transcurre entre el calor de la mañana y la lluvia constante por la tarde.

Todos aquí han hecho caso omiso a la propuesta del gobernador sustituto, Roberto Albores Guillén, de transformar a este municipio autónomo en rebeldía en una Asamblea Municipal de Transición. Incluso, ríen cuando se les pregunta si el EZLN organiza ``un ataque'' en contra de campamentos de los soldados federales.

El Ejército Mexicano inició desde 1995 una guerra de posiciones sin contrincante, que lo llevó a mantener presencia en las principales cañadas y valles de los municipios en donde existe presencia del EZLN. En los últimos tres años, aprovechando la orden presidencial del 9 de febrero de 1995, y el impasse del diálogo de San Andrés Larráinzar, el Ejército logró establecer un cerco militar en las regiones y municipios considerados de conflicto. En ese lapso plantó, sin acuerdo previo con el Ejército Zapatista, 50 de unos 80 campamentos de la Selva, Norte y Altos.

Un 80 por ciento de las comunidades zapatistas que se ubican en las principal zona de conflicto son vigiladas por campamentos militares ubicados a tan sólo 500 metros de los poblados. Es como un juego de ajedrez: por cada comunidad zapatista de 600 habitantes, los federales instalaron a su lado un campamento castrense con 300 efectivos.