La Jornada 19 de julio de 1998

El tribunal penal internacional, herramienta contra el genocidio, señalan Francia y GB

Afp y Dpa, Roma, 18 de julio Ť La creación del Tribunal Penal Internacional (TPI) ``es un paso gigantesco en el camino hacia la justicia'', afirmó hoy el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, al firmar el acta constitutiva de la corte en el Capitolio de la capital italiana.

El TPI, aprobado ayer por 120 votos a favor, siete en contra y 21 abstenciones, se encargará de juzgar, sin retroactividad, los casos de genocidio, crímenes de guerra, de lesa humanidad y de agresión bélica; estará integrado por 18 jueces y un fiscal, que podrá actuar en forma independiente, y su sede estará en La Haya.

Además, podrá investigar los crímenes independientemente de que el país en que fueron cometidos o la nación acusada hayan firmado el estatuto, denominado Tratado de Roma.

Annan, quien suspendió una visita por América Latina, afirmó que ``se trata de un momento histórico y de gran esperanza'', lamentó que la corte ``no tenga poderes más amplios'', pero eso, agregó, ``no mina el gran resultado'' de la conferencia que comenzó el pasado 15 de junio.

La Unión Europea, Organizaciones No Gubernamentales y la mayoría de los países de América Latina celebraron la creación del tribunal, que entrará en funciones después de que haya sido ratificado por 60 países, lo cual podría demorar varios años.

Estados Unidos, India, China, Rusia, Irak, Libia e Israel, entre otros, votaron contra el estatuto, mientras México reiteró que no firmará el acuerdo por ``los procedimientos negativos que supeditan la corte al Consejo de Seguridad''.

El delegado mexicano, Sergio González Gálvez, calificó como ``un grave error'' el artículo que permite al Consejo de Seguridad presentar una inhabilitación del TPI por un año, renovable, lo que representa ``que el tribunal estará castrado por el derecho de veto''. Asimismo, estimó que varios países tendrán problemas para ratificar el acuerdo.

El representante estadunidense, David Scheffer, lamentó que el Consejo de Seguridad no tenga un papel más importante y criticó que el Tribunal Penal no tenga autoridad para intervenir contra el terrorismo y el tráfico de drogas.

Al inicio de la conferencia, en la que participaron 160 países, Washington expresó su preocupación de que el TPI pudiera violar las soberanías nacionales, además de que existe el riesgo de ser empleado por países con los que mantiene enfrentamientos, lo que conllevaría la posibilidad de que los soldados estadunidenses fueran procesados por delitos cometidos durante misiones oficiales en otras naciones.

El presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller británico, Robin Cook, aplaudieron la creación del tribunal, y coincidieron que ``servirá para evitar el genocidio y los crímenes de guerra en el futuro''.

El estatuto incluye, por primera vez, entre los crímenes de guerra aquéllos cometidos durante conflictos internos. La esclavitud, tortura, violación y el embarazo y la esterilización forzosa se encuentran entre los delitos contra la humanidad.

El genocidio quedó definido como ``la intención de eliminar, parcial o totalmente, un grupo nacional, étnico, racial o religioso'', mientras que el Consejo de Seguridad será el encargado de declarar la existencia de los crímenes de agresión bélica.