Listo, el ex convento de Santo Domingo en Oaxaca, para ser centro cultural
Mónica Mateos, enviada, Oaxaca, Oax., 20 de julio Ť El ex convento dominico de Santo Domingo de Guzmán resplandece luego cuatro años de restauración.
El 24 de julio será inaugurado por el presidente Ernesto Zedillo como centro cultural. Centenares de peones, con devoción, acomodan sobre muros, pasillos y patios, vitrinas, puertas, esculturas; realizan los últimos detalles que volverán al gigante de cantera verde, hogar recinto de manifestaciones artísticas y culturales.
Como antaño, dentro y fuera del inmueble, las oraciones, la polémica (entre funcionarios gubernamentales y la sociedad civil oaxaqueña, encabezada por Francisco Toledo), así como los temblores, se suceden sin alterar la magnificencia del recinto. Pero la admiración colma cada rincón del ex convento que, junto con el templo, ocupan una superficie de 42 mil 768 metros cuadrados.
Los arquitectos que desde 1994 trabajan en el Proyecto Santo Domingo (con inversión de más de 117 millones de pesos, aportados por el Fondo Social Banamex, los gobiernos federal y estatal, y el Patronato Pro-Defensa y Conservación del patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca, Prooax), dicen que han dejado ``como nuevo'' el edificio de dos niveles que en 1608 fue sede de la orden de predicadores fundada por Domingo de Guzmán en 1216. Según fray Francisco de Burgoa, cronista de la época, quienes diseñaron el convento fueron fray Francisco Torantes, fray Antonio de Barbosa, fray Agustín de Salazar, Diego López, Juan Rogel y fray Hernando Cabareos.
Del esplendor al saqueo
La construcción inició en 1575, y en 1666 se terminaron las obras, iniciándose otras, como la capilla del Rosario, inaugurada en 1731. Durante el siglo XVIII, Santo Domingo se enriqueció con obras de arte, hasta convertirse en representativo de tres siglos del virreinato en Oaxaca.
Se dedicó a la educación y fue centro de la evangelización de las regiones mixteca y zapoteca, y en el siglo XIX se inició su destrucción. A partir de 1812 fue ocupado intermitentemente por tropas de diversos bandos en conflicto, y no fue sino hasta 1872, que las fuerzas federales se establecieron permanentemente en el recinto.
Los soldados hacían blanco en las esculturas, y el saqueo de óleos, muebles, utensilios de plata labrada y demás ornamentos religiosos causó pérdidas irrecuperables en su acervo artístico virreinal. Por ejemplo, en 1869, el gobernador Félix Díaz autorizó la demolición de 14 retablos, y 20 años después el arzobispo Eulogio Gillow gestionó ante el gobierno de Porfirio Díaz la recuperación del templo, iniciándose su restauración con ayuda de Andrés Portillo y Angel Vasconcelos.
El ex convento siguió en manos del Ejército. Los daños causados por las guerras, la falta de mantenimiento, las humedades, la extracción de piedra para otras construcciones y los frecuentes terremotos, aceleraron la destrucción de gran parte del techo abovedado. Sin embargo, la ocupación militar, que duró 182 años, evitó que durante la guerra de Reforma el convento fuera vendido y fraccionado.
Los dominicos volvieron hasta 1939. Para entonces, el cuartel había afectado la estructura y modificado la organización de los espacios, además, se perdieron muchas pinturas y esculturas del claustro original.
En 1962 se hicieron obras para convertir la zona aledaña al convento principal en museo; los trabajos concluyeron en 1974 con el rescate de la superficie total del antiguo atrio. Un acuerdo, publicado el 10 de noviembre de 1994 en el Diario Oficial, retiró al Ejército de Santo Domingo y lo destinó al gobierno estatal, ``a fin de que lo utilice para establecer el Instituto Oaxaqueño de las Culturas y un jardín botánico y de herbolaria''.
``No se inventa nada'': Urquiaga
El documento que sirvió de guía a la restauración de Santo Domingo fue la crónica Geográfica descripción de la parte septentrional del polo ártico de la América y nueva Iglesia de las Indias Occidentales y sitio astonómico de esta provincia de predicadores de Antequera, Valle Oaxaca, escrita en 1674 por Francisco de Burgoa.
Con ese texto, y siguiendo los vestigios arqueológicos, se adoptó el criterio de respetar la obra original. Para la reconstrucción se utilizó cantera verde de Etla, similar a la que existía entre 1575 y 1666.
Con excepción de los jardines en los patios interiores, ya que la humedad daña a la piedra, ``la idea básica del rescate ha sido no inventar nada'', dice el arquitecto Juan Urquiaga, asesor de proyectos especiales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En respuesta a las críticas de que se dejó ``demasiado ostentoso'' el ex convento, apunta: ``sólo reforzamos el diseño original. Santo Domingo que tiene una luz espléndida. El sistema de iluminación es magnífica en cada rincón, son cubos que además dan ventilación, no necesitan estar tapados, no entra la lluvia porque hacen tiro, como una chimenea: sale el aire caliente e impide que entre el agua. Si hay mucho viento entra la lluvia, pero las entradas tienen goteros que forman un charquito que es absorbido por piedra. Es un sistema muy ingenioso.
``También se ha restaurado el oro, existen restos y los dejamos para que vean que no mentimos. Por ejemplo, el padre Burgoa describe `el balcón de oro', ubicado en la escalera que conduce a la parte posterior del coro. Encontramos hierro forjado dorado y vestigios de color. Hubo rigor, aquí no se inventó nada, había mucha información. Hay quien dice que es demasiado oropel, pero lo que se ve existía. Por eso dejamos partes sin tocar.''
En la restauración se tuvo además la oportunidad de recuperar oficios artesanales, como la carpintería en maderas duras, la fabricación de ladrillos y ``contratamos a un artesano, que es el único en Oaxaca que trabaja el hierro forjado como se hacía en el siglo XVIII'', añadió Urquiaga.
En el noviciado, donde por el número de celdas se calcula que vivían como cien frailes, hay un mirador que da a la huerta, donde se trabaja en la construcción del jardín etnobotánico ``a cargo de la gente de Prooax. Nosotros sólo nos encargamos de la restauración del edificio''.
Como en los siglos XVI y XVII, son manos oaxaqueñas las que se afanan en la restauración del ahora Centro Cultural Santo Domingo, ``aquí trabajaron los pasados cuatro años hasta mil personas, ahora son alrededor de 400''; y por momentos parece que no ha pasado el tiempo, pues la cal para la construcción se quema en los antiguos hornos que se levantan en un rincón del huerto. Además, el recubrimiento de las bóvedas se hizo con la técnica original, que consiste en mezclar cal con baba de nopal, para dar un acabado lustroso.
Nuevo Museo de las Culturas de Oaxaca
El ex convento de Santo Domingo, además de claustro, fue hostal en el virreinato pues estaba en el camino a Centroamérica. Hoy, las celdas de los novicios, del segundo piso, serán salas del Museo de las Culturas de Oaxaca, donde se exhibirán piezas como el tesoro de la tumba siete de Monte Albán.
En cada sala se contará con computadoras para ofrecer al visitante información ampliada acerca de las piezas exhibidas. También se proyectarán escenas filmadas por Sergei Eisenstein en 1931, que dan idea de los estragos en la capital oaxaqueña luego del terremoto de ese año.
En la planta baja se acondicionaron salas para exposiciones temporales y de usos múltiples y conferencias. La primera muestra será ``algo relacionado con jardines. Luego habrá otra sala con pintura contemporánea oaxaqueña, con obra de Rufino Tamayo, Francisco Toledo y Sergio Hernández, entre otros''.
La biblioteca Burgoa (con 20 mil ejemplares de libros antiguos) está en la parte baja, en lo que eran los salones que la tropa ocupaba como enfermería. La estantería se construyó con cedro rojo, que resiste la polilla. Ahí se descubrió pintura mural oculta bajo capas de otros materiales y ``sólo reforzamos los trazos geométricos, pero donde había pintados santos no pusimos nada''.
Santo Domingo está construido con muros de mampostería de piedra recubierta con sillares de cantera verde, de entre dos y cuatro metros de espesor. Sólo en el segundo piso hay muros de ladrillo. Una de las estructuras que llaman la atención son las bóvedas de ladrillo de diversos tipos: ``las hay de cañón con arco de medio punto, otras cuya directriz es de arco con tres centros; también las hay esféricas y elípticas; bóvedas de arista en el cruce de dos de cañón y, excepcionalmente, bóvedas de crucería de piedra. En algunos casos están sorprendentemente intactas, eso nos convenció de dejarlas así, sin restauración, en un lugar donde tiembla tanto''.
En contraste, el templo de Santo Domingo, propiedad de la Iglesia y administrado por dominicos, luce descuidado. A pesar de que se limpió, las cornisas de la fachada están fracturadas, con severas filtraciones de agua que degradan la piedra. ``Pero no es trabajo de maquillaje el que hay que hacer'', explicó el arquitecto residente de la obra, Enrique Lastra; ``es un trabajo mayor, que no se consideró en esta etapa del Proyecto Santo Domingo. Sería un programa especial que incluyera la restauración de interiores''.
Sin cicatrices, el nuevo Centro Cultural Santo Domingo recibirá, a partir del próximo viernes, a los visitantes con jardines donde hasta el pasado fin de semana se plantaban los últimos ombligos de reina y zapatillas de señorita, plantas oaxaqueñas que dan nuevo rostro al lugar testigo de oraciones, guerras, temblores, y ahora, de las manifestaciones artísticas y culturales del siglo XXI.
Angélica Abelleyra, enviada, Oaxaca, Oax., 20 de julio Ť A días de ser inaugurado, el Centro Cultural Santo Domingo, uno de los proyectos estatales más importantes de los años recientes y también más polémicos desde su concepción, restauración arquitectónica y múltiples usos futuros --algunos aún indefinidos--, ha sido motivo de controversia entre el gobierno y la sociedad civil de la entidad, luego que el Patronato Pro-Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (Prooax), presidido por Francisco Toledo, reclamó públicamente a las autoridades haberlo excluido como uno de los organismos independientes que trabajaron en el proyecto, cuya inversión supera los cien millones de pesos y tomó más de cuatro años de labores en el ex templo dominico.
En la invitación oficial a la inauguración, los convocantes y miembros del Fideicomiso Santo Domingo omitieron a Prooax, y con ello suscitaron protestas y polémica entre artistas y funcionarios, que han ocupado páginas de la prensa local y nacional.
Toledo califica de ``injusta y mezquina'' la exclusión pues, dice en entrevista, significa ``no reconocer el trabajo de la sociedad civil'' en el rescate de un espacio donde se pensaba instalar un centro de convenciones, un club de golf, un estacionamiento y hasta una pirámide de cristal, como la del museo de Louvre.
``No es capricho ni reclamo infantil, sino exigencia para que el trabajo de organismos civiles se reconozca, porque los políticos siempre quieren todos los honores. Persiste en México la idea de que las obras las hacen los políticos y la práctica de querer que se les recuerde por un proyecto. No comparten créditos ni méritos, y ya es hora de que finalice ese esquema de pensamiento y actuación'', señaló.
La respuesta oficial no se hizo esperar, y el gobierno de Diódoro Carrasco afirmó en la prensa local que ``¡Santo Domingo se rescató por gestión del gobierno del estado (y) no de ningún pintor en particular!'', y reiteró que el proyecto ``definió su contenido a partir de una consulta pública que lanzó el gobierno, no de un grupo''.
Más adelante, señaló como ``valoración desmedida'' el juicio de Toledo sobre las aportaciones de Prooax al proyecto, y que su reclamo, ``específicamente el del maestro Toledo, me parece innecesario, porque no necesita de este tipo de anuncios y reconocimientos; es un pintor y un intelectual que merece nuestro respeto''. Subrayó que dicha asociación fue una de las que participaron en el rescate, pero que en la invitación oficial no pueden aparecer más instituciones que las convocantes y miembros del Fideicomiso Santo Domingo.
Toledo ``pinta su raya''
Es conocida la postura antioficial de Toledo. Desde el gobierno de Heladio Ramírez se han dado constantes roces de un grupo de intelectuales que, junto con él, defienden edificios coloniales y las escasas áreas naturales con que cuenta la entidad. Es, pues, una presencia incómoda que literalmente ``pinta su raya'' respecto de muchos proyectos gubernamentales, pues critica y lucha contra aquellos que, a juicio de Prooax, afectan inmuebles antiguos y zonas naturales, como Hierve el Agua, donde se construyó un parador turístico, que afecta visualmente el lugar.
Toledo rememora para La Jornada la participación de Prooax respecto al ex convento dominico que hoy relumbra para el mundo (tanto, que algunos opinan que es mucho el oropel en bóvedas y en los antiguos claustros).
``Cuando aún era gobernador Heladio Ramírez y en Santo Domingo se encontraba el jefe militar de la zona, los tres hablamos de un proyecto para el ex convento. Los militares estaban cambiando su sede a Chiapas, así que primero se habló de un museo y Heladio propuso que el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) se pasara allá. Recorrimos espacios y vimos las celdas, dije entonces que quizá no servirían para salas de exposición pues eran muy angostas y debían hacerse adaptaciones en los muros; además señalé que era mucho trabajo reinstalar un museo que ya existía. Esto fue casi al final de la gubernatura de Heladio.
``El nuevo gobierno lanzó una convocatoria pública para presentar proyectos y sugerencias para el uso del ex convento. Vinieron representantes del INAH y en el edificio del MACO hubo una reunión con un grupo de pintores --entre ellos Luis Zárate y yo-- que llevábamos una propuesta (más otras dos, similares) para el rescate de Santo Domingo como centro cultural. Extraoficialmente supimos que había un proyecto que presentaría la Secretaría de Turismo estatal para convertirlo en hotel, campo de golf, estacionamiento y centro de convenciones. Pero al conocer el plan cultural, el turístico no se hizo público''.
Más tarde, un grupo de artistas tuvo una reunión con el entonces presidente Salinas y con el gobernador Carrasco. ``Desde ahí Prooax estuvo presente en el proyecto, a partir de protestas de la sociedad civil, ya que impedimos que se convirtiera en hotel y salón de convenciones y fiestas''. Luego, para darle uso a algunas áreas, se hizo un concurso y ``fue seleccionada la maqueta de un arquitecto oaxaqueño donde al centro de un gran patio estaba una pirámide de cristal. Dijeron que si el Louvre tenía una, ¿por qué no podíamos ser modernos? Fui con el gobernador y me sulfuré para que no se hiciera eso. Hubo una reunión donde estaban Margarita Dalton (titular del Instituto Oaxaqueño de Cultura), Armando Labra (asesor del gobernador) y Martín Ruiz Camino (secretario de Turismo). Mediante los periódicos y las presiones de la sociedad civil se paró esta `pirámide'''.
Biblioteca Burgoa, sí; talleres, no
Toledo recalca la importancia que Rafael Tovar (titular del CNCA) dio a la propuesta de establecer talleres de producción artística. Se convocó a creadores a presentar planes de trabajo e instalación. Al fotógrafo Gerardo Suter se le solicitó uno de su especialidad; al artista gráfico Jan Hendrix el de impresión y grabado, y a Hugo Velásquez, el de cerámica. Todo se vino abajo porque el gobierno federal dijo que ya no había dinero (``creo que les urgía terminar el Centro Nacional de las Artes''). A cada artista se le pagaron sus proyectos y cada uno de ellos donó su paga para que se instalaran los talleres, ``pero el gobierno dijo de todas maneras que no''.
Por otra parte, Prooax impulsó el rescate de la biblioteca Francisco de Burgoa (con libros de los siglos XVII y XVIII). A instancias del organismo se reubicó el acervo que depende de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, se restauró y recatalogó para ser hoy uno de los más importantes legados conventuales de México.
Prosigue Toledo: ``El acervo estaba muy descuidado en un local de la Escuela de Arquitectura de la universidad. Guillermo Tovar se interesó en él y se propuso una exposición en el MACO de libros antiguos, para mostrarle al público que no sólo el tiempo es enemigo de los libros, sino el hombre mismo. María Isabel Grañén Porrúa se encargó de ello, y luego se firmó un convenio con Prooax y, con dinero que doné como maestro emérito, se realizó el traslado. Por su parte, Banamex apoyó con estantería especial y se restauró la nave donde ahora está la biblioteca Burgoa''.
Puntualiza que, ``curiosamente, para la inauguración de la biblioteca y la presentación de un plan de cultura del CNCA, tampoco aparecía Prooax como participante en el rescate. Cuando le reclamamos al señor Labra, nos dijo que no habíamos hecho nada''.
Soslayar a la sociedad civil
Toledo dice enfático: ``Esto es no reconocer el trabajo de la sociedad civil. Los políticos siempre quieren los honores. La animadversión hacia Prooax y hacia mi postura crítica frente al gobierno es cierta, pero es lamentable que persista la idea de que los políticos hacen las obras y quieran permanecer en la memoria por ellas. No comparten créditos ni méritos. Quizá no sea mucho el dinero que hemos dado, pero sí una batalla para rescatar espacios y salvarlos del turismo más ramplón y comercial. Los políticos no han dado nada de su bolsillo. Además, no es mérito de nadie, porque el dinero que se ha manejado aquí es público y de las asociaciones que participamos y dedujimos de impuestos. ¿Por qué no reconocer el trabajo de todos?''
--¿Es entonces como un ataque a Prooax y hacia tu persona?
--Creo que sí. Sistemáticamente se me ataca en la prensa local; que cómo me visto, que ando descalzo, que no me baño. Hay mala fe.
Toledo calcula que entre donaciones, aportaciones a trabajos específicos (instalaciones eléctricas en el museo regional) y asesorías, Prooax ha aportado 600 mil pesos; donó una camioneta y diseños de proyectos, como el del jardín etnobotánico, para el que trabaja un equipo encabezado por Alejandro de Avila, con Luis Zárate, Claudia López, Luis Cabral y el propio Toledo; luego de varios concursos en que se han rechazado proyectos de arquitectos de paisaje tan reconocidos como Mario Schjetnan.
La presencia de Prooax en la biblioteca Burgoa no acabó con el traslado del acervo al ex convento, sino que han adquirido documentos importantes, con fondos del propio patronato. Por ejemplo, el archivo José F. Gómez fue donado a la UABJO, que tiene a su vez el archivo Benito Juárez. Junto con Banamex se adquirió el reporte de guerra o los partes militares de Porfirio Díaz durante la batalla del 5 de mayo, y hace menos de tres meses compraron algunas cartas de Benito Juárez.
Otra tarea fue el rescate de la fuente original del primer patio del ex convento. ``El INAH tenía una foto del momento en que quitaban la fuente, allá por 1950. Luego algunos fragmentos aparecieron en casa de un miembro de Prooax, Luis Castañeda, quien la rescató y la regresó a Santo Domingo por intervención nuestra.
``Si eso no es trabajo y participación, entonces no sé qué es, y no sé por qué no se reconoce públicamente'', concluye Toledo.