En la V Declaración de la Selva Lacandona, divulgada ayer por la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, se expresa de manera insistente la determinación de esa organización indígena de evitar la guerra y buscar soluciones pacíficas al conflicto chiapaneco. En su parte medular, en el documento se señala la viabilidad del diálogo siempre y cuando se superen los tres factores que, a juicio de los rebeldes, lo han empantanado: la falta de una instancia mediadora, la persistencia del hostigamiento gubernamental contra las comunidades zapatistas y el incumplimiento gubernamental de los acuerdos de San Andrés Larráinzar. ``El diálogo y la negociación tendrán pertinencia, viabilidad y eficacia cuando, además de contar con una mediación, la confianza y la credibilidad se restituyan'', se indica en el comunicado de los insurrectos.
En el extenso documento, la dirigencia indígena explica su silencio de meses y argumenta sobre la improcedencia de la iniciativa gubernamental de reformas legales sobre derechos y cultura indígenas, la cual, a diferencia de la elaborada por la Cocopa, promueve ``la fragmentación y la dispersión'' de los pueblos indios, pretende ``romper (sus) lazos de solidaridad históricos y culturales'', y representa ``una puerta a la guerra y un precedente para rebeliones indígenas''.
Ha de recalcarse que, ante la completa falta de entendimiento entre los rebeldes y el gobierno federal, el EZLN no vincula su regreso a la mesa del diálogo al cumplimiento de condiciones determinadas por parte de las autoridades federales, sino que exhorta a otros actores a involucrarse en la superación del impasse: la Comisión de Concordia y Pacificación, el Congreso de la Unión en su conjunto y la sociedad civil. Significativamente, además, la declaración reconoce, en uno de sus pasajes, la existencia, al interior del poder público, de ``gente que quiere la paz''.
En un esfuerzo por evitar que la falta de entendimiento con el gobierno desemboque en la cancelación total de las frágiles perspectivas de paz en Chiapas, la organi- zación indígena convoca a la sociedad a manifestarse en una consulta nacional sobre la iniciativa de ley indígena de la Cocopa, la cual se realizará ``en todos los municipios del país''. Esa determinación, característica del EZLN, encaja en su línea de dirigirse al país para pulsar e invocar el ánimo social en los momentos en que el proceso de paz parece llegar a callejones sin salida.
Contrasta con esa actitud el empeño gubernamental en descalificar al EZLN y marginarlo de la búsqueda de soluciones al conflicto chiapaneco, empeño que se expresó una vez más, ayer, en voz del titular de la Secretaría de Gobernación, y que no hace más que nutrir y justificar el recelo de los zapatistas ante el discurso de las autoridades federales.
Ante tal desencuentro de posturas, resulta positivo el exhorto del EZLN a la Cocopa para que redoble sus esfuerzos en contra de la guerra y contribuya a restaurar la confianza rota. Es, asimismo, pertinente el llamado al Congreso de la Unión a intervenir, en su carácter de poder soberano, para desactivar el conflicto. Finalmente, resulta alentador que, en la explosiva y tensa circunstancia chiapaneca, los insurrectos opten por mantener los fusiles en silencio y pidan, en cambio, que la sociedad civil haga oír su voz y vuelva a involucrarse en la causa de la paz con justicia y dignidad, una paz que no será sólo para los indígenas sino para todos los mexicanos.