Astillero Ť Julio Hernández López
Mientras se retiran las visitas, el gobierno mexicano ha preferido posponer la definición a la que le obliga el anuncio zapatista de salir de la zona de conflicto para organizar en todo el país -cuando menos en cada uno de los más de 2 mil 400 municipios- una consulta sobre la iniciativa de la Cocopa de reformas constitucionales en materia indígena.
En otras circunstancias (es decir, sin la presencia de Kofi Annan), el gobierno habría emitido una severa advertencia a los zapatistas para que no se atrevieran a rebasar los límites exactos del confinamiento chiapaneco en el que les protege la ley para el diálogo y la pacificación. Salir de esa demarcación excepcional sería entendido por el gobierno como una provocación, y enfrentaría a los rebeldes a la aplicación estricta de las leyes generales. Por ello (de no haber tan importantes testigos en casa), ya se les estaría advirtiendo que el gobierno no toleraría tamaño desacato.
Que dijo la agenda que siempre sí...
Por fortuna, los mexicanos hemos adquirido en los últimos años (y en particular en los meses recientes) una extraordinaria capacitación en materia de dobles discursos. Hoy el gobierno deja pasar de lado los puntos de choque que hubiese en la quinta Declaración de la Selva Lacandona y se refugia en el muy maduro y civilizado argumento de que no participará en polémicas estériles, pero ya pronto, cuando no haya tan importantes ojos en México, podrá retomar el punto para meter en cintura (aunque sea verbalmente) a los alebrestados viajeros de destinos municipales.
Una confirmación del diestro uso de los dobles discursos que se hace en México lo ha tenido el propio Annan en su actual visita a México. En aras de la diplomacia, el mismo secretario general de la ONU ha tenido que participar en esos juegos de falsedades que luego la realidad muestra en toda su desnudez. El asunto de Chiapas no estaría en la agenda de la reunión del presidente Zedillo con el señor Annan, dijeron y recontradijeron voceros oficiales y oficiosos. El propio directivo de Naciones Unidos debió sujetarse a ese guión diseñado por el gobierno mexicano para ahuyentar el fantasma que tanto le asusta de la mediación internacional y de la injerencia externa en los asuntos internos.
Pero resulta que no sólo estuvo el tema chiapaneco en la agenda de las pláticas oficiales, sino que, además, el distinguido visitante expresó juicios de valor sobre el caso referido e, inclusive, hizo recomendaciones para solucionar el problema.
Doble vara para juicios de valor provenientes de extranjeros
Como las palabras de Annan resultaron protocolariamente favorables para el gobierno zedillista, la maquinaria de difusión de éste las festejó con entusiasmo. Es decir, injerencista resulta lo que es desfavorable, y nada injerencista lo que resulta agradable. Malas caras cuando Annan deslizó la posibilidad de intervención de la ONU en el conflicto chiapaneco; grandes sonrisas con el reconocimiento a los esfuerzos pacificadores del gobierno desplegados en Chiapas.
Tras bambalinas, sin embargo, las cosas no son tan placenteras como se aparenta en las ruedas de prensa. No es posible ocultar con discursos ceremoniales la realidad de la creciente violación de los derechos humanos en México, de la desmedida militarización en zonas indígenas y pobres, y de la incapacidad del gobierno mexicano para devolver al país la paz y la concordia.
Los funcionarios de la ONU saben del infortunio que se vive en México y de los riesgos que para la integridad de miles de personas significa la ausencia de contrapesos importantes frente a la tosudez y la desesperación gubernamentales. Uno de los caminos que se exploran es el ya mencionado antes aquí, de la asistencia técnica de la ONU en materia de derechos humanos. Ese esquema sería apuntalado con la visita de Mary Robinson, la titular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien pondría especial interés en los casos sucedidos en Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
Por todo ello no es posible suponer que después de la visita de Annan todo seguirá igual. No es posible agitar el avispero internacional con tal entusiasmo y esperar que nada suceda. El gobierno mexicano pudo correr a los observadores internacionales de morral, pero no a los atildados diplomáticos que necesariamente han apuntado con tinta en su agenda (la real, no la del doble discurso) el caso chiapaneco.
Represalias contra reporteros incómodos
El reportero Alberto Vieyra envió el pasado 15 una carta a Mariano Palacios Alcocer, presidente nacional del PRI, para denunciar hechos que adjudica al coordi- nador de prensa y propaganda de ese partido, Sergio Arturo Venegas.
Vieyra ha sido reportero durante dos décadas, y ha trabajado en especial para la Gran Cadena Rasa, en la que a lo largo de doce años ininterrumpidos ha sido reportero titular de la fuente política y actualmente comentarista y analista.
Nunca antes, expresa Vieyra en el texto hecho llegar a Palacios Alcocer, había vivido las circunstancias actuales que le hacen sentir su integridad personal y profesional ``vulnerada, acosada, ultrajada y amenazada''.
El periodista criticó el desempeño de Venegas el 23 de diciembre de 1997 frente a Palacios Alcocer, durante un desayuno del presidente del PRI con la fuente. A partir de allí comenzaron sus padecimientos.
Vieyra asegura que el vocero priísta le acusó ante los señores Laris, directivos de Rasa, y que luego se le excluyó de toda gira de trabajo del partido tricolor. El colmo se dio el pasado 9, cuando se le impidió físicamente la entrada a una rueda de prensa en la que participarían los candidatos a gobernador ganadores en Durango y Chihua-hua. Afirma Vieyra que otros reporteros han sufrido represalias parecidas y han sido cambiados de fuente y hasta cesados de su trabajo por presiones de Venegas.
Astillas: ¿Democracia en la Confederación Nacional Campesina? ¿Cambio de costumbres arcaicas? Nada. Todo sigue igual: tal cual se sabía desde meses atrás, Heladio Ramírez es el sucesor designado de Beatriz Paredes. Dedazo sin adjetivos. Ni siquiera una consulta simulada... José Angel Gurría quiere espantar con el petate del Fobaproa... El etnólogo Julio Antonio Pérez Espinosa pide a esta columna servir de foro para expresar su solidaridad con Magda Gómez, por haber renunciado a la dirección de Procuración de Justicia del Instituto Nacional Indigenista pero, ``sobre todo, por la posición asumida frente al conflicto chiapaneco durante su gestión; la de una voz en el desierto enmedio de las posiciones vergonzantes de la mayor parte de los funcionarios gubernamentales vinculados con los asuntos indígenas''... Oscar Ramírez asumió anoche la coordinación de comunicación social de la Secretaría de Relaciones Exteriores en lugar de Leonardo French. El nuevo funcionario de Tlatelolco ocupó el mismo cargo con Francisco Rojas en la Secretaría de Desarrollo Social, donde esperó hasta que Esteban Moctezuma Barragán nombró a su propio responsable de esa área... Por cierto, el senador con licencia y actual titular de Sedeso planteó una tesis polémica en un foro sobre libertad de expresión y responsabilidad social que organizó la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión. Moctezuma Barragán convocó a los medios de comunicación a ``trascender la denuncia y la cultura de la queja, y considerar que las soluciones tienen, por lógica, un tiempo de maduración, en ocasiones bastante prolongado''. También dijo que los medios deben ``dar el espacio para la maduración de los proyectos, de los programas y, sobre todo, también anunciar, promulgar, informar sobre las fortalezas, porque si solamente nos centramos en las debilidades, estaríamos generando una imagen distorsionada de la realidad''. ¿Le parecerán suficientes al presidenciable secretario las décadas que este régimen ha tenido para madurar sus proyectos y solucionar los problemas? ¿Anunciar fortalezas y no debilidades hubiera sido, por ejemplo, resaltar la importancia de que tengamos tan prósperos multimillonarios y no 40 millones de pobres?