José Cueli
La anorexia Epístola:
Lenguas agonizantes, caballos en
reversa
ritual ontológico de autofagia
la anorexia implota.
Conejos blancos
desbordan
los bocetos del cuerpo.

Dispositivos de placer
tragados
espasmo antifenomenológico.
Extienden sus alas
noches sin estrellas, bañadas de
intenciones
cuerpos abandonados, espíritus
deshabitados.

Ahí donde no es, existe...
¿A quién miran sus ojos en-el-espejo?
¿quién la mira a través de-él?
El; paráfrasis de la alteridad
arcaico pentagrama de la piel.

Quizá por boca de la soledad, las
lunas digan
azules y violetas
de un cuerpo en la oscuridad.

Gentiles libélulas
Acarician el quiosco del edén.

Con este espléndido epistolario de Salvador Rocha --psicoanalista ortodoxo y médico de la Clínica de Anorexia nerviosa del Hospital de Enfermedades de la Nutrición, publicado en la revista Espectros del psicoanálisis, número dedicado al cuerpo- desliza un difícil trabajo deconstructivo sobre la anorexia al rastrear los orígenes del ser. Esta concepción lo lleva a entender esta patología como una creación humana que no puede encasillarse entre los límites de los conceptos de salud y enfermedad, al estudiar los orígenes de lo humano desde el psicoanálisis.

La reflexión de Rocha, de fuerte influencia heideggeriana, habla de una búsqueda, inacabada, sobre la comprensión del ser; y referiéndose a la anorexia, de una pasión del cuerpo. Esta óptica del problema se torna una dura crítica a las explicaciones en boga que tienden a ver a la enfermedad, como un efecto de la publicidad de la sociedad de consumo, o la aceptación machista de la belleza.

Rocha juega con Alicia en el país de la anorexia, y los espectros de Freud y Lewis Carroll trazan signos en la piel de la mujer. La anorexia y la bulimia son tomadas como pretexto para pensar sobre la mujer y lo femenino en sentido ontológico.

El trabajo se pliega sobre sí --porque no termina-- con una ``tarjeta postal'' escriturada sobre la piel de la mujer a la manera de un libro de cabecera que es la epístola con la que se inicia este artículo. O bien la intuición poética de Octavio Paz en Mariposa de obsidiana, ``Itzpapalotl... yo soy la herida que no cicatriza, la pequeña piedra solar, si me rozas el mundo se incendia''... ``Al fin abrirás mi cuerpo en dos, para leer las letras del destino''.

Rocha, Salvador. Espectros de psicoanálisis. No. 2, julio 1998, México, editorial La tinta en el diván.