Luis Javier Garrido
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El gobierno de Ernesto Zedillo se halla una vez más pasmado ante otra iniciativa de los zapatistas y no atina más que a mostrar de nuevo una obstinación irracional.

1. El silencio de más de cuatro meses del EZLN llevó a una crisis del gobierno ya que al mismo tiempo que puso de relieve la incapacidad de Ernesto Zedillo para negociar la paz en Chiapas por su empecinamiento en no cumplir lo pactado y en no someterse al marco legal y constitucional del país, también mostró las graves divergencias existentes en la burocracia gobernante y en el Ejército en torno a las políticas oficiales y, sobre todo, la creciente vitalidad de la sociedad civil, con lo que se abren muchas interrogantes sobre el futuro inmediato del país. La voz de los zapatistas, expresada en los cuatro comunicados con los que rompieron su silencio, no ha hecho a su vez más que agravar el desastre del gobierno, hundido ya en el descrédito por su fracaso en el manejo de la economía, y ello por una razón muy simple: una vez más, lo rebasa políticamente.

2. El gobierno de Ernesto Zedillo no ha tenido en Chiapas inteligencia alguna: no entendió las razones profundas del levantamiento y por lo mismo una y otra vez creyó poder imponerse por la vía de la fuerza, cometiendo todo género de crímenes, con lo que terminó por perder toda credibilidad.

3. Los zapatistas, por su parte, con las armas en la mano o en la mesa del diálogo, con su silencio o con su palabra, una y otra vez han tenido la iniciativa política, como acontece de nuevo en esta ocasión. Los dos primeros comunicados con los que quebraron su silencio (15 de julio) reiteran que el zapatismo armado sigue en pie de lucha. ``México 1998'' (17 de julio) constituye un amplio análisis de las políticas antinacionales de Ernesto Zedillo y de la estrategia criminal de su gobierno, haciéndole ver a la burocracia gobernante que no hay negociación posible sin una mediación, que la paz no puede alcanzarse más que por la vía del diálogo pero también que se negocia para cumplir lo acordado. Y la Quinta Declaración de la Selva Lacandona (19 de julio), dirigida a la sociedad civil, anuncia la decisión de los zapatistas de realizar, de manera directa, una consulta nacional sobre el proyecto de Ley de la Cocopa en todos los municipios del país.

4. ¿Cómo podría el gobierno ante esta iniciativa oponerse a que sean las mexicanas y los mexicanos los que se pronuncien sobre los derechos de los pueblos indios?

5. El diferendo que opone a los campesinos indígenas con el gobierno federal fue mostrando, antes y después del diálogo, dos concepciones de lo que es hacer política. El gobierno de Ernesto Zedillo no pudo hablar más que en representación de la burocracia gobernante que, ahora se sabe, no lo respalda del todo, en tanto que el EZLN dio la voz a la sociedad civil para definir el contenido de los acuerdos. Zedillo negoció con dobleces y traiciones para terminar por no cumplir lo pactado, mientras los zapatistas fueron a la mesa de San Andrés con una responsabilidad que impactó a los observadores del mundo entero.

6. El contexto de lo que acontece ahora no puede ocultarse a nadie, como tampoco el hecho de que el riesgo de la guerra es cada vez mayor. Zedillo y el equipo de Bucareli están cada vez más obsesionados por vencer; mientras los zapatistas, con una paciencia que no deja de sorprender, siguen decididos en convencer.

7. La Quinta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN no se sitúa por lo mismo más que en la misma lógica de los zapatistas de que las decisiones fundamentales del país sean asumidas por todos y, a la vez que reitera la decisión de los pueblos indios de seguir resistiendo para que se les reconozcan plenamente sus derechos, señala por ello que es ``la hora de la sociedad civil'' y llama a todos los mexicanos a una gran movilización para realizar una consulta, que va a ser sin duda histórica, pero que pone a prueba a todos.

8. La primera reacción del gobierno federal ante la Quinta Declaración no podía haber sido más pobre (lo que por supuesto a nadie llama la atención), pues a las consabidas declaraciones soeces de Labastida y de Rabasa, que evidencian el nivel político y ético del gobierno actual, ha seguido la campaña de desinformación en los medios, pero en los hechos la situación es otra.

9. El gobierno de Zedillo parece empecinado en anunciar que en lo que resta del sexenio no va a tener voluntad alguna de alcanzar la paz, y que su único proyecto ha de seguir siendo el de tratar de contener la inconformidad de los pueblos indios por la vía de las armas. El Ejército Mexicano ha intensificado la movilización de tropas hacia Chiapas en los últimos días, instaló 20 nuevos puestos de control en zona zapatista (Reforma, 22 de julio) y está multiplicando la construcción de cuarteles y de lujosas zonas residenciales para los oficiales (con antena parabólica y todo) en Maravilla Tenejapa, Miramar, Salto de Agua, Las Margaritas, Toniná, San Quintín, Ocosingo y Altamirano (El País, 19 de julio).

10. La hora es, en verdad de todos, porque ya no hay duda sobre lo que está en juego.