Calenda y Sandunga en la apertura del Centro Cultural Santo Domingo
Angélica Abelleyra y Rosa Elvira Vargas, enviadas, Oaxaca, Oax., 24 de julio Ť En un día de verdadera fiesta con calenda y acordes de La Sandunga en pleno corazón de la ciudad-Guelaguetza, pero también día pleno de oropel en bóvedas y muros del renovado Centro Cultural Santo Domingo, uno de los edificios virreinales más extensos en América, el presidente Ernesto Zedillo aseguró que la cultura ``es el más sólido cimiento de nuestro desarrollo'', por lo que reafirmó su voluntad de ``defender y promover la diversidad étnica, lingüística y cultural'' que distingue al país.
En la tierra de Juárez, Vasconcelos y Tamayo, el mandatario encabezó una fastuosa ceremonia para la sociedad oaxaqueña, gobernadores, intelectuales defeños y líderes políticos de todo cuño, que asistieron al primer recorrido oficial de este inmueble conventual que abarca cerca de 5 mil metros cuadrados y representa quizá ``la mayor inversión cultural'' que se ha hecho fuera de la capital de la República, subrayó Zedillo, flanqueado por el gobernador Diódoro Carrasco, por el empresario Alfredo Harp Helú, presidente de Fomento Social Banamex AC, y por Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Una inversión que significó cuatro años y medio de trabajo de cientos de obreros que rescataron oficios tradicionales como yesería, cantería y ebanistería, y que resultó en la erogación de 119 millones de pesos que compartieron los gobiernos federal y estatal, así como la sociedad civil representada por Harp Helú y el pintor Francisco Toledo, presidente del Patronato Pro Defensa del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (Prooax).
Toledo había decidido no asistir a la ceremonia por un desaire del gobernador Carrasco hacia Prooax, al no incluirlo en la invitación oficial como uno de los organismos participantes y, luego, por algunas declaraciones en prensa donde el mandatario calificó como vaciladas los reclamos del pintor. Sin embargo, en los últimos minutos Toledo hizo acto de presencia y miró cuando Zedillo recorrió la manta morada que resguardaba la placa donde fue incluido finalmente el nombre de Prooax.
De hecho Toledo develó a su modo, y media hora antes que Zedillo, el mismo grabado donde comprobó que estaban incrustadas las siglas del patronato y dijo: ``Esperemos que en el futuro la relación del gobierno con la sociedad civil sea de igual a igual. Aunque es verdad que la apresurada inclusión de Prooax la hizo el gobierno de Oaxaca para salir del paso al bochorno que generó, creo que hubo una rectificación y accedieron a invitarnos a una partecita de la fiesta. No estuvo mal haberlos hecho bajar la cabeza y que reconocieran la participación civil''.
Así, con la notoria ausencia de varios pintores oaxaqueños y también de algunos activistas civiles de Prooax, los responsables de pronunciar los discursos resaltaron la labor de Toledo, de Harp Helú y de los gobiernos federal y estatal en la restauración del ex convento.
El presidente Zedillo destacó la participación ciudadana y también la del Ejército, que tomó la decisión de retirarse del inmueble que ocupaba en Santo Domingo; Harp se refirió a la labor anónima de canteros, herreros, albañiles, doradores y bibliotecarios que rescataron muros, libros, puertas y frescos; Rafael Tovar dedicó su discurso a felicitar a todo el mundo, desde el Presidente, el gobernador, la Sedena, Harp y Toledo por tan magno rescate arquitectónico que, dijo, entraña recursos económicos ``pero más que eso entraña entusiasmo, interés y amor a México''; finalmente, el gobernador Carrasco habló del ``ejercicio colectivo'' que implicó la suma de voluntades para la conclusión del proyecto, y mencionó, ahora sí, la participación de Francisco Toledo como ``uno de los pilares'' para ello.
Los discursos resaltaron la enorme carga histórica del inmueble, donde lo mismo irradió la evangelización hacia toda Oaxaca, que pasaron las tropas de Morelos en 1812 o se dio albergue al oro en las joyas de la Tumba 7 de Monte Albán. Luego vino el recorrido por las 14 salas del Museo de las Culturas de Oaxaca, por la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa y, de lejitos, una vista panorámica del Jardín Histórico Etnobotánico que dejó lucir cactos y árboles que forman parte del enorme acervo natural que inunda el estado.
Acompañaron al Presidente su esposa y cuatro de sus cinco hijos; los gobernadores Manuel Bartlett (Puebla), Patricio Chirinos (Veracruz), César Camacho Quiroz (Edomex), Jesús Murillo (Hidalgo), José Antonio Alvarez Lima (Tlaxcala) y los panistas Fernando Canales Clariond (Nuevo León) y Francisco Barrio (Chihuahua). También líderes de congresos locales y sindicales; escritores como Andrés Henestrosa y Emilio Carballido; pintores de la talla de Raúl Anguiano, Luis Nishizawa, Rina Lazo y Manuel Felguérez. Por ahí el secretario de Turismo, Oscar Espinosa; de Educación, Miguel Limón; de la Defensa, Enrique Cervantes, y el de Comunicaciones, Carlos Ruiz, y la titular del INAH, María Teresa Franco, en una comitiva amplísima que enmarcaba un acto tan fastuoso que recordó aquellos celebrados en épocas de López Portillo.
Juan Urquiaga, responsable del proyecto arquitectónico por parte del INAH, fue el encargado de relatar los pormenores de la intervención: dos millones de ladrillos producidos para la ocasión y reposición de bóvedas en los miles de metros cuadrados en que se remozaron pintura, una fuente añeja y un reloj que data de 1639 y corona el patio principal del nuevo centro.
Al final, destacó la sala donde se despliega la muestra Oaxaca en la pintura moderna, con cuadros de gran formato de los pintores Rufino Tamayo (Las músicas dormidas); Rodolfo Nieto (La noche transfigurada); Rodolfo Morales (Rostros); Sergio Hernández (La mujer de los anafres), y de Francisco Toledo, Mujer atacada por peces, un cuadro que en el Centro Georges Pompidou fue atacado por un visitante que le clavó la punta de un lápiz por considerarlo ``obsceno'' y luego fue restaurado en México para beneplácito de todos.
Claro, entre la audiencia elegante de esta noche nadie le contó esto al presidente Zedillo, ni tampoco que ese cuadro, lleno de peces en forma de miembros masculinos, llevaba otro título ``menos decoroso'': Peces llamados vergas, que cambió quién sabe quién desde hace tiempo para beneplácito de las buenas conciencias.
La reapertura del ex convento de Santo Domingo remató con un concierto a cargo del Ensamble de Bellas Artes, dirigido por Enrique Patrón de Rueda, que terminó siendo el elegido luego de frustrarse las intenciones del gobierno oaxaqueño de traer para este acontecimiento cultural a Andrea Boccelli o a Plácido Domingo, se comentó aquí.