La Jornada 26 de julio de 1998

De nada sirve el ``turismo administrativo'' si no hay decisión de entender, señala Carlos Monsiváis en Tuxtla

Angeles Mariscal, corresponsal, Tuxtla Gutiérrez, Chis., 25 de julio Ť El gobierno ha antepuesto al diálogo la dilación burocrática y el turismo administrativo, donde las constantes visitas de Zedillo a la entidad no resuelven nada, dijo el escritor Carlos Monsiváis en una conferencia donde consideró que existe una hipocresía gubernamental muy bien consolidada y una decisión de no entender la problemática, renunciando a las armas de la razón.

El diálogo es una exigencia nacional, es una exigencia de la racionalidad y a eso ya no pueden seguirse oponiendo ni regaños ni citas diarias del gobierno a los pueblos, dijo el analista social en una reunión que tuvo con reporteros locales.

``Puede llegar el supremo gobierno tres veces al día a Ocosingo y no resuelve nada si no existe la decisión de entender, y cuando el gobierno decide no entender estamos ya en un terreno de dilación burocrática'', subrayó.

``Chiapas se ha convertido para los secretarios de Gobernación en una silla eléctrica; todo México es Chiapas. Toda la miseria, marginación, abandono e indiferencia ante los derechos se vive también en ciudad Neza, en Ecatepec o en el Distrito Federal'', abundó.

Poco antes de visitar a los presos prozapatistas internos en el penal de Cerro Hueco, Carlos Monsiváis subrayó que en la entidad se están definiendo en este momento los derechos humanos de los marginados, ``en la medida en que si esto se resuelve con un aplastamiento sangriento o con la dilación burocrática, esto llevará a la conclusión de que incluso en el juicio final los pobres deberán esperar todavía varios siglos para que se respeten sus derechos.

Agregó: ``Me parece absurda la declaración de Zedillo cuando afirmó que en Chiapas nunca ha habido guerra, porque tampoco ha habido paz, y si no ha habido paz algo ha estado ocurriendo. Marcos en su V Declaración, demostró que tampoco los zapatistas quieren la guerra; es un texto afortunado, abierto y que, dijo, plantea alternativas''.

El escritor añadió que para el resto del mundo, Chiapas significa la miseria indígena, la privación sistemática de los derechos humanos y civiles a una población marcada por las desigualdades, quiere decir lo inaceptable en términos humanos; sin duda es un símbolo nacional del oprobio internacional, del oprobio de la explotación.

Chiapas, dijo, es un fenómeno de los derechos humanos que emergen en donde uno pensaba que habían quedado abolidos definitivamente, es la realidad sustentada en la barbarie racista, la miseria y la inhumanidad. Es Chiapas la conciencia de que no puede haber una guerra de exterminio porque esa no sería la supresión de un grupo rebelde, sería la represión de todas las posibilidades de cambio social, de todas las mayorías marginadas del país.

Finalmente señaló: ``He llegado a la conclusión de que hay una hipocresía gubernamental muy bien consolidada y una decisión de no entender la problemática, renunciando a las armas de la razón''.