Astillero Ť Julio Hernández López
Ya no es posible dar un tranquilo paseo dominical por la zona de conflicto de Chiapas.
Pasear, mirar, admirar, contemplar. Actividades prohibidas en un mediodía provinciano. Platicar con los lugareños, preguntar cómo les ha ido, saber sus problemas, involucrarse en sus preocupaciones, saludar a los policías y militares destacados en la zona, observar movimientos castrenses y equipo bélico. Nada de eso es posible ya, como lo demuestra el caso de una pareja de ciudadanos que fueron retenidos varias horas (entre 7 y 10, según la versión que se prefiera) en la comunidad de Los Plátanos, municipio de El Bosque.
El mayor Thomas A. Gillen, y la sargento de primera clase, Elizabeth Krug, cumplían, según la versión dada ayer por el vocero del Departamento de Estado de la nación vecina, ``trabajos de rutina''.
La rutina natural del área de trabajo a la que pertenecen los dos estadunidenses incluye el espionaje, pues ambos forman parte de la agregaduría militar de la embajada mencionada. El mayor Guillén es, inclusive, el agregado militar adjunto. Históricamente, las misiones militares de las embajadas deben realizar trabajos de investigación y análisis políticos para los cuales se valen de espías nativos y propios. En varios países de Latinoamérica se han documentado casos claros de injerencia criminal de diplomáticos estadunidenses que han sido ejecutores directos de las decisiones que conforme a sus particulares intereses han tomado los jefes de la nación más poderosa del planeta.
México vive actualmente una fuerte presión internacional debido a la incapacidad mostrada para resolver el conflicto chiapaneco. En ese esquema hay cuando menos dos franjas identificables de intereses: una es la de los ciudadanos extranjeros genuinamente comprometidos con la paz, expresados muchas veces en los grupos de observadores internacionales y de defensa de los derechos humanos; otra es la de los gobiernos deseosos de sacar ganancia de la debilidad interna.
Estados Unidos ha mantenido una actitud de creciente injerencia en los asuntos mexicanos. El escándalo de la operación Casablanca, el presing estadunidense para que se solucione el problema de Chiapas, la propuesta de resolución de congresistas para que el gobierno mexicano tome determinadas medidas en el caso de la guerra del sureste, son ejemplos de la manera como en el vecino país se pretenden tomar las riendas de determinados asuntos.
Claro, en este caso no habrá protesta de ningún tipo, ni se necesitará el servicio de traducciones de la señora Rosario Green. Simplemente, el personal diplomático estadunidense tiene pleno derecho a moverse libremente por el país y meter sus narices donde desee (aunque, claro, eso no haya sido suficientemente entendido por los indígenas de El Bosque -donde ha habido frecuentes enfrentamientos políticos, uno de ellos, reciente, con cuatro muertos y varios heridos-, pues ellos pretendieron revisar las pertenencias de los visitantes y luego los mantuvieron detenidos durante largas horas).
Marcajes personales...
El Financiero ha publicado en primera plana una nota en la que da cuenta de una presunta campaña de ``persuasión y manipulación'' con la que el gobierno federal pretendería ``revertir'' la imagen negativa que se tiene del Fobaproa.
Según la información firmada por Araceli Muñoz Valencia, 32 ``líderes de opinión'' fueron seleccionados para que sendos funcionarios federales les aplicaran un ``marcaje personal'', a fin de convencerlos de los beneficios del Fobaproa.
Dice la nota mencionada que su fuente de información es ``un documento confidencial del gobierno, cuya copia fue proporcionada a El Financiero''. La reportera asegura que el texto ``fue autentificado por dos de los involucrados en la estrategia informativa'' y que ``uno de ellos aceptó extraoficialmente su participación en una de las operaciones para colocar una serie de entrevistas en un periódico de difusión nacional, que negoció con el director del diario al grado de sugerir quién las realizara''.
En la relación de columnistas a los que daría marcaje un funcionario, se encuentra el autor de Astillero, a quien supuestamente ``persuadiría'' Oscar Ignorosa, el coordinador de Comunicación Social de la Secretaría de Hacienda. En relación con tal referencia, este tecleador deja asentado que hasta ahora no ha sido buscado por el señor Ignorosa, pero se compromete a que, en cuanto sea contactado para filtrarle la versión en positivo del Fobaproa, de inmediato habrá de escribirla en este espacio para no privar a sus lectores de tan increíble e hilarante relato. (¿Se imaginan los amables visitantes del Astillero la oportunidad de arrullarles y endulzarles la vida dándoles a conocer la bella historia de un Fobaproa que no haya sido maniobra de saqueadores, treta de millonarios, complicidad de políticos y tecnócratas?)
Borrego: cuestión de días
Seis días antes de colocarse como tajante enemigo del aborto, por considerar que éste es ``un crimen'', Genaro Borrego Estrada había considerado ``positiva'' la propuesta del secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente, de abrir un debate nacional sobre la despenalización de ese punto.
``Una sociedad madura, democrática y participativa como la mexicana, podrá discutirlo con éxito'', dijo el director del Seguro Social el 18 de julio, en un escenario adverso a las posturas conservadoras y clericales, como fue la guardia de honor que montó en el Hemiciclo a Juárez al recordarse un aniversario más de la muerte del gran liberal mexicano.
Allí, en un ambiente poco propicio a la intolerancia derechista, Borrego consideró ``positiva'' la propuesta de debatir, y dijo que aun cuando la Iglesia y grupos como Provida reaccionarían naturalmente en contra, debe entenderse que ``somos una sociedad plural, con pensamientos diversos e incluso contradictorios''.
Seis días después, Borrego se colocaba oportunamente en el nicho futurista más redituable. De gira en Nayarit, dijo que el IMSS cumplirá de manera rigurosa las disposiciones legales relativas al aborto, pero ``desde mi punto de vista, estrictamente personal, el aborto es un grave atentado a la vida de los seres inocentes''.
Astillas: ¿Indiana Jones en Chiapas? ¿Ganas de mostrar que no pasa nada? ¿Simplemente una excursión familiar?... El diputado local perredista de Zacatecas, José Guerrero Chávez, ha dicho que su partido negoció ``con el sistema'' el reconocimiento al triunfo de Ricardo Monreal a cambio de perder presidencias municipales. Entrevistado por el diario Imagen, el perredista dijo no encontrar explicación al triunfo de Monreal en la gubernatura, y la derrota en la mayoría de los municipios. Acusó al dirigente estatal del PRD, Armando Cruz Palomino, y a los directivos nacionales Amalia García y Raymundo Cárdenas, de estar ``acostumbrados a negociar con el sistema''... El presidente municipal de Monterrey, el panista Jesús María Elizondo González, vive una tormenta política derivada de las acusaciones de que se ha enriquecido en el cargo. Por lo pronto, su cuñado, Antonio Valero Elizondo, fue pillado en una maniobra mediante la cual traficaba con su influencia familiar ofreciendo agilizar un permiso para un table dance mediante un pago personal. Un indicio de la moral que aplican algunos panistas cuando llegan al poder lo ha dado el secretario general del Gobierno estatal, el también panista José Luis Coindreau, quien defendió al alcalde Elizondo y, para paliar sus eventuales yerros, recordó que el anterior gobernador interino, Benjamín Clariond Reyes Retana, ``se autocompró cien camiones y no está en el bote''. ¡Ah, pos sí! El autocomprador es primo hermano, por cierto, del actual gobernante, quien desde luego no ha hecho nada por castigar a su pariente y antecesor.