De la Barreda: aun si fueran prostitutas gozarían de todo derecho
Ricardo Olayo Ť La intención de vincular con la prostitución a las jóvenes violadas por policías en Tláhuac ``pretende hacer creer que una sexoservidora no merece respeto como ser humano'', indicó el ombudsman del Distrito Federal, Luis de la Barreda, durante una entrevista en la que cuestionó las declaraciones del secretario de Seguridad Pública, Rodolfo Debernardi, porque pretende, dijo, que la agresión se vea como una mala conducta más de los uniformados, cuando en realidad es un hecho ``gravísimo'' al que no se puede dar el tratamiento de tema cotidiano.
Tras las primeras declaraciones de los implicados, planteó que las autoridades deben investigar al destacamento 18 de la Policía Montada y a sus superiores en Tláhuac, a fin de comprobar si llevaban prostitutas al cuartel, lo que constituye un ilícito.
De la Barreda señaló que ``hay un elemento esperanzador'' en todo este asunto, y que cobra relevancia ante la pretensión de desvirtuar los hechos; éste es la reacción de la opinión pública, la que rechaza la violencia ejercida contra las tres jóvenes. Esto revela que hay sectores más amplios de la sociedad que no toleran estos abusos, ``los cuales quizá hace algunas décadas eran asunto de nota roja, pero ahora son noticia de ocho columnas y de gran contenido político, por el abuso de poder''.
Aunque algunos familiares de los policías detenidos han aseverado que las jóvenes --entre ellas dos menores-- son parte de las sexoservidoras de la zona de Xochimilco, de lo cual hasta ahora no hay prueba, el ombudsman cuestionó la retención de las mujeres, durante varios días, en el cuartel de la Montada.
La jóvenes huyeron, ``y desde el primer momento denunciaron los hechos en versiones que son muy similares entre sí, respecto de la forma en que fueron privadas de su libertad y del ultraje'', subrayó el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
En caso de que fueran sexoservidoras, ello ``no atenuaría la gravedad del delito, y dado que se trata de policías, cuya función es la de cuidar la seguridad de los ciudadanos, resulta un asunto de mayor gravedad'', explicó De la Barreda.
Interrogado respecto a las declaraciones del secretario de Seguridad, según las cuales en todos lados hay malas conductas, el ombudsman comentó que ``el mal de muchos no debe servir como consuelo'' en estos hechos, que son ``gravísimos'', y se les tiene que ver de esta forma y no como un asunto cotidiano.
``No es común que aparezcan policías violadores en sus cuarteles, lo cual ya es espeluznante, y menos se le puede ver como un caso común'', subrayó el defensor de los derechos humanos.
La violación ``es un delito muy grave al margen del sexo, edad, el oficio o la conducta precedente de la víctima. Es gravísima porque lesiona muy seriamente la libertad de disponer del propio cuerpo y la dignidad humana, porque se toma a la víctima peor que una cosa''.
Del violador, dijo que es un ser deshumanizado ``que encuentra el más absoluto desprecio por las preferencias, la dignidad y los sueños de la víctima. Parece incapaz de ponerse en el lugar de ella y de sentir la humillación que le provoca. En el caso de una prostituta, quien alquila libremente su cuerpo, aunque ello puede merecer un juicio moral de algunos, se lesiona gravemente su dignidad, y nada lo justifica''.
Tratar de desvirtuar la agresión sufrida por tres mujeres en un cuartel de la policía ``equivale a un señalamiento que pretende hacer creer que una prostituta no merece respeto como ser humano, que el cuerpo de una de ellas está a disposición de quien quiera ultrajarlo, y esto no se puede aceptar, porque el sexoservicio no la reduce a la servidumbre. En una democracia nadie está en situación tal que un tercero lo pueda someter con esa violencia'', estableció.
Destacó finalmenteque ``fue satisfactorio que el propio jefe de gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas, se hubiera pronunciado contra las agresiones y haya pedido el castigo más alto para quienes sean responsables''.