La Jornada 6 de agosto de 1998

En explotación sexual, 5 mil niños en México

Angeles Cruz Ť Originado por la pobreza y la desigualdad social, el trabajo infantil es una realidad compleja en México que se acrecienta con el extremo abuso y la explotación. Prueba de ello es que 30 por ciento de los más de 100 mil menores de edad que trabajan en la calle son niñas; de éstas, 18 por ciento, unas seis mil 300, tienen menos de 6 años de edad, cuya única expectativa de vida es crecer y desarrollarse al margen del bienestar, la educación y el ejercicio de sus derechos, afirmó Francisco Robles Berlanga, subdirector general de Promoción y Desarrollo Social del DIF.

Al participar en el seminario internacional Nuestras niñas: derecho a la equidad desde la infancia, el funcionario destacó que los menores que trabajan están expuestos a diversos riesgos por el desempeño de labores peligrosas e insalubres; a jornadas laborales superiores a las permitidas por la ley para los pequeños, y a cargas de trabajo similares a las de los adultos, que pueden impedir o retrasar su desarrollo físico y mental.

Condiciones de trabajo irregulares

A partir de la encuesta nacional sobre niños que trabajan en la calle, se puede saber que de las menores que realizan actividades remuneradas en 100 ciudades del país, poco más de la mitad no tiene la edad mínima para laborar, las jornadas son de ocho horas y 70 por ciento trabaja más de cinco días a la semana.

Señaló que por su género y en su condición de trabajadoras, el de las niñas es uno de los grupos más frágiles de la sociedad. Esta doble condición se traduce en desventajas que las llevan a una mayor exclusión, marginación y abuso.

Así, las disparidades entre mujer y varón se manifiestan en el ámbito laboral, ya que ellas ``realizan actividades con más baja remuneración'', dijo.

De acuerdo con la encuesta sobre trabajo infantil, de los 114 mil 497 niños y niñas que laboran en las calles de las principales ciudades del país, 34 mil 247 son niñas y las que tienen menos de seis años de edad generalmente acompañan a hermanos mayores o algún adulto, casi siempre sus madres.

Robles Berlanga destacó que la principal actividad de las niñas es la comercialización de productos como ambulantes o en puestos fijos, empacadoras en tiendas de autoservicio, la mendicidad, la recolección y selección de basura, y como ``guías de turistas''. Precisó que aunque estas actividades requieren de poco esfuerzo físico, entrañan mayores riesgos y cuentan con menor reconocimiento social.

Ejemplo de ello es que las niñas tienen una presencia limitada como empacadoras en las tiendas de autoservicio, donde por cada tres niños sólo hay una niña.

En tanto, Felicia Knaul, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), señaló que otro aspecto grave y hasta ahora poco atendido es el trabajo doméstico de las niñas en el que se desempeña el 20 por ciento de ellas.

Indicó que esta actividad implica que las menores no asistan a la escuela y, por estar ``a puerta cerrada'', no tengan acceso a los programas de asistencia social y a la aplicación de las leyes que las protegen.

Destacó que en ese ámbito, hay una explotación que se expresa en largas jornadas de trabajo, salarios exiguos y en general, escasa o nula protección social.

Al respecto, Robles Berlanga comentó que en las tareas domésticas se encuentran 1.9 millones de niñas de entre 12 y 19 años frente a 140 mil niños. Es decir, por cada 13 niñas en estas labores sólo hay un niño.

El subdirector de Promoción y Desarrollo Social del DIF también habló de los salarios de los menores trabajadores y detalló que al desempeñarse principalmente en unidades económicas familiares y en micro o pequeñas empresas de menos de cinco personas, la mitad de los niños y niñas no recibe remuneración alguna.

En tanto, el 50 por ciento restante obtiene hasta dos salarios mínimos, sin que ello signifique necesariamente la existencia de una relación formal de trabajo. En cuanto a las niñas, la información indica que 82 por ciento entrega a la familia todo o parte de su ingreso, que se ocupa para satisfacer necesidades básicas como alimentación, vestido y compra de útiles escolares.

Por otra parte, relató, el 61 por ciento de las niñas que trabajan en la calle combinan su actividad con el estudio.

Dijo que 42 por ciento del trabajo infantil se ubica en el sector agropecuario entre la población de 12 a 17 años de edad, seguidos de los que realizan actividades de servicios (23 por ciento) y comerciales (17 por ciento) en los que con mayor frecuencia se desempeñan las mujeres. En seguida están los menores que laboran en la manufactura y la construcción con el 14 y cuatro por ciento, respectivamente.

250 millones de infantes trabajan en el mundo

El trabajo infantil es un fenómeno generalizado en el mundo que afecta a por lo menos 250 millones de niños en países industrializados y en desarrollo. Estimaciones de la Cepal señalan que en América Latina existen 17.5 millones niños que desempeñan labores remuneradas en condiciones de desigualdad y explotación.

De ahí la importancia de asegurar la aplicación de la legislación laboral vigente, para regular la incorporación al trabajo de los niños entre 14 y 18 años, así como vigilar y sancionar con mayor rigor la incorporación al trabajo de los menores a este rango de edad, dijo Robles Berlanga.

Otra medida que debiera adoptarse es ampliar y reforzar los mecanismos de compensación social (becas) a fin de evitar y desalentar la incorporación de los menores al trabajo y brindar oportunidades formativas de protección y cuidado a aquellas niñas y niños menores de seis años que acompañan a sus padres u otros familiares en la realización de actividades económicas.