Luis Javier Garrido
P.P.V.

Las elecciones locales de este año no están siendo para el grupo salinista más que un ensayo general en vistas a su objetivo de conservar el poder en el año 2000, y por ello siguen manifestando un profundo desprecio por la sociedad.

1. El hecho más significativo de estos días es que Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, unidos una vez más ante el 2000, están dispuestos a enfrentar lo mismo el desafío interno de Manuel Bartlett y del sindicato de gobernadores que el posible desafío externo de Cuauhtémoc Cárdenas y del PRD, pero en su ambición de permanecer en el poder están apostando todo a su injerencia en la vida interna de los partidos y a su control de los procesos electorales, y siguen menospreciando la capacidad de resistencia y de movilización de los mexicanos.

2. En el 2000 las cosas no van a ser, sin embargo, tan sencillas como lo suponen, como se advierte ya desde ahora con la guerra en Chiapas y el caso del Fobaproa, que muestran que existe en México una sociedad civil en movimiento.

3. Las desastrosas elecciones constitucionales para gobernador de los estados de Aguascalientes, Oaxaca y Veracruz del 2 de agosto confirmaron una vez más que el país está aún muy lejos de la ``normalidad democrática'' que pretende Zedillo, pero también que quienes gobiernan al país no tienen disposición alguna de soltar el poder.

4. La segunda tanda de elecciones de 1998 mostró la prepotencia del grupo gobernante, y el control casi absoluto que tiene sobre el escenario electoral. En Aguascalientes, se frenó desde Los Pinos a la maquinaria priísta a fin de fortalecer las condiciones para una victoria del PAN, y se mandó a la derrota a Héctor Hugo Olivares, un viejo dinosaurio desprestigiado y mal visto en Washington, y no hubo conflicto interno alguno: los priístas doblaron la cabeza ante su ``jefe nato'' y Héctor Hugo aceptó con docilidad que había sido un pésimo candidato. En Veracruz y en Oaxaca, la maquinaria de imposición del PRI actuó, por el contrario, como en sus mejores tiempos, y no se organizó empero movilización alguna en defensa del voto. Mientras actuaban los mecanismos de control social, sólo la prensa extranjera reconocía que el PRI sigue operando como siempre, de manera impune: triunfando por el fraude.

5. Las elecciones en Veracruz y en Oaxaca constituyeron, en vistas al 2000, un ensayo exitoso de lo que antes se denominaba fraude masivo y ahora se llama ``una elección de Estado'', y fueron por lo mismo un espectáculo vergonzoso: utilización de los medios para desinformar, actos ilegales de coacción de parte de autoridades federales y locales (a través del acarreo, la compra del voto, y la recolección de credenciales), manipulación de la votación el día de la elección por equipos de mapaches priístas, pseudo encuestas dando a conocer los supuestos triunfos del PRI desde antes que concluyese la votación y, como cereza en el pastel, el propio Ernesto Zedillo violando la ley al recibir a los candidatos del PRI en Veracruz y en Oaxaca mucho antes de que concluyese el proceso electoral.

6. El gobierno está logrando sin embargo prevalecer en el espacio político-electoral lo mismo por a) el consenso que tiene en la cúpula del PAN y en un sector de dirigentes del PRD en el sentido de que todo se puede negociar en materia electoral (a fin irle abriendo gradualmente espacios a la oposición), como b) por la creencia que han logrado imponer los medios masivos de comunicación en algunos sectores de la sociedad en el sentido de que las elecciones ya son democráticas y de que el PRI está actuando en un plano de igualdad respecto de los otros partidos. Y ésa es la mejor carta de los tecnócratas para el 2000.

7. Los partidos políticos no han estado a la altura de las exigencias populares y los comicios locales lo han venido enseñando una y otra vez. El caso de la elección de Oaxaca revistió desde un principio una particular importancia por la participación ciudadana, que hizo que la propia cúpula del PRD quedara sorprendida por la amplitud del voto a su favor. Héctor Sánchez, el candidato del PRD, un político negociador que había aceptado contender pero no para ganar y que desde la jornada electoral se mostró ansioso (al estilo panista) por aceptar ``su derrota'' sin organizar defensa alguna del voto, quedó preso de sus contradicciones evidenciando cómo el grupo salinista está prevaleciendo gracias a que interviene en la vida interna de los partidos.

8. Los analistas políticos que siguen hablando de un país de ficción, insistiendo en que se está avanzando en el camino de ``la democratización de la vida nacional'', no está por lo mismo más que contribuyendo a un engaño de proporciones descomunales que lo único que hace es legitimar las nuevas formas del autoritarismo y propiciar que el grupo tecnocrático continúe saqueando a México.

9. Un hecho no debe olvidarse: los tecnócratas salinistas fueron capaces de todo en 1994 con tal de mantenerse en el poder, desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio en marzo hasta la crisis financiera y económica de diciembre, que fue responsabilidad absoluta de ellos.

10. La sociedad, a pesar de lo que se diga, no está ya apostando todo a las elecciones y es por ello que de su respuesta ante la guerra en Chiapas y los derechos de los pueblos indios y el caso del Fobaproa va a depender en buena medida el futuro de la nación.