MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES
Reuters, Ap y Afp, Washington, 6 de agosto Ť Monica Lewinsky, la ex pasante de la Casa Blanca y centro del escándalo sexgate, testificó hoy durante casi ocho horas y ``contestó de manera completa y honrada'' las preguntas que le formularon el fiscal independiente Kenneth Starr y los miembros del gran jurado.
Sin embargo, lo dicho por la joven de 25 años es mantenido en secreto por orden judicial, aunque ha desde hace días ha trascendido que Lewinsky iba a contradecir al presidente Bill Clinton.
Tras haber conseguido que Starr le otorgara inmunidad, la joven aceptaría haber mantenido relaciones sexuales con el mandatario, que ambos estuvieron de acuerdo en guardar en secreto la aventura, aunque jamás se le pidió que mintiera.
Admitiría también que Clinton la instruyó para que negara la existencia de regalos que él le entregó para no tener que presentarlos ante la justicia.
Lewinsky fue trasladada de la Casa Blanca al Pentágono luego de haber comenzado su presunto idilio con Clinton, pero la joven visitó en 37 ocasiones la residencia presidencial y estaría dispuesta a admitir que fue el jefe de Estado quien la instruyó para que dijera que acudía a ver a la secretaria privada de Clinton, Betty Currie, para justificar tales visitas.
En apoyo de su testimonio, Lewinsky entregó a Starr un vestido azul --en el que se afirma que existen manchas de esperma del presidente y que está siendo analizado por el FBI--, una foto con una dedicatoria de Clinton con palabras comprometedoras, según la joven, y los registros de mensajes dejados por el mandatario en la contestadora telefónica de Lewinsky.
El pasado 7 de enero, Monica Lewinsky debió testificar en la demanda por acoso sexual que promovió Paula Jones contra Clinton, y ese día, la joven declaró bajo juramento no haber tenido relaciones sexuales con el presidente.
Diez días después, Clinton debió presentarse también a declarar en el marco del caso Jones y también negó la relación con ``esa mujer'' (Lewinsky) y haber acosado a Jones, aunque admitió haber tenido una sola relación sexual con Gennifer Flowers.
Sin embargo, Linda Tripp, amiga de Lewinsky en el Pentágono, grabó subrepticiamente conversaciones de la joven ex pasante en la que admite haber tenido rela- ciones sexuales con Clinton.
Tripp acudió a Starr, quien desde hace cuatro años investiga el escándalo Whitewater, en el que están involucrados Clinton y su esposa Hilary Rodham, y le entregó 20 horas de conversaciones con Lewinsky.
Starr logra que el Departamento de Justicia le permita ampliar su investigación al nuevo escándalo, y ahora el fiscal independiente indaga si Clinton cometió perjurio al haber negado en una declaración jurada su relación sexual con Monica Lewinsky y si obstruyó la justicia por haber pedido a la joven negar, también en una declaración jurada, su relación.
Si el fiscal logra comprobar estas acusaciones, deberá enviar el resultado de sus pesquisas al Congreso, actualmente controlado por los republicanos, que comenzaría los procedimientos de un juicio político contra el mandatario demócrata.
Lewinsky, quien supuestamente mantuvo su relación sexual con Clinton desde fines de 1995 hasta agosto de 1997, llegó esta mañana vestida con traje azul y con un collar de perlas a la sede del gran jurado que analiza las acusaciones.
Durante casi ocho horas debió contestar las preguntas de Starr y de los 23 jurados, pero sin la presencia de sus abogados.
Por la tarde abandonó demacrada las instalaciones y sus representantes legales, únicos autorizados para hacer declaraciones, afirmaron que la joven respondió en forma ``honrada'' las preguntas, pero se negaron a indicar si volvería al tribunal y cuándo.
Aunque se sabía que no iba a trascender el contenido de la audiencia, la presencia de la testigo estrella de Starr provocó la movilización de la prensa: las cámaras de televisión fueron instaladas hasta en los techos de los edificios vecinos, 22 camionetas de retransmisión televisiva acamparon delante de la entrada principal del edificio federal y más de 200 reporteros esperaban a Lewinsky, aunque un amplio dispositivo de seguridad los mantuvo alejados.
El próximo día 17 le tocará su turno a Clinton, quien este jueves trató de dar la impresión de que el escándalo no le ha impedido ejercer el puesto: casi a la misma hora que Lewinsky ingresaba al juzgado, presidía en el Jardín de la Rosas la celebración de la ley Brady, que pretende controlar la tenencia ilícita de armas en el país.
Saludó sonriente a un grupo de policías y desoyó los gritos de los periodistas que trataban que respondiera al escándalo; antes, uno de los voceros da la oficina del asesor legal de la Casa Blanca manifestó su esperanza de que el testimonio de la joven sea ``un signo de que esta investigación de cuatro años pueda llegar pronto a su fin''.