La Jornada 11 de agosto de 1998

Crisis de confianza en la CNC, aceptan dirigentes

Angélica Enciso /I Ť A 60 años de su formación y enmedio de una de las mayores crisis del agro, la Confederación Nacional Campesina (CNC) tiene dos retos: mantener el voto campesino para el PRI y lograr una interlocución efectiva ante el gobierno federal para exigir respuestas a las demandas económicas y sociales de los productores.

Cuatro años después de que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) y a dos de las elecciones presidenciales, la organización, uno de los tres sectores del Partido Revolucionario Institucional, se enfrenta a una grave crisis de confianza de los campesinos que se han visto severamente afectados en sus condiciones de vida.

Las políticas agropecuarias de los últimos años, derivadas de las modificaciones al artículo 27 constitucional -mismas que la CNC avaló-, y el acuerdo trinacional, provocaron diversos trastornos a los campesinos: problemas para vender sus productos, crecimiento de las importaciones de granos básicos y de la cartera vencida, falta de créditos y desventajas frente a los socios comerciales, consideran integrantes de la cúpula cenecista.

En consecuencia, la influencia que en el campo tiene el partido gobernante a través de esta organización se ha visto menguada, ya que con agrupaciones de otros institutos políticos se disputa la representatividad de los campesinos. Aún así, en las pasadas elecciones federales, 60 de sus integrantes llegaron a la Cámara de Diputados.

La CNC está conformada por 32 ligas de comunidades agrarias (una por entidad, y participan los ejidos o sindicatos afiliados a ella), 488 comités regionales campesinos y mil 160 comités municipales, y estima tener presencia en 25 mil ejidos y comunidades, más las 20 uniones nacionales de ramas de producción. Los cenecistas calculan que al menos 6 millones de campesinos son simpatizantes de esta organización y que tienen cerca de 20 mil delegados en el país.

Con esta estructura, ante la situación que vive el campo y con la intención de elevar su presencia en el sur del país, ya que los últimos cuatro dirigentes han sido del norte y centro, la CNC anunció que por primera vez elegirá a su dirigencia nacional a través del voto directo y secreto, pero hay un único candidato: Heladio Ramírez López, ex gobernador de Oaxaca.

Unica interlocutora

La CNC surgió en 1938, a partir de un decreto presidencial de 1935 que dio paso a la organización ejidal en comités regionales y ligas de comunidades, sindicatos agrícolas y cooperativas campesinas. Esto ocurrió después de que el presidente Lázaro Cárdenas llevó a cabo el reparto de tierras que da origen a los ejidos, indica Rubén Mercado en una reseña sobre las organizaciones campesinas nacionales.

Destaca que desde ese momento la CNC se convirtió en el ``brazo campesino'' del PRI, y que se institucionalizó por la entrega de tierra a los campesinos, proceso que culminó décadas después con las modificaciones al artículo 27 constitucional, ya que con él se canceló el reparto de tierras, se permite la venta y renta de ejidos, fueron retirados los apoyos económicos a los campesinos y se dio prioridad a la producción agropecuaria para la competencia con el mercado internacional.

Durante años fue la única organización que fungió como interlocutora entre el gobierno y los campesinos, aunque al interior del PRI también surgieron otras instancias, como el Congreso Agrarista Mexicano (CAM) y la Central Campesina Independiente (CCI), agrega Mercado.

Desde su interior, la CNC desarrolla prácticas corporativas, a pesar de que la legislación actual establece que los ejidos y las organizaciones económicas deben desarrollarse como organismos plurales, autónomos y sin militancia política, explica Juan José Rojas en el análisis Transformación neocorporativa de la CNC durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Refiere que ``el carácter corporativo de la CNC lo determina su funcionamiento centralizado, ya que una organización que se mimetiza según las exigencias de la política agropecuaria gubernamental, difícilmente puede desarrollar una vida realmente democrática''.

Destaca que uno de los obstáculos para su transformación es que ha sido un ``instrumento de promoción social, y un espacio en el que sus cuadros dirigentes hacen carrera política con el fin de escalar mayores posiciones de poder dentro de las estructuras tanto priísta como del gobierno''.

El grupo de control

A partir de 1967, cuando Augusto Gómez Villanueva ocupó la dirigencia de la CNC, se conformó un grupo afín a él, que es el que a través de los años ha mantenido su control, ya que desde Víctor Cervera, Héctor Hugo Olivares, Maximiliano Silerio, Beatriz Paredes, hasta el ahora candidato Heladio Ramírez, están vinculados con el ex diputado, indica por su parte Horacio Mackinlay, investigador de la UAM Iztapalapa.

Después de ocupar la secretaría general de esa organización, Gómez Villanueva pasó a ser el jefe del Departamento de Asuntos Agrarios, antecedente de la Secretaría de la Reforma Agraria; asimismo, ha sido coordinador de los priístas en varias legislaturas.

Mackinlay detalla en su análisis La CNC y el nuevo movimiento campesino que cuando Salinas de Gortari asumió la presidencia en 1988, buscó renovar la alianza entre el Estado y los campesinos, por lo que nombró a Gustavo Gordillo, quien fuera asesor de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) --agrupación que en esa década se conformó como una opción independiente ante la CNC--, como subsecretario de Política Sectorial y Concertación de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), con el fin de que dirigiera el ``llamado proceso de concertación con las organizaciones de productores''.

Precisa que en la segunda mitad de 1988, la UNORCA y otras organizaciones se habían reunido con las autoridades para delinear una estrategia de alcance nacional y coordinarse y luchar unificadamente, por lo que aceptaron la oferta del gobierno de integrar el Congreso Agrario Permanente (CAP).

Ese organismo se formó en 1989, con la participación de 11 organizaciones, con las que se ``inaugura una nueva interlocución para emprender la reforma del estado en el agro'', agrega Mackinlay.

Además de la CNC, surgieron el CAP, la CCI, el CAM, la UNORCA, la Central Campesina Cardenista (CCC), la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), la Alianza Campesina del Noroeste (Alcano), Unión General de Obreros Campesinos de México (UGOCM), la Unión General de Obreros Campesinos Popular (UGOCP) y la Coalición de Organizaciones Urbanas Democráticas Urbanas (Coduc).

En este sexenio se dio paso a una dirigencia distinta a la que hasta entonces había existido al frente de la CNC, ya que con apoyo del Ejecutivo federal entró Hugo Andrés Araujo, proveniente de la UNORCA. Amigo de los hermanos Salinas de Gortari, Araujo ingresó como titular de la Secretaría Coordinadora de Uniones de Productores, con Maximiliano Silerio como secretario general.

Diputado por Tamaulipas, fue coordinador de la bancada cenecista en la Cámara de Diputados, cuando en 1991 se aprobaron las modificaciones al artículo 27 constitucional.

Mackinlay añade que esta nueva dirigencia emprendió ``los cambios más importantes desde la época de Rojo Gómez'', y que en la declaración de principios se hablaba de un ``nuevo movimiento campesino, y del combate a los cacicazgos rurales''. Explica que la CNC pasó a tener como eje a las organizaciones económicas, y con la ``renovación democrática'' y la movilización de las bases cenecistas en las comunidades, se buscaba neutralizar los cacicazgos locales y regionales, además de ``abrirse'' a los esquemas de Pronasol.

En 1992, ya como secretario general de la CNC, Araujo, a través del CAP, se pronu11nció por excluir los granos básicos del TLC, pero el sector campesino nada pudo hacer para moderar los términos de un acuerdo que puede repercutir en resultados devastadores para sus integrantes, ya que no sólo se incluyeron el maíz y el frijol, sino que hubo un retroceso en donde se habían obtenido ciertas concesiones, como azúcar, cítricos, frutas y hortalizas, agrega Mackinlay.

El regreso

Araujo entró con una visión renovadora, pero desde mediados de 1993 el gobierno abandonó esa postura ya que se acercaban las elecciones de 1994, indica por su parte el investigador Juan José Rojas, de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH).

Ese mismo año, después del levantamiento del EZLN, salió a relucir la amistad que Araujo tenía con Manuel Muñoz Rocha, presunto autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu. Después de esto, no logro terminar su gestión al frente de la CNC y cedió su lugar a Beatriz Paredes --vinculada al grupo de Gómez Villanueva--, quien asumió la dirección en forma interina el 9 de marzo y fue ratificada en agosto de ese año.