La Jornada 19 de agosto de 1998

El fiscal Kenneth Starr cita de nuevo a Monica Lewinsky

Reuters, Ap y Afp, Washington, 18 de agosto Ť Hillary Rodham perdonó la infidelidad de Bill Clinton y según las encuestas, la mayoría de los estadunidenses también, aunque destacaron que el mandatario deberá esforzarse por restablecer su credibilidad.

Sin embargo, el escándalo del sexgate ``está lejos de haber terminado''. El fiscal independiente Kenneth Starr citó a declarar nuevamente ante el gran jurado a Monica Lewinsky, la joven de 25 años con quien Clinton confesó la noche del lunes haber mantenido una ``relación impropia''.

Luego de declarar durante cuatro horas frente a Starr, y mediante circuito cerrado ante el gran jurado, Clinton ofreció un mea culpa televisado: admitió haber mantenido ``una relación con la señorita Lewinsky que no fue apropiada... fue un error'' que ``constituyó ``una falta crítica de juicio y un fracaso personal de mi parte, del que soy el único responsable''.

En el marco de una demanda civil por acoso sexual presentada por Paula Jones contra el presidente, Clinton rechazó en enero pasado haber tenido relaciones sexuales con Lewinsky. El lunes, Clinton insistió en que sus respuestas en esa ocasión fueron ``legalmente correctas, (pero) no ofrecí voluntariamente información''. Reiteró no haber pedido a ``nadie que mintiera, que escondiera o destruyera evidencia o emprendiera cualquier acción ilegal''.

Pese a ello, Clinton admitió haber engañado a personas ``incluida mi esposa'', y dijo lamentarlo. La primera dama lo perdonó este martes y sostuvo que ama a su marido y que está dispuesta a defender su matrimonio, y junto con su hija Chelsea, ambos comenzaron un periodo vacacional. La mayoría de los estadunidenses se declaró satisfecho por la confesión presidencial, aunque su nivel de aceptación cayó 20 puntos (de 60 a 40 por ciento), y 66 por ciento se opone a iniciar un juicio político en su contra.

Y no obstante las críticas de Clinton contra Starr, el trabajo de éste no ha terminado. Este martes se presentó a declarar ante el gran jurado Dick Morris, ex colaborador de Clinton, y trascendió que Starr citó a declarar el jueves a Lewinsky. Además, aún deberá enviar un informe al Congreso sobre sus indagaciones en torno a acusaciones de perjurio y obstrucción de la justicia contra el presidente. El Congreso, de mayoría republicana, deberá decidir si hay suficientes evidencias para realizar audiencias e impugnar a Clinton por el escándalo. Los trabajos legislativos están en receso, los legisladores volverán hasta septiembre, pero el trabajo se incrementará, pues muchos tratarán de relegirse en las elecciones de noviembre.

El escándalo, sin interés para los estadunidenses

Aunque el escándalo ha mermado la credibilidad de Clinton frente a los estadunidenses, sus índices de su gestión se mantienen estables --60 por ciento en promedio-- y los expertos indican que el sexgate ``carece de importancia para la mayoría de los estadunidenses (porque) la mayoría le da crédito por la fortaleza de la economía''.

Si Starr no logra probar que Clinton mintió y trató de obstruir la justicia, señalan otros especialistas, es probable que pueda finalizar su mandato, pero con su autoridad considerablemente disminuida.

Y en el Congreso hay quien pide la renuncia de Clinton. ``Debe renunciar'', sostuvo Tom Delay, tercer legislador en importancia de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Sin embargo, el presidente de ese órgano legislativo, el también republicano Newt Gingrich, dijo que es ``prematuro formular cualquier juicio o conclusión'', y señaló que primero será necesario revisar el informe de Starr.

Pero no todos los republicanos coinciden con Gingrich. ``Pienso que éste es un asunto más serio de lo que los estadunidenses quizá hayan percibido'', declaró el representante Bill McCollum, miembro del Comité Judicial de la Cámara, que tendría a su cargo evaluar una posible acusación política. El ex vicepresidente Dan Quayle indicó que para remontar el escándalo es necesario que ``Bill Clinton se vaya''.

Algunos demócratas también se declararon decepcionados por la actitud del presidente, como la senadora por California Dianne Feinstein y el líder de la bancada en el Senado, Tom Dashle.

Dos de las figuras principales del equipo de Clinton, el vicepresidente Al Gore y la secretaria de Estado, Madeleine Albright, se declararon confiados y orgullosos del comportamiento del presidente quien, sin embargo, dedicó toda la mañana de este martes a hablar con los asesores que lo han defendido y sostuvieron durante meses que el mandatario nunca tuvo relaciones con Lewinsky.

Pero el apoyo más importante de este día para Clinton provino de su esposa, cuyo nivel de popularidad ha aumentado durante el escándalo. Hillary Rodham sigue profundamente enamorada y totalmente dedicada a su esposo, declaró la vocera de la primera dama, Marsha Berry, poco antes de que la familia presidencial partiera de vacaciones hacia Martha«s Vineyard, Massachusetts. Berry explicó que Rodham estaba disgustada por el hecho de que la infidelidad de su esposo --la segunda admitida en público-- hubiera sido tan publicitada. ``Ciertamente éste no ha sido el mejor día de su vida. Pero ella cuenta con una profunda fe religiosa, en la que se apoya''. Lo que Hillary desea ahora, indicó su vocera, es ``relegar este asunto al pasado y tomarse unas vacaciones''.

Los cabos sueltos

De acuerdo con tres sondeos, cerca de dos tercios de los estadunidenses quieren que la investigación de Starr se cierre; 69 por ciento en una encuesta de la cadena ABC, 65 por ciento en una de CNN-USA Today y 63 por ciento en la de CBS-New York Times. La tasa de aprobación de la gestión presidencial es de 60 por ciento, aunque la personal cayó 40 por ciento, y 70 por ciento de los interrogados por ABC dijo que no desea que el presidente renuncie o sea impugnado.

Sin embargo, Starr insiste en su investigación, y comenzó a vislumbrarse la posibilidad de que el fiscal llame a testificar nuevamente a Clinton. David Kendall, abogado personal del presidente, admitió que su cliente rechazó entrar en detalles al responder ``preguntas altamente'' íntimas. De acuerdo con NBC, durante su declaración, Clinton se mostró desafiante y se negó a responder una decena de preguntas planteadas por los fiscales.

Informes citados por NBC señalaron que el presidente se rehusó a responder algunas preguntas para no caer en una ``trampa por perjurio''.

Algunos expertos en derecho constitucional indicaron que Clinton podría ser citado a declarar porque los fiscales no aceptarán generalizaciones en un discurso, y al parecer ese habría sido el caso en la declaración jurada que Clinton formuló el lunes ante Starr y los 23 miembros del gran jurado.


Prensa, sexo y mentiras

La prensa estadunidense expresó sus dudas sobre la confesión de Bill Clinton, hecho que ocupó las primeras páginas de casi toda la prensa mundial, con excepción del diario vaticano L'Osservatore Romano, que evitó toda referencia al sexgate, y de la prensa francesa, que relegó la información a sus planas interiores.

Los principales diarios estadunidenses editorializaron sobre la declaración y posterior confesión de Clinton en torno a sus ``relaciones impropias'' con Monica Lewinsky en el marco del escándalo sexual que desde hace meses afecta su presidencia.

Para el New York Times, el presidente dejó ``escapar una oportunidad crucial de rendir un informe sanador a la nación y comenzar la tarea de rehabilitar su carácter'' ante los estadunidenses. Apuntó que ``la mezcla de confesión mínima y rabieta contenida'' de Clinton, ``no lo harán un líder a quien se echará de menos una vez que se vaya de Washington''.

El Wall Street Journal escribió que ``el señor Clinton ha restregado la nariz de la nación sobre esta mugre durante siete meses, lo bastante largos como para obligarnos a confrontar los hechos y el estándar de conducta que esperamos de los presidentes''. Para el Chicago Sun Times, ``en lugar de asumir la responsabilidad para concluir esta barata historia de rumores y denuncias, el presidente se guareció en la penumbra del engaño. Una confesión temprana, sin importar cuán grosera, habría sido mejor que la patética replegada extraída el lunes''.

Otros diarios, como Los Angeles Times, calificaron de ``decepcionante'' la confesión, y algunos como el New York Post de ``alucinante... una sarta de mentiras de principio a fin''. El Houston Chronicle escribió: ``(Clinton) para sorpresa de casi nadie, ha desnudado figurativamente la letra escarlata que ostenta'', y añadió que se trata de ``una L de liar'' (mentiroso).

El único periódico que prefirió no editorializar el hecho fue el Washington Post, diario que en su primera plana publicó una foto de Kenneth Starr, distanciándose de otros que, en su mayoría, eligieron para su portada una foto del presidente.

En Irak, el más influyente diario del país, Babel, acusó a Israel y a sus grupos de presión en Estados Unidos de utilizar el escándalo sexual para tratar de sacar a Clinton del cargo y remplazarlo por Al Gore, quien está más a favor de Israel. (Reuters, Afp y Ap.)