La Jornada 21 de agosto de 1998

¿Por qué se escogió este momento?, fue la pregunta del día en Washington

David Brooks, corresponsal, Washington, 20 de agosto Ť ``Nuestro blanco fue el terror'', declaró hoy el presidente Bill Clinton desde la Casa Blanca. Pero no faltaron quienes se preguntaron si el objetivo real era Monica Lewinsky.

De hecho hoy hubo dos eventos para el Ejecutivo en Washington: el anuncio del ataque estadunidense ordenado por Clinton contra Afganistán y Sudán y una segunda sesión de testimonio de Lewinsky ante el gran jurado que investiga el comportamiento personal del presidente.

El ataque contra ``el terror'' se realizó trece días después de los bombazos contra las embajadas estadunidenses en Kenya y Tanzania. Pero algunos en esta capital afirman que no se puede ignorar que la acción de este jueves fue tomada sólo tres días después del mea culpa de Clinton ante la nación por el escándalo Lewinsky, calificado como el ``día mas crítico de la presidencia Clinton''.

Hasta el momento solo hay un resultado claro en los dos acontecimientos del día: aunque todavía no se sabe si Estados Unidos logró anular (o matar) la ``amenaza'' representada por el líder Osama Bin Laden, casi logró borrar la imagen de la joven Lewinsky de las pantallas de televisión de este país.

Pero no completamente. Esto comprobó que cualquier acto de Clinton en el ámbito público ya no puede ser totalmente desvinculado de su escándalo personal en esta coyuntura.

Aunque Clinton recibió el apoyo de gran parte de Washington --entre ellos el de los liderazgos demócrata y republicano-- en su decisión de ordenar el ataque, hubo excepciones notables que cuestionaron los motivos inmediatos del presidente.

El senador republicano Arlen Specter sugirió que Clinton pudo haber tomado la decisión ``para distraer la atención de sus propios problemas nacionales''. El también senador Dan Coats, miembro del Comité de Inteligencia y quien ha pedido la renuncia del presidente, comentó: ``estoy cuestionando la selección del momento'' de esta acción. Señaló que el problema ahora es que ``la credibilidad del presidente está tan dañada que cualquier acción que emprenda se realiza bajo una nube de sospecha''.

Cuando la ficción parece realidad

La administración Clinton no pudo escapar de la comparación de los eventos de hoy con la popular película Wag the Dog (``azuza al perro'', literalmente, y titulada en México algo así como Crisis en la Casa Blanca) en la que un presidente estadunidense se ve en medio de un escándalo por una aventura sexual con una adolescente que visitaba la Casa Blanca y contrata a un estratega, quien inventa un asunto internacional --un conflicto en Albania-- para distraer la atención nacional de la vida personal del presidente.

Hoy, en las conferencias de prensa en la Casa Blanca y en el Pentágono, y en entrevistas en los noticieros de esta noche, los funcionarios --entre ellos el jefe del Pentágono, William Cohen, y la secretaria de Estado, Madeleine Albright-- debieron responder a la pregunta de si el ataque de hoy fue una táctica tipo ``wag the dog''.

``La única motivación de esta acción de hoy --respondió Cohen-- fue nuestra obligación de proteger al pueblo estadunidense de actividades terroristas''. Albright también negó que los ataques estuvieran motivados por problemas políticos personales. Pero el solo hecho de que debieran responder a la pregunta era síntoma de algo sin precedente: es legítimo preguntar si una acción de seguridad nacional está motivada por un interés político personal.

Para llevar la ironía hasta el colmo: según la agencia Reuters, el pool de reporteros que acompaña al presidente cada vez que viaja --y que este jueves estaba con él en Martha's Vineyard antes de retornar a la Casa Blanca--, se entretenía precisamente con la película Wag the Dog cuando fue llamado a escuchar el anuncio presidencial del ataque.

Durante los últimos días, las dos crisis del presidente se entrelazaron: según algunas versiones, Clinton fue interrumpido varias veces el pasado fin de semana, durante las sesiones que mantuvo con su abogado preparando su interrogatorio del lunes, con llamadas de su gabinete de seguridad nacional que estaba ultimando los planes para el ataque de hoy.

¿Y Monica?

Esta mañana, Lewinsky se presentó ante el gran jurado por segunda ocasión y testificó durante unas cuatro horas. No hubo detalles en torno al interrogatorio, aunque se suponía que el fiscal independiente Ke- nneth Starr buscaba cotejar su versión con la proporcionada el lunes por el presidente ante este mismo gran jurado.

Según versiones, Lewinsky dijo estar resentida con Clinton debido a que éste consideró la relación íntima como algo únicamente sexual, pues ella consideraba que también existía un vínculo emocional. Aunque su vocera, Judy Smith, declaró que pensaba que la sesión de hoy quizá completaría su testimonio en el caso, indicó que Lewinsky, a quien Starr otorgó inmunidad en el caso, seguirá cooperando con el fiscal independiente. Pero azuzando o no al perro, hoy la esperada declaración de Lewinsky ante el gran jurado fue casi ignorada por los medios y relegada a un lugar muy secundario.

La jornada concluyó con el mandatario evaluando los resultados de una acción bélica internacional. Sin embargo, aunque anteriores presidentes han sido acusados de atacar militarmente a otros países por motivos políticos domésticos, éste podría ser el primer líder del país más poderoso del que se sospeche que actuó internacionalmente para distraer la atención de cómo actuó muy íntimamente.