Orlando Delgado
Los acuerdos del PAN y el PRD
La discusión generada en torno al Fobaproa ha empezado a producir acuerdos fundamentales que cuestionan la política gubernamental con relación al sistema financiero. El primer acuerdo, de indudable trascendencia, es el rechazo a la iniciativa presidencial para consolidar los pasivos del Fobaproa como deuda pública, el PRD inicialmente, y ahora el PAN, se han manifestado en este sentido, inclusive el PRI ha ``enriquecido'' la iniciativa, por lo que el NO al Fobaproa ha ganado.
Un segundo acuerdo señala que es indispensable que las operaciones irregulares que haya comprado el fondo sean reveladas, de tal manera que pueda castigarse a quienes violentaron el marco legal. Este reconocimiento implica un severo extrañamiento, explícito o no, hacia las autoridades financieras: las cúpulas de la Secretaría de Hacienda, de Banco de México y de la Comisión Bancaria. Cualquier gobierno que opere reconociendo los consensos parlamentarios tendría que renunciar; por lo menos los responsables directos de su manejo, pero sin esperar que esta salida sea negociada, sino como una muestra mínima del respeto a la sociedad.
La diferencia no es secundaria: se sabe que el PAN debatió fuertemente este aspecto, optando por esperar otro momento para exigir estas renuncias; para el PRD, en cambio, es indispensable que los responsables del ``desaseo'' se retiren para poder limpiar el proceso.
El tercer acuerdo, en el que existen matices sustantivos, reconoce que inevitablemente la crisis bancaria tiene un costo fiscal al que ya se han destinado recursos importantes, pero que faltan muchos más por aportar. La propuesta del PAN introduce una consideración cierta: estos costos deben repartirse entre las partes involucradas, es decir, entre los deudores, los bancos y el gobierno asumiendo las responsabilidades que a cada parte corresponde. Por eso, en esta propuesta, para los pequeños y medianos deudores (los menores a 500 mil pesos) deberán aplicarse descuentos.
El PRD propone diseñar un programa que resuelva la situación de los pequeños deudores (menores a 200 mil pesos). Este programa bien pudiera ser el que ha propuesto el PAN, ya que si los descuentos llegaran a 60 por ciento (lo que es bajo si se considera el valor del mercado de estos créditos que difícilmente llegarían a 30 por ciento), los acreditados podrían aportar 40 por ciento del valor del pasivo y recuperar la solvencia y los bienes adjudicados por el banco. El otro 60 por ciento sería compartido por el banco y el gobierno; hay que recordar que los bancos, por lo menos algunos, han provisionado ya pérdidas equivalentes a 30 por ciento. Así, el 30 por ciento que le tocaría al gobierno, es decir, a todos los causantes, se podría ir pagando a través del instituto para el seguro del depósito bancario, de modo que el pagaré Fobaproa pudiera sustituirse programadamente por papel gubernamental (en ocho partes iguales, por ejemplo), lo que contribuiría a aliviar la situación de los bancos.
El cuarto acuerdo señala que se requiere una reforma integral al sistema financiero, tanto para que pueda realmente ser un instrumento útil para el crecimiento, como para que contribuya a evitar crisis como la actual. Este es un acuerdo definitivo que lleva a plantearse con seriedad y con urgencia la función de los bancos; ello reconoce que la crisis bancaria no sólo no se ha resuelto, sino que el sistema bancario se ha trastocado de modo que se busca rentabilidad con el manejo especulativo de las mesas de dinero, como observamos el viernes pasado, en lugar de hacerlo con el otorgamiento de créditos. También en este ámbito el Fobaproa ha fracasado.
Así las cosas, la propuesta del PAN recién presentada puede incorporarse a la del PRD, o la del PRD incorporarse a la del PAN, en realidad, lo verdaderamente trascendente es que la salida de la crisis del Fobaproa ha sido planteada por la oposición, mostrando la incapacidad del eje Hacienda-Banco de México para reaccionar con sensatez. Por ello, antes de renunciar debieran aceptar estas propuestas.