La caída en granos, peor que la bursátil: Zedillo
Rosa Elvira Vargas y Angélica Enciso Ť Quizá más preocupante que la caída de las bolsas de valores en Asia es el hecho de que los precios internacionales de los granos se encuentran en uno de sus niveles más bajos, en términos reales, de este siglo, por lo que el gobierno federal mantendrá su política de subsidiar la comercialización del maíz, sorgo y trigo, anunció el presidente Ernesto Zedillo, durante la clausura del 20 Congreso Nacional de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
Ante delegaciones provenientes de todo el país, la nueva directiva de esa central, algunos gobernadores y funcionarios del sector agrario, el mandatario aseguró que hoy se encuentran totalmente regularizadas dos terceras partes de la propiedad social del campo. Esa, planteó, es la mejor manera de superar conflictos entre hermanos y vecinos, de consolidar la paz social y de fortalecer la democracia en los núcleos agrarios.
El desafío en el agro
Heladio Ramírez López, el nuevo dirigente de la CNC, expuso lo que calificó de desafío en el agro: 75 por ciento de los pobres del país se encuentran en el medio rural; seis de cada diez campesinos perciben menos de un salario mínimo; diez millones de indígenas viven en condiciones de injusticia y miles de recolectores y habitantes del desierto luchan por sobrevivir.
El oaxaqueño reclamó al Estado ``no alejarse ni desentenderse'' de aquellos que un día le dieron vida; pidió cercanía y apoyo para los hombres del campo y destacó que sus afiliados no quieren una CNC contemplativa, indiferente, pasiva, sumisa ni minimizada ante los poderosos. La organización no transitará ``los caminos de la obediencia ciega ni de la conducta abyecta'', pero tampoco caerá en el enfrentamiento irresponsable o la negación de la política como vía para negociar, aseguró.
Allí mismo, Ramírez López se mostró partidario de la iniciativa del presidente Ernesto Zedillo en materia de derechos y cultura indígenas, la cual debe ser ``preámbulo para recobrar sus derechos históricos, sus valores profundos''.
Nueva época para el campo
El mandatario insistió en que ha concluido el rezago agrario pendiente, después de la promulgación de la nueva ley en la materia, y lo consideró como un logro de la alianza histórica entre los campesinos y el Estado mexicano, la cual se expresa ahora en una Alianza para el Campo, programa oficial de este sexenio.
El agro, manifestó el primer mandatario, es gran prioridad del gobierno y con seguridad legal de la propiedad social, fortalecimiento de los programas productivos y la participación de los campesinos ``estaremos abriendo una nueva época de desarrollo y de más justicia en el campo de México''.
Afirmó que no obstante la severa sequía provocada por el fenómeno meteorológico de El Niño, una vez que han iniciado las lluvias podrán reactivarse rápidamente las siembras.
Confió en que los daños en el agro serán mucho menores este año a los padecidos cuando el país enfrentó parecidas situaciones climatológicas adversas.
Eso prueba, resaltó, que hoy los campesinos, ``gracias al trabajo y el apoyo de las instituciones, están en capacidad de hacer frente a estos fenómenos''. Continuará, además, la descentralización de la Secretaría de Agricultura para desterrar ``ese centralismo oprobioso, burocrático, que obstruyó la energía y la capacidad de los campesinos de México''.
Desarrollo integral
Para el Presidente de la República, el desarrollo rural integral significa unir las políticas productivas con las de apoyo social, para que en el campo haya más y mejor educación, atención a la salud y servicios básicos. Representa, también, llevar la justicia social a quienes por mucho tiempo han vivido en condiciones de extrema pobreza, como los jornaleros agrícolas, ``que emigran de sus tierras para trabajar en pésimas condiciones en los campos donde se produce para la exportación, principalmente''.
Entonces, Zedillo se refirió al reciente otorgamiento de esquemas de seguridad social para estos trabajadores, mismos que les permitirán, ``por primera vez'', tener derecho a los servicios médicos, pago por incapacidades, atenciones y jubilaciones, guarderías para sus hijos, y otras prestaciones.
De manera relevante, el primer mandatario abordó la caída del precio internacional de los granos básicos. Manifestó que el gobierno federal aplicará ``todos los recursos a su disposición'' para apoyar la comercialización y ofreció mantener el respaldo al trabajo e ingresos de los campesinos, mediante los programas de Alianza para el Campo, Procampo, créditos de Banrural y Fira, créditos a la palabra en tierras de temporal y alta siniestralidad, así como la creación de cajas de ahorro.
Los granos de la escasez
Más allá de las estadísticas, Ramírez López afirmó, en el atiborrado auditorio del Plan Sexenal, que existe un creciente alejamiento de los jóvenes campesinos de la tierra; la inconformidad aparece en la ``mirada sin tiempo y desconfiada de los indígenas''; las mujeres del campo ``hacen magia'' para multiplicar ``los granos de la escasez'', mientras que los jornaleros emigran a la inseguridad urbana o buscan cruzar la ``frontera del miedo''.
Entonces, aseguró que la Confederación Nacional Campesina no permitirá a nadie suplantar la actitud creativa de los campesinos, ``para imponerle recetas ajenas a su realidad''; impedirán que el paternalismo ``vuelva a remplazar la crítica por la obediencia'' o la ``creatividad política por la sumisión''.
Rosa Elvira Vargas y Angélica Enciso Ť Hace 60 años se fundó la CNC. En todo este transcurrir, sus actos rituales son como de tiempo detenido: iguales siempre. Desde lo alto del presídium -que tan sólo en la mesa central reserva 25 lugares para los principales personajes- se observa a los miles de hombres y mujeres del agro que, ubicados por delegaciones estatales, disputan de muchas formas, y con las mismas consignas, la atención de sus dirigentes, de sus gobernadores, del Presidente de la República.
Incluso el Himno Agrarista, que alude a unos ``señores latifundistas'' que en el discurso oficial desde hace mucho se asegura que no existen, sigue entonándose de la misma forma: todos leen la letra en hojas que previamente les repartieron los organizadores del encuentro campesino.
Ernesto Zedillo llama a la CNC ``¡verdadera heredera de las causas de Zapata!'' Y le responde una algarabía de matracas, dianas, tamboras y otras percusiones, que acompañan con esa consigna que en buena hora pusieron de moda unos niños beisbolistas: ¡sí se puede, sí se puede!
Y así responderán también cuando Ramírez, nuevo dirigente de la central, despacha su discurso de 40 minutos, y asegura que la CNC ``retoma hoy, con nuevo aliento, su lugar en el pacto que une y fusiona a los campesinos de México con el PRI y con el gobierno del presidente Zedillo''.
Desterrada cualquier ironía, como aquella que calificaba a los trajeados en actos agrarios de ``campesinos nailon'', observan desde el presídium, y por supuesto enfundados en perfectos cortes de casimir, los gobernadores de Tlaxcala, Sonora, Sinaloa, Quintana Roo, Zacatecas, Durango, Yucatán, Campeche y Baja California Sur. Están también el líder del Senado, Genovevo Figueroa, y los secretarios de Agricultura, de la Reforma Agraria y del Trabajo.
El propio Ramírez López viste un sobrio traje azul marino, y entonces Amador Hernández, líder de la central en la década de los 60, y Diódoro Carrasco, gobernador de Oaxaca, quedaron en el sitio de honor como los únicos -con la excepción obvia de Beatriz Paredes- que no siguieron la instrucción de usar corbata.
Allí mismo y ante la importancia estratégica y numérica que, con todo, sigue representando el voto verde, los dirigentes del PRI, Mariano Palacios y Carlos Rojas, volvieron al Plan Sexenal, y participaron así en la apertura y final del congreso.
Por ello, música para sus oídos debió haber sido escuchar del presidente Zedillo que ``nuestro partido sigue contando con la fuerza, con la participación de los campesinos cenecistas'', mientras que Ramírez López, senador igual que su antecesora, Beatriz Paredes, juró compromiso y lealtad con el tricolor, ``que es el forjador de la democracia que todos los mexicanos construimos, no sin zozobras ni desafíos, pero sin titubeos ni ofuscación''.
Zedillo habló también largo y abordó las prioridades del campo. Pero de entrada, dedicó extensos elogios a Beatriz Paredes, a quien dijo profesar gran cariño y admiración por su ``gran pasión social e inteligencia''. Fueron para la tlaxcalteca dos párrafos de su discurso y, si algo significa, a Heladio le destinó cuatro. En ellos, tampoco escatimó reconocimientos al nuevo dirigente. Lo llamó ``compañero de muchas luchas, amigo de muchos años''. Se identificó en procedencias y afirmó que el oaxaqueño, ``al igual que yo'', es de origen humilde y ha sabido abrirse camino en la vida para servir a otros. Sin embargo, lo exhortó a pasar ``de las palabras a los hechos''.
Rebasado por completo en su capacidad, el coso del Plan Sexenal, ya casi para finalizar la ceremonia, preludiaba el literal desbordamiento humano que luego se confirmó. Nadie apeló al orden en el desalojo del local y la salida del presidente Zedillo, por un estrechísimo pasillo que logró abrirle su escolta cuando el mandatario decidió atravesar todo el auditorio, devino en absoluto caos.
La gente quería irse. La intención era unánime y simultánea. Vinieron los empujones, los apretones, las patadas, la desesperación en muchos rostros, sobre todo de mujeres de campo que perdieron zapatos, tacones, la bolsa de mano... Delegados perdidos, funcionarios en busca de sus choferes y una mujer que se acercó a la prensa para mostrar que ya sólo calzaba un tenis, fueron las últimas instantá-neas de un ritual de tiempo detenido, que hasta en eso se cumplió.