Mario Núñez Mariel
Sábado amarillo
Salió el sol en la ciudad de México. Decenas de miles de ciudadanos se lanzaron ayer a barrer, pintar y reforestar la avenida Insurgentes en sus larguísimos 31 kilómetros. De esta manera, el gobierno del Distrito Federal lanza su ofensiva de otoño y demuestra su capacidad de convocatoria y organización ciudadana, dentro de la más vieja tradición de cooperación social a la mexicana, al propiciar el tequio más grande de la historia contemporánea de México.
Sucedió lo inaudito, miles de ciudadanos, en el más puro sentido del término, en colaboración directa con el gobierno de su ciudad, acometieron la tarea, en espléndido esfuerzo autogestionario, de recoger escobas, brochas, palas, cubetas y pintura para pintar decenas de kilómetros de banquetas, barrer igual cantidad de metros, plantar miles de árboles y conquistar lo imposible: demostrar al país, al mundo y a sí mismos, que sí es posible la organización ciudadana para la resolución de los infinitos problemas que aquejan a los habitantes de las grandes ciudades como la nuestra.
Habrá que decir, para valorar la fuerza histórica del momento, que entre nuestros conciudadanos se encontraban pintando y barriendo cientos de funcionarios de los gobiernos central y delegacionales del DF, al servicio indiscutible del embellecimiento de la ciudad de todos, mejorando con su modesta acción y sin arrogancia el entorno urbano, transformando de modo favorable las condiciones de la vida cotidiana de todos los capitalinos, compartiendo a brazo partido los esfuerzos de los voluntarios de todas las edades y sin distinción de género. Con esa simple acción concertada y organizada, Cárdenas logró el mejoramiento de la calidad de la vida urbana por la vía de la organización democrática de la ciudadanía.
Ese mismo sentido inequívoco a favor de la democracia ciudadana, con un claro compromiso social, lo tiene para el país la consulta organizada por el PRD sobre el mega-atraco de Fobaproa. De nueva cuenta los ciudadanos demostrarán este domingo, con su simple voto masivo y una jornada más de impecable acción democrática, el ineludible cambio de los tiempos. La ciudadanía simplemente ya no está dispuesta a ser esquilmada por una oligarquía cuyos tecnócratas, sean ``servidores'' públicos o privados, se afanan con todo su celo neoliberal en querer transferir a decenas de millones de desfavorecidos (trátese de trabajadores, clases medias en vías de extinción o de simples mortales) las deudas de especuladores, banqueros y otros atracadores de cuello blanco, nacionales o extranjeros.
De esa misma crucial manera, también favorable al cambio revolucionario y democrático, podemos confiar que desde mañana nuestros conciudadanos y su gobierno desplegarán su fuerza social y política para combatir al crimen --muy poco o nada-- organizado; para lograr avances reales en la seguridad de todos a partir de principios democráticos de autodefensa social frente a la violencia delincuencial. Todo ello supone la búsqueda sistemática de una cooperación digna de la ciudadanía con las autoridades. De ello depende a su vez el avance en la lucha civil contra la corrupción y la impunidad de los sectores más contaminados de las fuerzas policiales, de los funcionarios del Ministerio Público y en general del Poder Judicial. Esa es la petición y el compromiso de Alejandro Gertz Manero, nuevo secretario de Seguridad Pública, quien suma su amplía experiencia para beneplácito general como bien destacó La Jornada en su encabezado de ayer.
Ahora lo sabemos, porque quedó demostrado este fin de semana, que es a través de la organización ciudadana que se mejoran de modo efectivo los servicios públicos con base en el ejercicio adecuado de gobierno y una alianza firme de éste con la sociedad civil. Lo mismo cabe decir para todas y cada una de las líneas estratégicas del gobierno del DF. Será sin duda de esa manera como continuará avanzando el desarrollo de la organización autogestionaria y cogestionaria de la sociedad urbana.
El gobierno de la ciudad y la ciudadanía construirán de esta suerte un nuevo pacto social fundado en la cooperación voluntaria y organizada al servicio de la comunidad, la corresponsabilidad y el consenso democrático.
Fue imposible no verlo; este fin de semana salió el sol del gobierno del DF, reflejado en las relucienes banquetas amarillas, y del Partido de la Revolución Democrática con su luminosa y valiente propuesta de poner a consideración pública el mega-atraco del Fobaproa y sus nefastas consecuencias para los más.