León Bendesky
El nuevo escenario económico

Las crisis, los periodos de inestabilidad económica o las condiciones de volatilidad en los mercados tienen, todos ellos, una expresión práctica. Hoy en México confluyen las tres situaciones. La crisis se expresa en el lento crecimiento de la producción que se observa en promedio durante las dos últimas décadas; la inestabilidad económica se presenta ahora, una vez más, originada por factores externos y por las condiciones internas del funcionamiento de la economía y la volatilidad, que afecta directamente a las variables financieras clave, que son el tipo de cambio y las tasas de interés y que presionan al alza al nivel de los precios.

Vista la cuestión desde esa perspectiva práctica, se puede, por un momento, dejar de lado la discusión acerca de la concepción general y de la aplicación de los instrumentos de la política económica y concentrar la atención en los posibles resultados de la evolución de la economía en este año. La pregunta que debe formularse ahora es ¿qué tanto variará el desempeño económico con respecto a las estimaciones presentadas por el gobierno en los Criterios Generales de Política Económica para 1988? Muy pronto y después de haber presentado el presupuesto federal para este año se tuvo que empezar a hacer una serie de ajustes por el lado del gasto público para compensar la abrupta caída de los precios del petróleo en los mercados internacionales. Este precio, como se sabe, es crucial para los ingresos fiscales y, por lo tanto, fuente esencial de recursos para gastar. Hasta ahora se han hecho tres recortes al gasto y el escenario petrolero no responde a las previsiones de su recuperación, lo que provoca una mayor restricción fiscal.

Por otro lado, la inestabilidad financiera que empezó en los países del este asiático, continuó con la crisis bancaria japonesa y se agrava con el desastre de la economía rusa. Las repercusiones adversas de la inestabilidad de los mercados de dinero y capitales son ya apreciables. El peso se ha devaluado, las tasas de interés han aumentado significativamente y la inflación se ha acelerado. Al mismo tiempo, la tasa de crecimiento de la producción muestra un descenso marcado con respecto al año anterior.

Al final de 1997 el dólar se cotizaba alrededor de 8 pesos, hoy está en el orden de 10 pesos, lo que equivale a una depreciación de 25 por ciento, las tasas de interés de corto plazo (28 días) han llegado nuevamente a un nivel superior a 27 por ciento anual y la tasa de referencia, la TIIE a más de 29 por ciento, cifras que se registraron en diciembre de 1996. Este dato es muy relevante en el marco de la fragilidad del sistema bancario, puesto que impacta de modo directo a la situación de las carteras (las deudas contratadas con los bancos) y van en la dirección de la necesidad de ir pensando en un segundo Fobaproa. La inflación, según la medición del Banxico, parecía estar soportando las presiones, pero los últimos datos indican que está superando las previsiones ya corregidas de un nivel anual esperado de 12 por ciento. A pesar de que la producción está creciendo menos, sigue aumentando el déficit comercial y habrá que financiar una mayor cantidad de recursos en las cuentas externas, que en total podría ser superior a 16 mil millones de dólares. El menor crecimiento afecta, también, la capacidad de generar los empleos necesarios, cuando menos 1 millón de nuevas plazas, y la inflación compromete las metas de recuperación de los niveles reales de ingreso de los trabajadores.

Es difícil en las actuales circunstancias prever los valores de estas variables económicas para el final del año. Lo que puede verse es que ya se superaron las expectativas iniciales y que es necesario ajustar las previsiones para evitar que la incertidumbre obligue a realizar ajustes que distorsionen aún más las condiciones de los mercados. Las herramientas que se están utilizando para conducir la economía están agotando su efectividad, y aferrarse a un escenario que ya no existe, no genera confianza y certeza en las acciones que el gobierno ejecuta en materia de política económica.