GALERIA Ť Sergio Zermeño García Granados

Una ingeniería para la reconstrucción de la sociedad mexicana

Poco después del 68 mexicano, el sociólogo Sergio Zermeño García Granados (DF, 1947) viajó a París para obtener el grado de doctor. Su tesis se convirtió en un libro fundamental: México, una democracia utópica: el movimiento estudiantil de 1968 (Siglo XXI), cuyo acierto es ``haber desglosado a los actores sociales del movimiento: la presencia de Javier Barros Sierra y su conducta es un elemento sin el cual difícilmente habría habido un 68 con la importancia que tuvo, con esa potencia para criticar al Estado mexicano. Eso lo escribí a los tres o cuatro años de los sucesos y me da mucho gusto haberme dado cuenta muy rápido de la necesidad de analizar elementos de ese tipo.

``Se convirtió en un libro solitario porque los analistas estadunidenses en el país han resultado ser mejores politólogos e historiadores, y por ello tampoco desde allá hemos recibido estudios con una perspectiva sociológica; el 68 es una tragedia social y no un acto político. En el terreno nacional, la mayoría de los protagonistas están vivos, y como la experiencia fue traumática las interpretaciones son demasiado apegadas a los hechos: en cada aniversario volvemos a recibir la andanada de anécdotas, en vez de una perspectiva histórica amplia de lo que significó el 68 para México...''

Como integrante del Instituto de Investigaciones Sociales en la UNAM, desde hace 25 años Zermeño se ha empeñado en analizar los conflictos y los movimientos sociales, y en imaginar las vías para reconstruir la sociedad mexicana. La pregunta que se plantea es: ``¿Cómo reorganizar y dar fuerza a esos grandes agregados de nuestros compatriotas? ¿Estamos condenados a producir masas, y masas desorganizadas, y por lo tanto una sociedad muy manipulable?''

En la ciudad de México, la fórmula propuesta es intentar la reconstrucción social a partir de dos mecanismos: descentralización en áreas vecinales territorializadas -pueblos, barrios, colonias, unidades habitacionales- y participación ciudadana mediante la creación de comités vecinales con una normatividad clara y divididos en mesas de trabajo especializadas en algún problema a resolver. Así fue como se fortaleció la participación ciudadana en España, Italia, Brasil, Uruguay o Chile.

Ese es el contexto, en el que Sergio Zermeño se pregunta: ``¿Cómo es posible que en un país como el nuestro, en el que la desigualdad es creciente de una manera brutal, las ciencias sociales no sean espacios privilegiados en las universidades mexicanas?

``La obligación de las ciencias sociales es lograr una sociedad menos injusta y reconstruir la paz y la concordia entre los mexicanos. La pregunta que nos planteamos es de una complejidad infinita; que no crean los compañeros de matemáticas, física o astronomía que los científicos sociales tenemos preguntas sencillas.

``Desafortunadamente, el Conacyt o la propia UNAM han sido instituciones dirigidas por personas muy cercanas a lo que se llama `pensamiento de excelencia', que no han tenido claro que la excelencia está también en quienes se plantean con cuidado cómo reconstruir la paz en una sociedad como la nuestra; piensan que el orden social no es parte de la ciencia y si no volteamos a ver lo que está pasando, pues estamos fritos.''

En su libro más reciente, La sociedad derrotada (Siglo XXI), describe cómo a lo largo de los últimos 30 años se destruyó un tipo de sociedad para montarse otra muy dentro de la idea del desorden generalizado y el neoliberalismo con sus efectos negativos. Ese fue el punto de partida para el libro que actualmente escribe: un análisis de del cardenismo y su experiencia como gobierno. (Patricia Vega)(Fotos: Jerónimo Arteaga)

Comentarios a:

[email protected]