La Jornada 4 de septiembre de 1998

La bahía de San Blas, Nayarit, en proceso de privatización

Matilde Pérez /I, San Blas, Nay. Ť En las playas de la bahía de San Blas -uno de los últimos reductos naturales poco alterados por la mano del hombre en el Pacífico- se construirán hoteles de cinco estrellas, campos de golf, centros comerciales, clubes ecuestres, lujosas villas y grandes centros comerciales, según se expone en los megaproyectos Desarrollos Turísticos de Nayarit y Desarrollos Turísticos San Cristóbal.

Los estadunidenses Marc Harris y Robert L. Michel, representantes de los inversionistas de ambas sociedades anónimas, emprendieron desde hace tres años la compra de ejidos, solicitaron el arrendamiento a bajo costo de 130 mil hectáreas de zonas federales y terrenos ganados al mar, y las concesiones del aeropuerto de Tepic, de la aeropista y del puerto marítimo de San Blas, y pretenden hasta la privatización de la zona arqueológica del cerro Ceboruco, del centro ceremonial huichol de la isla El Rey y de los manantiales El Tanque y la Tobara, de las zonas más importantes de recreación para los pobladores de la capital del estado y de los municipios aledaños.

Pero antes de comenzar el proceso, Marc Harris, representante legal de Desarrollos Turísticos de Nayarit, advirtió al gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza que los inversionistas ``gastarán grandes sumas de dinero si, como en Estados Unidos, su gobierno se compromete a impulsar planes de acción que ayuden a darles confianza''. Entre las 14 condicionantes destacan que el gobierno federal declare al municipio de San Blas como zona turística con derechos a fondos y asistencia federal, que mejore las carreteras de los aeropuertos a los sitios indicados por el megaproyecto, suspenda cualquier trámite de nuevas concesiones a la orilla del mar y construya una planta de tratamiento de aguas negras.

Las obras de construcción no han empezado, pero los lugareños ya advierten que habrá un ``ecocidio''. Su temor se profundiza porque la empresa camaronícola AquaNova en menos de tres años ha arrasado con 2 mil hectáreas de selva y manglares --vegetación a las orillas de los esteros y de vital importancia para la vida acuática, sujeta a protección especial--, alterando así el hábitat de aves y otros animales como gato montés, ocelote, tigrillo, venado cola blanca y lagarto. En total han sido perjudicadas 11 especies de aves migratorias y ocho de la región, las cuales ya no encontrarán las mismas condiciones para su subsistencia y reproducción.

El proyecto Desarrollos Turísticos de Nayarit, o Bliss Resort International, es ambicioso: además de la compra de las 260 hectáreas del ejido de San Blas --por las que ofrecieron no más de 3 millones 380 mil pesos--, arrendará por 99 años los terrenos ganados al mar en la playa Las Islitas; exige el titulo o derechos exclusivos del manantial La Tobara y hasta del cocodrilario de la zona --actualmente a cargo de los ejidatarios-- y realizar, si es necesario, el desalojo de los pobladores que se resistan a dejar la zona donde estarán sus hoteles, clubes de golf, ecuestres, de yates, del mar, de tenis, restaurantes y zonas residenciales. Aunque en su propuesta de proyecto no especifica la superficie total que abarcará, indica que serán de su propiedad la zona sur oriente de este puerto: la Caleta-Boca del Río, las bahías de Aticama y Matanchén, la región de La Tobara y cerro Ceboruco, incluida su zona arqueológica.

Robert L. Michel, representante legal de Desarrollos Turísticos San Cristóbal, informó al gobierno del estado que el megaproyecto está integrado a su vez por seis proyectos: Villas del Rey, Villa Isla del Rey, Villas San Cristóbal, Punta Caleta y Puntilla El Borrego, uno marino, y El Escondite, localizados en la Isla del Rey. En total 11 kilómetros de playa y 16 de la ribera de los esteros; más de mil hectáreas de construcción; un muelle de mil 200 hectáreas, además de obtener los terrenos del puerto de San Blas.

El año pasado, los inversionistas obtuvieron del gobernador nayarita su compromiso de apoyarlos en las gestiones ante las instancias federales, así como lograr de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes las concesiones para el puerto de San Blas, la aeropista civil y el aeropuerto de Tepic. También el compromiso de suministrarle 140 litros por segundo de agua potable de la red municipal y la autorización de la Comisión Nacional del Agua para la perforación de pozos profundos.

Este desarrollo turístico residencial, como ya lo califican los inversionistas, será tan competitivo como los de Puerto Vallarta y Mazatlán. El costo inmediato para los actuales habitantes, quienes dudan de las ``buenas intenciones'' de la autoridad municipal (la cual presionó a los ejidatarios de La Palma para que aceptaran ceder el agua del manantial El Tanque, a fin de, presuntamente, llevarla a 14 comunidades ubicadas en las márgenes del río Santiago), será el agua. Sin embargo, la red atraviesa primero las áreas de los megaproyectos.

El desafío de AquaNova

La protección de lagunas y manglares de este histórico puerto no es la prioridad de la empresa camaronícola AquaNova --compañía del Grupo Desc--, cuyo proyecto abarca mil 120 hectáreas para la instalación de estanques de reproducción de camarón azul --uno de los de mayor valor en el mercado internacional-- y que estarán en operación en 1999.

La expansión de ese desarrollo en apenas 720 hectáreas ha dejado muerte, destrucción y pérdidas irreparables. A aunque la empresa afirma que sus granjas de engorda cumplen con los criterios de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca para evitar la contaminación de las aguas y la degradación del ambiente, y además lleva a cabo programas de resiembra de manglar y de fauna silvestre, el saldo en San Blas es negativo.

Las obras de desecamiento y relleno total de las lagunas Los Pájaros, El Zapato, así como de las venas --brazos de ríos-- La Culebrilla, Varaderos y La Herradura, además de las descargas de aguas contaminadas con cloro y cal viva (sustancias utilizadas para la limpieza de los estanques) a los cauces de La Cegada, El Sauz, La Diabla y Barra del Estero del Pozo, son evidentes: en las aguas fuera de los estanques de la empresa, flotan peces muertos.

Juan Francisco García Rodríguez, integrante del grupo ecológico El Manglar, narra que para la construcción de sus instalaciones, AquaNova utilizó enormes cadenas jaladas por tractores para derribar árboles y destruir los manglares en el ejido Isla del Conde. Las autoridades ambientales lo toleraron (le aplicaron una multa de 29 mil pesos), al igual que la introducción de la especie mejorada de camarón azul proveniente de Tahití y Nueva Caledonia, en cuya producción se desarrollan plagas virales que constituyen un grave problema de sanidad para los recursos pesqueros.

Pese a los daños, el Instituto Nacional de Ecología y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) han actuado con laxitud, agrega. En marzo de este año, la Profepa firmó con la empresa un convenio para poner fin al procedimiento administrativo en su contra a cambio de que ``repare los daños que, en su caso, hubiere causado a los manglares''. A cambio, la institución se comprometió a ``no comenzar reclamación, procedimiento o demanda administrativa, civil o penal alguna contra la empresa, sus funcionarios, empleados o representantes''.

La situación es crítica, dice García Rodríguez, quien comenta que ante ``la complacencia de las autoridades ambientales'', El Manglar, pescadores y lugareños preocupados por el futuro de San Blas ya pidieron apoyo a la Red Internacional de Organizaciones No Gubernamentales, al Proyecto Acción Manglar con sede en Washington, Sociedad Costeau y a Greenpeace Internacional.

Las aguas azul cristalino y la selva tropical de esta región del Pacífico --localizada a 65 kilómetros de la capital del estado--, refugio de ocas salvajes, cercetas de alas azules y lista verde; patos golondrinos, chalwan, pinto, cuaresmeño, cabeza roja y tepalcate; de pájaros como el martín pescador y guáquina, de aves rapaces como el halcón cola roja y aguilillas, garzas atigradas, entre otras, ¿quedarán sólo en la memoria del hombre de este siglo?, se pregunta.