Se trata en este texto de poner en la balanza los resultados obtenidos por las dos orquestas provenientes de esas urbes en sus recientes presentaciones en la ciudad de México. De Padua (Italia) llegó a Bellas Artes el famoso grupo I Solisti Veneti (Los Solistas del Veneto en buen castellano, a pesar de los muchos cronistas que les llaman Solistas Venecianos), mientras que de Alemania acudió a la Sala Nezahualcóyotl el ensamble Musica Antiqua Kln, o Música Antigua de Colonia en nuestra lengua.
Salvo la presencia de sendas obras de Paganini y Bottesini en el programa de I Solisti Veneti, toda la música interpretada por ambas agrupaciones fue barroca, de modo que hay cierta posibilidad de comparación. Los italianos tienen un prestigio amplio, ganado sobre todo a partir de la personalidad efervescente de su director, Claudio Scimone, y a la gran cantidad de grabaciones del repertorio barroco que han realizado en interpretaciones tradicionales, muy en el estilo del siglo XIX.
Asimismo, los alemanes se han distinguido por un trabajo amplio y profundo de investigación estilística y estética sobre la práctica musical barroca, y su director-fundador, Reinhard Gbel, no sólo es un gran violinista, sino que es reconocido como uno de los principales impulsores de la moderna tendencia a tocar con instrumentos antiguos y con técnicas de la época. Esta diferencia de enfoques fue perfectamente apreciable en los conciertos de uno y otro grupo, tanto en las ejecuciones mismas como en el ambiente general y en la reacción de los numerosos públicos. Dicho de manera simple: el concierto de I Solisti Veneti fue una velada musical entretenida, mientras que la actuación de Musica Antiqua Kln resultó una experiencia sonora de gran alcance y profundidad.
Gbel y sus músicos propusieron un programa formado por sendos conciertos de Fasch y Hndel, el primero para oboe y flauta, el segundo a la manera de un concerto grosso con oboe obligado, y dos cantatas de Bach. La ejecución instrumental resultó sencillamente impecable y, como suele ocurrir cuando de técnicas e instrumentos antiguos se trata, permitió escuchar las obras realmente a fondo. Cuando la orquesta está formada por sólo ocho músicos, cuando el fraseo y la articulación son de claridad meridiana, cuando las manos izquierdas de los cuerdistas (la derecha en el caso particular de Gbel) están quietecitas sobre sus instrumentos, sin vibrar, cuando cada tema, arpegio y escala son tocados con esa cualidad que los músicos franceses de la época llamaban detaché, se obtiene una transparencia y una profundidad que permite al oyente meterse muy dentro del tejido contrapuntístico barroco y escuchar prácticamente todo lo que el compositor ha puesto en el papel, y quizá más.
Este estilo de hacer música tiene el riesgo de que, como todo se oye, no hay mucho margen para la chapuza; en el caso de un grupo del calibre de Musica Antiqua Kln, este presunto riesgo se convierte en el placer singular de escuchar bajo una visión en la que el concepto de esplendor barroco no está en la espectacularidad del gran sonido, sino en la gozosa intimidad camerística que permite redescubrir nuevos mundos sonoros en repertorios aparentemente ya conocidos.
Y ahí donde otros grupos que hacen música antigua al estilo antiguo caen en el exceso de tics, gestos y manierismos, el ensamble de Colonia tiene una presencia escénica sobria y diáfana, que mucho ayuda a la comprensión de su quehacer sonoro. Quedó en evidencia que uno de los mayores atributos de Musica Antiqua Kln es la homogeneidad asombrosa que hay entre sus integrantes. Sin embargo, es preciso mencionar la presencia destacada de la oboísta Susanne Regel; en sus manos y en su aliento, el rico sabor sonoro de la rústica y bucólica madera se convirtió en el atractivo hilo conductor de este espléndido concierto. La parte vocal de las dos cantatas de Bach estuvo a cargo de la soprano Anne Cambier, quien exhibió un lindo timbre y una buena aproximación al estilo de las obras, aunque a su voz le faltó algo de amplitud, fuerza y proyección.
Me pregunto retóricamente si esta apreciación mía es correcta o si es un mero reflejo de los vicios adquiridos a fuerza de una dieta de bel canto y verismo. Sea como fuere, el concierto de Musica Antiqua Kln bien puede ser considerado como una de las mejores sesiones musicales de 1998.