La Jornada 10 de septiembre de 1998

Diálogo de sordos durante más de cinco horas en San Lázaro

Mireya Cuéllar Ť No hubo punto de encuentro. El secretario de Hacienda, José Angel Gurría, describió ayer una nación donde el Fobaproa ``es legal'' y la actuación ``oportuna'' del gobierno ``evitó el colapso del sistema bancario''; un país que es la décimo cuarta economía del mundo, el décimo exportador, ¡que va bien!, ¡que avanza! ... La oposición en la Cámara de Diputados ve otro México: Una nación donde el gobierno es ``cínico'', ``ineficaz'', que toma decisiones ``ilegales'', ``al margen de la sociedad'', con 30 millones de ciudadanos en pobreza extrema y un futuro sombrío si sus autoridades no asumen errores y corrigen el camino.

El intercambio de más de cinco horas que tuvieron ayer el titular de Hacienda y los diputados para revisar la política económica con motivo de la glosa del cuarto Informe de Gobierno del presidente Ernesto Zedillo, tuvo los mismos resultados que un diálogo de sordos.

Gurría dibujó a un país sin más opciones que las diseñadas por el gobierno. La conversión del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) --que significará triplicar la deuda interna-- tendrá que darse porque ``no estamos en posición de escoger''. Si no se hubiese actuado a tiempo se tendría ``un descalabro mayor; el colapso del sistema financiero''.

``Lo que ocurre en otros países nos afecta porque México está plenamente inserto en la economía internacional. No estamos en este momento con la opción de que si se vuelve o no un país integrado al mundo. No estamos en un debate sobre si nos globalizamos o no. La única opción que tenemos es aprovechar al máximo esta circunstancia y reforzar nuestras estructuras internas''.

A manera de consuelo, el secretario de Hacienda describió a los legisladores las largas filas de los ahorradores rusos frente a sus bancos. Eso, dijo, no ha pasado en México.

El Verde Ecologista abrió el debate

A una diputada del Verde Ecologista, Verónica Velasco, correspondió abrir la sesión de preguntas. De entrada recordó a Gurría sus lecciones de economía y le echó en cara haberlas olvidado. Le citó su viejo texto sobre deuda externa, donde el hoy secretario de Hacienda planteaba cómo alcanzar soluciones ante cualquier problema: ``...a través de la participación de todos los sectores involucrados''. Ante el discurso triunfalista con que se presentó Gurría --que le mereció varios abucheos-- la legisladora respondió con un ``tiene poco o nada que presumir de su gestión económica financiera''. Burlona, le dijo que nada más faltaba que calificara la actuación del gobierno frente a la crisis como ``un acto de heroísmo''.

Uno a uno le refirió los artículos de las distintas leyes que el gobierno violó al usar recursos públicos en el rescate bancario. Entre ellos, el 73 de la Constitución, fracción octava, que a la letra dice: ``Es facultad del Congreso reconocer, aprobar y mandar pagar la deuda nacional'', así que, apuntó la diputada, ``el Congreso ni reconoció ni aprobó y mucho menos mandó pagar la deuda... es más, en abril nos enteramos de la cifra de la deuda''.

Me da mucha tristeza, apuntó Velasco, ver que la dependencia a su cargo ha ``asumido caprichosamente la posición de defender lo indefendible y hago votos porque esta actitud sea superada, que se comprenda que no hay peor enemigo en este momento que la resistencia a reconocer las fallas. Hay que entender que los legisladores no somos el problema, sino parte fundamental para su solución''.

Eso fue sólo el comienzo. En distintos tonos y momentos los diputados de oposición demandaron a Gurría un ejercicio de autocrítica. La política económica ha dado tumbos, no tiene el consenso del pueblo, sus éxitos macroeconómicos son ``relativos'', el 50 por ciento del ingreso nacional los recibe el 20 por ciento ``más rico'' de la población... ``¡Qué lejos estamos, señor secretario, de la justicia social!'', le planteó --a veces casi a gritos, porque los priístas gritaban ``tiempo''-- el panista Fauzi Hamdan.

Su modelo económico, le espetó Hamdan a manera de resumen, es: ``concentrador de ingresos, centralista, protector de grupos económicos poderosos encubierto en un aparente populismo asistencial''. De paso también dejó clara su postura sobre Fobaproa: ``es inconstitucional'' porque se usaron recursos públicos sin autorización del Congreso, y lo más grave, ``no asignó equitativamente los costos entre quienes deben soportar los costos económicos''.

Las amenazas del presidente de la mesa, Marco Antonio Adame Castillo, con apagar el sonido si Hamdan no concluía su intervención, despertaron al bronx. Gritar ``tiempo'', ``tiempo'' --pretendiendo bajar al orador-- cada vez que alguno de los diputados de oposición descalificaba al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al gobierno, fue ayer su pasatiempo favorito.

Alvaro Arceo Corcuera, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), no sólo intentó que el titular de Hacienda hiciera algo parecido a una autocrítica, sino que en velada amenaza le dejó caer un ``esté consciente de que su responsabilidad puede llevarlo a un juicio político''. ``No sé a qué se refiere con lo del juicio, pero todos tenemos que vivir con las consecuencias de nuestras acciones'', intentó revirarle Gurría, arrastrando una aclaración: No resolver a tiempo la conversión de Fobaproa en deuda pública ya tuvo ``efectos sistémicos'', y entre más se prolongue, más se agravan.

Pero Gurría insistió también una y otra vez en hablar de ``errores'' en tiempo pasado. Estos siempre se cometieron ``antes''. En el ``hoy'' lo que hay son medidas para corregirlos. ``En el pasado fuimos un país sobreendeudado y ya no lo somos; en el pasado dependíamos de la exportación del petróleo y hoy ya no es el caso; en el pasado se nos cayó el nivel de ahorro y nos volvimos dependientes, ya no es el caso....''.

No se trata ``de pintar un panorama color de rosa'', decía a manera de justificación, pero ``se tomaron decisiones dolorosas, difíciles, que han ayudado a fomentar la confianza en México, se ha reaccionado con oportunidad...''.

El receso de 10 minutos --decretado poco después de las 2 de la tarde para que los diputados y el compareciente estiraran las piernas-- y la falta de quórum una vez reinstalada la sesión, no arredraron al independiente Marcelo Ebrard, quien se le fue con todo al funcionario. Le recriminó el ``camino equivocado'', la tardanza del gobierno para reconocer que su estrategia frente al Congreso para resolver el Fobaproa ha sido ``equivocada'', y lo conminó al ``cambio de rumbo''.

Cuando Gurría volvió a defender la legalidad del Fondo, con varios ``estoy en desacuerdo con usted'', ``lo que usted dice es inaceptable'', ``¡se actuó con decisión!, ¡se actuó con oportunidad para evitar a México un mal mayor!'', Marcelo Ebrard le respondió llamándolo cínico y desvergonzado; ``¡venir a decirle al Congreso que no se violó la ley! ¡La propuesta del Presidente no va a pasar! ¡Dejen atrás su obcecación!''

El bronx entró nuevamente en escena. Esta vez para gritar ``camachito'' al diputado independiente. Alguien más exigió que retirara lo dicho, mientras el tapatío Francisco Morales se desgañitaba en improperios --según refirió un legislador vecino después-- que no alcanzaban a escucharse hasta el corral de la ignominia.

Los diputados que no regresaron para la segunda ronda --la mayoría, incluidos varios coordinadores parlamentarios-- se perdieron la parte más amena de la comparecencia. Los desplantes del perredista Alfonso Ramírez Cuéllar --``hay mucho país para tan poco Presidente.... es mucha la economía para tan poquísimo gabinete''--. La devolución --muy histriónica-- de parte de la información que la Secretaría de Hacienda ha hecho llegar a los diputados, y a la que calificó de ``basura''. Gurría sólo le respondió con un ``se envió lo que pidieron''.

Cuando Ramírez Cuéllar abandonó la tribuna, dejó sobre ella la carpeta con la información. Gurría pretendió que se la llevara, pero el perredista no aceptó la mano extendida. Lo que sí hizo fue poner en claro que la oposición quiere un acuerdo con el gobierno ``nadie puede solo'', pero implicaría ``ceder'', reconocer ``que hay otra salida'', ``errores'', ``pedir perdón'', ``fincar responsabilidades''.

Gurría pareció no escuchar. No hubo respuesta. Como tampoco la hubo a la propuesta --también de Ramírez Cuéllar-- de enviar una carta conjunta a Mariano Palacios, dirigente nacional del PRI, solicitándole que su partido pague los créditos que se le entregaron para financiar su campaña de 1994 y que fueron a dar al Fobaproa.

Pretendió que Gurría reconociera que ``fue un error'' que Ernesto Zedillo usara el avión de El Divino, que el PRI aceptara financiamiento a su campaña de varios banqueros hoy en problemas con la justicia, porque eso es corrupción.

Dado el golpe, los priístas empezaron a reaccionar --hasta entonces sólo habían atinado a gritar ``tiempo'' cuando el orador les resultaba molesto--. En vez de una carta a Mariano Palacios --reviró Jorge Estefan Chidiac--, ``yo le pediría que se la hiciera a Cuauhtémoc Cárdenas para que le pida que regrese de Japón, a ver si así empieza a gobernar el Distrito Federal''.

Gurría se fue como llegó, con su verdad.