La Jornada jueves 10 de septiembre de 1998

ECONOMIA: NUMEROS Y REALIDADES

En la comparecencia ante la Cámara de Diputados del secretario de Hacienda, José Angel Gurría, que tuvo lugar ayer, se evidenció el profundo desacuerdo que existe en el país acerca de la conducción económica vigente, de los actos del poder público ante la crisis económica que afecta al país desde 1994 y, acaso, de la noción misma de economía.

El discurso del funcionario responsable del manejo económico expresó nítidamente la percepción oficial --compartida en algunos círculos del sector privado y de las finanzas internacionales--, de que invariablemente el gobierno ha adoptado con plena legalidad y transparencia las medidas correctas --y las únicas posibles, según esta lógica-- para enfrentar la emergencia económica; que, en lo sustancial, el país avanza por el camino correcto y está en condiciones de enfrentar, con éxito, los cada vez más acentuados peligros de inestabilidad procedentes del exterior. Los desajustes internos --como las bruscas alzas en las tasas de interés en semanas recientes-- son, desde esta perspectiva, fenómenos pasajeros (como lo señalaron los subsecretarios Martín Werner y Santiago Levy antes de la comparecencia), y la economía nacional será capaz de lograr, a pesar de todo, metas de crecimiento menores a las previstas, pero aún satisfactorias. En cuanto al debate sobre el Fobaproa, la forma en que el titular de Hacienda se atrincheró en las posturas oficiales de siempre, pareciera indicar que el gobierno sigue considerando este asunto desde una mera perspectiva técnica y no se ha enterado de las vastas inconformidades políticas y sociales generadas por el rescate bancario y por la propuesta oficial para saldar las cuentas dudosas correspondientes.

Al margen de las numerosas sospechas surgidas sobre el manejo del Fobaproa, el empeño de las autoridades económicas por priorizar el cuidado y el fortalecimiento del sistema financiero contrasta con los señalamientos de la oposición sobre la terrible situación en que se encuentran la planta productiva, la pequeña y mediana empresa, los asalariados y, en general, la mayor parte de la población, que resiente ya las consecuencias de los tres recortes presupuestales consecutivos, el alza de las tasas de interés, la depreciación del peso frente al dólar, el repunte inflacionario y la contracción del crédito, fenómenos que se han traducido, en conjunto, en perceptibles indicios de recesión.

El diálogo de sordos que tuvo lugar ayer en San Lázaro entre el secretario de Hacienda y las fracciones opositoras refleja, a su vez, este desencuentro de percepciones y la existencia de ideas distintas de lo que es la economía: ejercicio numérico centrado en el sistema financiero o conjunto de actividades humanas dirigidas a lograr el bienestar general.