La Jornada 10 de septiembre de 1998

Zedillo evaluó los estragos en la entidad; se aplica el plan DN-III

Tapachula, Chis., 9 de septiembre Ť Incomunicación en decenas de comunidades, más de 650 mil personas sin energía eléctrica, destrucción de sistemas de agua potable, daños en la autopista que corre por la costa y 26 muertos confirmados -cifra que todo parece indicar aumentará sustancialmente--, representa parte del reporte del desastre provocado en Chiapas por las intensas lluvias de los últimos días y que recibió esta tarde el presidente Ernesto Zedillo a su llegada a esta ciudad. El mayor problema ante esta situación estriba en cómo hacer llegar la asistencia a aquellas familias que se encuentran en total aislamiento.

El propio mandatario ilustró este panorama, luego de reunirse en las instalaciones de la Novena Región Militar con funcionarios de los gobiernos estatal y federal para evaluar los estragos provocados por las tormentas. Ahí mismo, instruyó tanto al Ejército como a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y otras que disponen de equipo aéreo, para concentrarlo en la zona y usarlo para las labores de abasto en las comunidades que se encuentran incomunicadas.

Aunque ofreció que no se escatimarán recursos materiales para realizar las más urgentes reparaciones -sobre todo en el tendido eléctrico-- y restablecer las vías de comunicación, Ernesto Zedillo admitió que la lluvia ininterrumpida ha hecho imposible llegar a numerosos puntos, por lo que esas labores tomarán ``muchos días'' en algunos casos.

De acuerdo con lo que el propio titular del Ejecutivo informó anoche a los noticieros de televisión, las precipitaciones pluviales han afectado 26 municipios de la costa y sierra chiapanecas, en los cuales se encuentran miles de comunidades, ``y de ellas varias docenas son las más afectadas''. Dijo que operan bajo la coordinación de la Defensa Nacional más de 30 albergues, donde se alojan 8 mil 300 personas.

La situación en Chiapas es ``muy difícil y preocupante'', resumió el jefe de la Nación y ubicó el corte en la autopista costera y en la carretera libre de esa zona como lo medular del problema, porque ello impide el traslado tanto de víveres y medicinas, como de las cuadrillas de técnicos que deben hacer las reparaciones en los sistemas eléctricos y de agua potable.

``No tenemos problema de falta de medicinas ni alimentos'', precisó. El mayor obstáculo está en cómo hacerlos llegar a las zonas incomunicadas. Hay muchos trabajos urgentes que realizar, como la reposición de los postes de electricidad que se cayeron, pero es imposible trasladar los materiales que requieren las reparaciones, pues el paso se encuentra totalmente interrumpido.