La Jornada domingo 13 de septiembre de 1998

Fernando Benítez
Nuestros indios

Pablo González Casanova, en un extraordinario ensayo publicado en las páginas de este diario, asienta que entre las avanzadas de un movimiento de alcance mundial, desde la cultura maya y occidental, los indios de México no se proponen tomar el poder sino construir el poder, construir el mundo.

El proyecto de los indios, agrega, es un proyecto de resistencia histórica puesto al día y cuya contribución más original consiste en sustituir los compromisos liberales del pasado por compromisos democráticos que se respeten en el derecho y en los hechos.

Con gran convicción concluye que ``ahora y aquí para estudiar al país tenemos que estudiar a los indios, y para construir al país tenemos que construirlo con los indios''.

Cuánta razón tiene Pablo. Los indios de México son parte de nuestra comunidad pluricultural y multifacética. Los indios de México son el fiel de la balanza de nuestra posibilidad comunitaria. Como ha dicho Carlos Fuentes: ``No seremos hombres y mujeres justos si no compartimos la justicia con ellos. No seremos hombres y mujeres satisfechos si no compartimos el pan con ellos''.

México no puede ser sólo una de sus partes, sino todas ellas. Si en verdad aspiramos a ser portadores de una conciencia cultural pluralista no debemos permitir que nuestras zonas indígenas sigan muriendo poco a poco, víctimas del abuso, la injusticia, la soledad, la miseria, el alcohol. Ahí está el Ejército Zapatista para recordárnoslo.

La reforma del Estado mexicano pasa las etnias y su dolorosa marginación. Hace falta imaginación política, transformar la realidad. Implantar una política social que rebase las limitaciones del asistencialismo y la caridad; que ataque las causas estructurales de la miseria y el atraso en que se debaten las comunidades indígenas.