Aunque Wall Street --la mayor bolsa del mundo-- se ha recuperado en los últimos días, está sujeta a cambios casi constantes que provocan preocupación sobre el futuro de la economía internacional. En la prensa financiera, uno de los problemas de fondo que se menciona con mayor frecuencia es el debilitamiento de los grandes bancos, tanto norteamericanos como europeos, ya que ambos están en peligro por motivos diferentes.
Los bancos europeos han sido particularmente golpeados por la crisis rusa ya que, de acuerdo con el Financial Times, están en riesgo cerca de 72 mil millones de dólares en préstamos y otros adelantos extendidos a firmas financieras y al propio gobierno, todavía encabezado por Boris Yeltsin. Se teme que la devaluación del rublo desemboque a corto plazo en una suspensión de pagos sobre esta enorme deuda. Los riesgos, sin embargo, son aminorados por el hecho de que más de la mitad de los créditos fueron garantizados por agencias gubernamentales europeas, lo que hace improbable que algún banco europeo pudiera quebrar por el caos financiero que se experimenta en Moscú.
Los bancos estadunidenses también adelantaron fondos a diversas entidades rusas, pero en menores cantidades y por ello pudieron actuar rápidamente la semana pasada para reconocer sus pérdidas. Firmas destacadas como Salomon Smith Barney, Morgan Guaranty y Bankers Trust declararon pérdidas por varios centenares de millones de dólares, pero no están en peligro por ese motivo. No obstante, las acciones de todos los grandes bancos siguen bajando, perdiendo entre 8 y 10 por ciento de su valor en el último mes.
Voceros de las firmas bancarias estadunidenses, sin embargo, descuentan el efecto vodka sobre sus estados contables y afirman que en realidad sólo están preocupados por su situación en Latinoamérica. La razón es sencilla: los bancos estadunidenses son las firmas predominantes en el manejo de las finanzas internacionales de la mayoría de los países latinoamericanos, y los préstamos que han adelantado en la región son muchísimo mayores que sus compromisos en Rusia.
El mayor banco de Estados Unidos, el Citicorp, tiene un total de 15 mil millones de dólares en créditos pendientes en la región, de los cuales la mitad son con Brasil y México. La firma de Chase Manhattan Corp. ha prestado casi 14 mil millones de dólares en países de la región, y el Bank of America otros 11 mil millones. Una devaluación en Venezuela o Brasil representaría un grave peligro para la recuperación de estos fondos, y de allí la inquietud de los accionistas.
De hecho, la suma de compromisos de los bancos norteamericanos en América Latina comienza a ser similar al que tenían antes de la anterior gran crisis de la deuda de 1982. En total, hoy se trata de más de 76 mil millones de dólares que han extendido dichos bancos a empresas y gobiernos en la región. De allí que, como señala el Wall Street Journal, ``Rusia fue realmente menor en su impacto sobre los bancos de Estados Unidos: una crisis en cualquiera de los países latinoamericanos tendría un impacto mucho mayor''. Tal situación no puede pasarse por alto fácilmente ya que estos megabancos son piezas claves del sistema financiero del capitalismo a escala mundial. En efecto, lo que estamos observando en estas semanas es que las consecuencias de la globalización están regresando a casa, es decir, al propio Wall Street.