Corrupción en Hidalgo, denunció Sosa Castelán... y repartió embutes
Enrique Méndez Ť Sin ningún pudor, luego de que Gerardo Sosa Castelán terminara una conferencia en un hotel capitalino, su coordinador de prensa, Jorge Escobosa, distribuyó embutes por hasta 3 mil pesos entre la mayoría de los reporteros que asistieron a la reunión, con la consigna de ``cuidar'' al precandidato del PRI a la gubernatura de Hidalgo.
Apenas unos minutos antes, el ex rector de la universidad estatal había denunciado que en la entidad hay actos de corrupción, y acusó directamente a alcaldes quienes, presuntamente por instrucciones del gobernador, condicionan la entrega de despensas y recursos del Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) a cambio del voto a favor del diputado federal Manuel Angel Núñez Soto.
Incluso, el mismo Sosa Castelán aceptó que un candidato del PRI que gane las elecciones internas con fraudes y triquiñuelas no tendría la calidad moral suficiente para después pedir el voto a los ciudadanos en la jornada electoral de febrero próximo.
Más aún, en un intento por presentarse como un aspirante honesto, resaltó que a diferencia de él, los otros precandidatos no han explicado el origen de los recursos con los que han financiado sus campañas. El ex rector, a quien se le relaciona con grupos porriles de la misma universidad, refirió que al inicio de su actividad proselitista un grupo de amigos constituyó una asociación civil, registrada ante notario público, y que fue abierta una cuenta bancaria para depositar las contribuciones de sus simpatizantes.
``Pero no hay ningún compromiso con ellos'', resaltó en la conferencia de prensa convocada en un lujoso hotel de Paseo de la Reforma.
``Yo he llevado una campaña muy digna, ha sido la más ordenada, con publicidad seria y la más civilizada, con un financiamiento transparente, y estoy dispuesto a hacerlo público''.
Asimismo, aseveró que a él nadie le ha ayudado a impulsar su candidatura. ``No tengo padrinos ni alguien que me esté empujando'', dijo. También advirtió que el próximo domingo podría darse ``la compra de votos'', y aún expresó que ejercerá su derecho a protestar ante el partido ``si hay irregularidades''.
Durante la conferencia, a la que antecedió un desayuno para 40 reporteros --ante lo concurrido de la reunión fue necesario instalar dos mesas con 20 servicios más--, Sosa Castelán aseguró que los alcaldes y gobernadores aún no entienden que deben seguir el ejemplo del presidente Ernesto Zedillo, quien aseguró que había instruido al dirigente del PRI, Mariano Palacios Alcocer, para cortarle el dedo, en referencia a la elección del candidato a la Presidencia de la República en el año 2000.
``A ellos no sólo hay que cortarles los dedos, sino también las manos. Yo desterraría la compra del voto'', subrayó. Pero, como se vio más tarde, no estaría dispuesto a evitar la compra de reporteros.
--¿Qué va a pasar con los caciques en Hidalgo? --le preguntó uno de los reporteros.
--Si los había, si aún quedaban sus vestigios, este proceso los va a sepultar. Hoy dejamos atrás una historia de 69 años en los que estuvimos acostumbrados a la línea, para acceder a otra de plena democracia.
``Lo que debemos hacer es tener cuidado de que no influyan los neocacicazgos, que se crean por intereses económicos y políticos. Lo que sí quiero decir es que ni soy comerciante ni empresario, sino político por convicción, no por obsesión''.
Más adelante, consideró que su partido no ganará elecciones si no hay una renovación plena de sus cuadros y se consolida la democracia interna. ``Debemos cumplir con nuestros compromisos --agregó--, si queremos continuar en el poder. El PRI no es malo, lo que lo ha perjudicado es la actuación de quienes llegan al poder''.
Al concluir la conferencia dijo, en previsión a un posible fraude entre priístas el domingo, que ``vamos a estar atentos a los mapaches''. Ya de pie, ofreció a los reporteros que quisieran viajar a Pachuca, transporte y hospedaje en un hotel local. ``Ahí los vamos a atender''.
Luego, mientras se despedía de algunos de ellos, su jefe de prensa, Escobosa, comenzó a repartir sobres blancos con el dinero dentro. Todos los asistentes lo vieron. Un mesero, incluso, frunció el ceño como tratando de entender lo que ocurría.
Descubiertos, algunos reporteros sólo alcanzaron a musitar una disculpa, mientras se guardaban el embute: ``Ya no hay moral''. Pero ninguno de quienes lo recibieron regresó el sobre.