La Jornada Semanal, 20 de septiembre de 1998
Este acabó aquí su vasta carrera
¿Está, pues, todo determinado, oh ``Dios de los cementerios
pequeños''?
¿No tenía amigos? ¿Engañaba a los padres?
Iba por allí afuera, minúsculo cuerpo divertido
Sin abuso
¿Cómo acabar con un cuerpo valeroso y humildísimo
de ratón vivo y oscuro ante las
constelaciones
su pequeña medida no humilla
sino a aquéllos que
todo lo quieren inmenso
y sólo saben pensar en términos de hombre o
árbol
pues ciertamente este ratón destinó como supe
(y hasta
como no supe)
el milagro de las patas -¡tan junto al
hociquillo!-
que al final estaban justas, sirviendo muy
bien
para rasguñar, huir, asegurar el alimento, volver
atrás de
repente, cuando era necesario.
¿Pero quién sabe quién sabe cuando hay engaño
en los
escritorios del infierno? ¿Quién podrá decir
que no era para
príncipe o sojuzgador de pueblos
el ímpetu primero de esta
creación
insignificante para el mundo -con mundo en
ella?
¡Tantas preocupaciones a las amas de casa -y a los médicos-
él ocasionaba!
¿Cómo jugar al bien y al mal si éstos nos
faltan?
Algún rapazuelo entendió su vida tan impar
y pasó en
ella la rueda con que se aman
ojos en los ojos -víctima y
verdugo.
y ahora quieto,
acuoso, huele mal.
¿qué final ha de darse a este poema?
¿Romántico?
¿Clásico? ¿Regionalista?
muerto en pleno
ejercicio de su lira?
El corazón se torna luz
angélico se estremeció con la inesperada revelación y
emana del esquemático dibujo candor
y
recogida entre dos arcos está la virgen -al fondo
la sala
parece vacía- bajo la bóveda
donde ínfimos astros cintilan veo al
ángel
con su esplendor de alas doradas que trae
el dulce recado:
has de concebir y darás a luz a un hijo
que reinará
eternamente sobre la casa de jacob
retirado en
la celda dio vida a las celestiales criaturas
pero sólo él y la
golondrina oyeron el secreto
que dios mandó a gabriel
anunciar
Mario Cesariny (1923) ocupa un lugar central
en la poesía portuguesa de nuestro siglo. Su conocimiento de la obra
de Breton lo motivó a realizar experimentos radicales con la poesía
tomando como base el surrealismo. Su actitud subversiva ante la
tradición poética de su país ha ejercido una importante influencia en
las nuevas generaciones.
De entre los últimos libros que publicó el poeta portugués Al Berto
(1948-1997) está De la vida secreta de las imágenes, al que
pertenece el poema que aquí se reproduce. En él rinde homenaje a sus
pintores preferidos mediante el juego de inventarle una mirada a las
palabras.